Horacio Rodríguez Larreta llevó su eventual plan económico y la interna de Juntos por el Cambio a Bariloche frente a los empresarios más influyentes del país. Su estrategia fue diferenciarse de las propuestas de Patricia Bullrich, a las que calificó de “bravuconadas inconducentes”. Pero en el fondo, las promesas fueron las mismas: desregulación de la economía, devaluación, reforma laboral y achicamiento del Estado.
“El cambio tiene que ser profundo”, definió el jefe de gobierno porteño y precandidato más publicitado de la coalición opositora en el cónclave de ceos que se desarrolla desde principios de esta semana y frente al cual desfilaros los principales dirigentes de la derecha.
Allí desfilaron Bullrich, Javier Milei, María Eugenia Vidal y ayer fue el turno de Rodríguez Larreta, quien estuvo acompañado por el economista Hernán Lacunza, eventual protagonista de su plan económico si es que llega a la Casa Rosada.
Lo que planteó fue un cambio de formas, no de las cuestiones de fondo. Dijo que “la madre de todas las batallas” es el déficit fiscal y prometió terminar con él. Habló de “bajar el gasto público y revisar línea por línea el presupuesto de todos los organismos estatales”; es decir recortar, cerrar, despedir y -por qué no- privatizar.
También puso como objetivo “reconstruir la independencia del Banco Central para ordenar la política monetaria”, y en este sentido habló de tener “un solo dólar” en el mercado, para lo cual va de suyo que la intención es concretar una brusca devaluación.
“El cepo se va lo antes posible. Un sólo dólar, claridad para todos, transparencia y previsibilidad. Pero difícilmente sea el primer día”, aclaró.
La diferencia con los discursos de sus antecesores en el atril pasó por allí, por las formas en que hará lo mismo que sus rivales propusieron. “Yo estoy para liderar un cambio real y duradero, no para bravuconadas inconducentes. Eso que quede para un reality show”, dijo en lo que fue un tiro por elevación a Bullrich y Milei, que ayer hablaron de “dinamitar” la economía como solución a los problemas de base.
Para Rodríguez Larreta, esas “soluciones mágicas no existen”. “Todos sabemos que la inflación no se resuelve con un eslogan ni la economía se estabiliza con una sola medida. A los problemas complejos, los atacamos solo con soluciones complejas”, fue la fórmula que propuso como salida.
Insistió con que “el cambio tiene que ser profundo” y que “para hacerlo, hay formas” que no son las de sus competidores. “Si lo queremos imponer a las trompadas, a los gritos, con agresiones, las chances de lograrlo son cero. No sólo porque ya lo probamos y no funcionó”, remarcó.
En este sentido, prometió diálogo “con gente que no coincidimos y nos incomoda a todos” y reconoció que “las reformas tienen que pasar por el Congreso”. “Se necesitan acuerdos. Este camino va a ser más difícil, pero yo sé que tenemos chances”, cerró.