Un hombre fue asesinado a primera hora de la mañana de ayer en la zona sur cuando se disponía a sacar su camioneta de un garage. La víctima fue abordada alrededor de las 7 por dos varones que se acercaron en una moto, y una de ellos le disparó en lo que, según primeros indicios de la investigación, fue un intento de asalto. Los pesquisas recogieron del lugar siete vainas servidas. El caso quedó a cargo del fiscal Gastón Ávila, quien ordenó las medidas de rigor al personal de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) para intentar dar con los homicidas.
La esposa de Patricio Díaz, asesinado en pasaje Maida y Estado de Israel, en la zona sur de Rosario, aseguró que el crimen fue producto de un intento de robo. Según su relato, su esposo se alistaba en el garaje de la vuelta de su casa para sacar la camioneta e ir a trabajar cuando fue atacado. El sábado la mujer había sido víctima de otro hecho de inseguridad.
“Como todas las mañanas estaba sacando la camioneta. Sentimos cinco disparos un vecino tocó el timbre y nos gritó. Cuando salimos con mi hijo lo encontramos tirado en el piso”, contó Cintia, quebrada en llanto. “Se llevaron el celular, la billetera, no sé. Lo mataron por nada y nos arruinaron la vida”. La pareja de la víctima repitió lo que dijeron algunos habitantes de esa zona de Tiro Suizo: que el hombre asesinado era un trabajador, conocido y querido en el barrio. “Tengo tres hijos, todos los vecinos nos conocen”.
Cintia insistió en que, como ahora, cuando la víctima fatal de un aparente intento de salto fue su esposo, la Policía no aparece por el barrio, pese a reiterados hechos de violencia que se suceden. Fue ella quien tuvo que subirse a la camioneta que la víctima no había alcanzado a sacar del garaje cuando lo abordaron, y así lo trasladó al Hospital Roque Sáenz Peña. Pero su vida se apagó antes de llegar al centro de salud por las graves heridas en cuello, abdomen y espalda.
A renglón seguido, se refirió a un asalto que sufrió el fin de semana. “Yo tengo una verdulería con mi hermana y el sábado entraron cuando estábamos por cerrar y me apuntaron con un revolver en la espalda. Nos llevaron el celular, la recaudación”.
Durante la charla con la prensa, la mujer se quejó : “Es un barrio abandonado, hacen lo que quieren. Acá la policía nunca llega”.
Por último, contó que su marido trabajaba desde los 16 años y había sido operado de un tumor cerebral el año pasado. “No me lo llevó el tumor y me lo llevó una bala”, cerró, visiblemente conmovida.
La suegra del fallecido contó que se dedicaba a la construcción y que la pareja tenía tres hijas de 7, 13 y 21 años. “Era contratista, tenía muchos empleados, todos lo querían. La hija iba a ir a buscar la chata, pero finalmente fue él”, contó otra habitante del barrio.