Creo que hay una derechización de la sociedad argentina en los últimos años. Particularmente con respecto a la cuestión de género se puede ver el cambio de la posición de Patricia Bullrich con respecto al aborto y a determinadas causas de identidad de género y sexual. De todas formas, creo que esa derechización de la sociedad argentina habría que pensarla en contraste con otro tipo de derechas y de ultraderechas norteamericanas.

La derechización en Argentina tiene un componente fuertemente económico y las cuestiones que tienen que ver con el género claramente están y forman parte de una reacción a la oleada feminista de 2018, pero no son tan fuertes. Si uno escucha los discursos de Milei, los tópicos más privilegiados y sus enemigos son la casta, los zurdos, los kirchneristas, los planeros, y siempre proponen cuestiones que tienen que ver con la dolarización. No estoy diciendo que lo otro no exista, porque existe, y especialmente en sus seguidores e influencers libertarios, pero no es algo que termina de aprehender del todo en la sociedad argentina, y habría que pensar por qué.

Quizá también habría que pensar por qué es una sociedad que todavía es mucho más conservadora en un montón de cuestiones que otros países, y seguimos teniendo problemas indiscutibles referidos a los femicidios o a la desaparición de Tehuel, por ejemplo. Para estos sectores es más difícil sostener la idea de que hay exageraciones, obviamente que reitero lo hacen, pero no veo que el mainstream de derecha en Argentina insista tanto en esto como sí lo hacen los medios de derecha en los Estados Unidos, que incluso han llegado a poner el acento más en estas cuestiones que ellos llaman “las guerras culturales” que en, por ejemplo, el gasto de Biden. Eso marca que claramente ahí hay una diferencia.

Me parece que la derechización de la sociedad que sí podemos visualizar tiene más que ver con la cuestión económica y con el punitivismo, con un discurso que ya existía en Bullrich y que continuó con Berni, que nos habla de una suerte de demanda o de insatisfacción ciudadana que se pasa al punitivismo de mucha gente y es algo muy difícil de modificar, porque pareciera que ya se afianzó. El aumento de la intención de voto a Milei tiene que ver con esa insatisfacción, con lo que Cristina llama insatisfacción democrática que cubre, creo, principalmente la inestabilidad económica y la inseguridad.

Varias veces muchos líderes, pienso, por ejemplo, en Juan Grabois, insisten en que Milei capitaliza un descontento o una bronca y que ésa es la explicación de que aumente la intención de voto. Me parece que sí es condición necesaria, pero no suficiente, porque en otros momentos de la historia argentina, cuando hubo un descontento muy fuerte y un deterioro económico brutal, la gente no explotó por el lado de la derecha. Si uno piensa en el 2001, había más bien una tendencia de izquierda. Las grandes figuras que se erigían en una suerte de panteón, eran figuras de lucha popular, eran otro estilo que no tiene casi nada que ver con lo que estamos viendo ahora.

Además, la cuestión de la inestabilidad económica es una razón necesaria pero no suficiente. En otros países donde no estamos viendo estos niveles de inflación, de inestabilidad económica y de precarización, la derecha y también la ultraderecha creció muchísimo. Estoy hablando de Estados Unidos y de algunos países europeos, con lo cual reitero que plantear que el deterioro económico es condición suficiente para explicar por qué hay un giro a la derecha, es insuficiente.

Las razones por las cuales aparece la solución de la derecha es algo muy insondable y que tiene múltiples causas. Quizá tienen que ver con que efectivamente son una novedad en el panorama argentino, que han podido fortalecerse en las redes, que tienen modos de intervención y una seducción en los medios y en el espectador muy importante, que da soluciones rápidas y fáciles cuando los otros partidos no las dan porque, reitero, son nuevos. Obviamente es indudable el descalabro económico y la insatisfacción democrática, pero hay razones para decir que con eso solo no alcanza, hay que pensar en otras dimensiones.

Hay una masculinización de los votos de Milei, y es multicausal. Por un lado, hay una cuestión que tiene que ver con un ya viejo apoyo, en general, de las mujeres al peronismo o a sectores más vinculados con cierta intervención estatal o con cierta línea de centroizquierda si se quiere, pero particularmente el peronismo. Me parece que el tipo de liderazgo, el tipo de intervenciones que realiza Milei son más atractivas para cierto tipo de masculinidad y de virilidad por esta cosa de señalar a un chivo expiatorio, por esta cosa de la grandilocuencia, de la megalomanía, de ofrecer una suerte de comunidad posible, de un nosotros, valiéndose del enojo, no solamente por la precariedad económica, sino también, por otras frustraciones que tienen que ver con un momento histórico en el que los varones comienzan a ver interrogado su lugar en la sociedad con respecto al pasado y otro tipo de privilegios que tenían entre comillas por el simple hecho de ser varones.

Después hay otras explicaciones más psicoanalíticas o sofisticadas de gente como Zizek que plantea que, en realidad, esto tiene que ver con el narcisismo y con algunas identificaciones con los líderes que van hacia ese lugar. Hay muchas ficciones también que han trabajado este tipo de liderazgos, si se quiere desbocado, y el tipo de atracción que generan, un tipo de atracción que a veces puede rozar el nihilismo. Eso me parece que también puede formar parte de una cuestión psicológica, pero solamente señalo que son aproximaciones que se han hecho y que han pensado el fenómeno y han pensado qué se pone en juego en la psiquis o en la afectividad de los chicos que se acercan a este tipo de de movimientos políticos.

Hay otra cuestión, si se quiere más material, vinculada con los medios de comunicación por los cuales los libertarios y Milei pudieron transmitir su mensaje, que es Internet. Haber ocupado de una manera tan intensa los espacios de YouTube, Twitter, Twitch, haber tenido un gran manejo de esos espacios, que por ahí otras fuerzas políticas quizá no fueron tan exitosas en esos usos -aunque también existen-, fue algo muy exitoso por parte de los libertarios, que básicamente se propusieron llevar a cabo una batalla cultural, y las estrategias que utilizaron para poder captar adhesiones fue algo absolutamente pensado.

*Escritora y doctora en Letras