Desde Roma

El complicado y polémico tema del qué hacer con los migrantes que siguen llegando a Italia escapando de guerras y pobreza, está provocando discusiones y diferencias no sólo entre los partidos de centroizquierda y los de derecha sino también, curiosamente, entre los líderes de la alianza de derecha que está gobernando el país.

Una declaración de uno de los exponentes del gobierno, Francesco Lollobrigida (cuñado de Meloni), ministro de la Agricultura y de la Soberanía Alimentaria y miembro de Fratelli d’Italia, hizo estallar la rabia por sus palabras decididamente racistas referidas a los migrantes. “No podemos rendirnos a la idea de la sustitución étnica -dijo el martes en un encuentro con sindicalistas-. ¿Los italianos tienen menos hijos y por eso los sustituimos con otros? No creo que ese sea el camino”. Según Lollobrigida, se deberían estimular los nacimientos, que han llegado, según un reciente análisis del Instituto de Estadísticas de Italia (Istat), al mínimo histórico: menos de 7 nacimientos cada mil habitantes, mientras en otros países como por ejemplo Francia, en 2021 fue 11 cada mil habitantes.

Pero Italia tiene otros problemas que la derecha no quiere reconocer: la escasez de mano de obra joven y capacitada que las empresas denuncian cada día. Muchos jóvenes italianos han preferido irse a trabajar a otros países europeos porque en Italia las condiciones de trabajo son peores. Y a esto se agregan las diferencias que sufre el personal femenino que no siempre es tratado igual que los hombres Esto hace también que las mujeres no quieran tener hijos. A veces cuando una mujer se presenta en un nuevo trabajo le preguntan si tiene hijos y si la respuesta el sí, es probable que no consiga el trabajo. Una cosa más agrava la situación: dado que Italia es uno de los países más ancianos de Europa, se necesitan jóvenes que trabajen y paguen sus tasas al estado que con esto puede pagar a su vez las jubilaciones y los cuidados médicos de los ancianos. Traer migrantes para trabajar no es una mala idea, se dice en toda Europa. Pero la derecha no acepta estas propuestas.

El complot de la “sustitución étnica”

La expresión “sustitución étnica” que usó el ministro Lollobrigida, tiende a hacer pensar que los italianos son una “raza”, cosa que por supuesto no tiene ninguna fundamentación. Pero dado que la población italiana tiene un alto porcentaje de personas mayores de 75 años (11,7% de la población según Istat), la advertencia lanzada por sectores derechistas sobre los peligros de la “sustitución étnica” crea miedos en los ancianos y odios hacia los migrantes. Y crea además consenso (es decir votos a favor) hacia los que quieren teóricamente “proteger” a la población italiana

La insistencia sobre las diferencias raciales se hizo evidente durante el fascismo de Benito Mussolini. En 1938 se impusieron las llamadas “leyes raciales” que, como en la Alemania nazi, estaban dirigidas principalmente contra los judíos que fueron expulsados de sus casas y enviados a los campos de concentración por ser considerados peligrosos para la sociedad italiana. Y muchos fueron eliminados allí.

Pensar hoy, como creen muchos, que los italianos son una “raza pura” que hay que preservar es no conocer la historia de este país. El Imperio Romano, que fue la base original de Italia, estuvo integrado por latinos, griegos, etruscos, españoles, franceses, judíos, gente del norte de Africa, entre otros pueblos. ¿Y donde está entonces la pura “raza italiana”? Nadie en el mundo pertenece a una etnia pura. Todos somos una mezcla de etnias y culturas, como han demostrado antropólogos y sociólogos. Pero esto la derecha no lo acepta fácilmente.

Supremacismo blanco

“Son palabras de supremacismo blanco”, comentó Elly Schlein, la líder del principal partido de centroizquierda de Italia, el Partido Democrático, en relación a la frase del ministro Lollobrigida. “Son palabras indignas de parte de quien tiene un rol de ministro y que nos recuerdan la década del 1930 y vienen pronunciadas precisamente el día que el presidente de Italia, Sergio Mattarella, está visitando el campo de concentración de Auschwitz en Polonia”, añadió. “Espero poder sentir que el resto del gobierno se disocia de las palabras de Lollobrigida”, subrayó además durante la conferencia de prensa que hizo en la sede del partido. “A Lollobrigida le digo: no repita bestialidades de este tipo. Seremos más felices si nos ocupamos de los problemas del país y no del intento de repetir la historia”, agregó, aludiendo claramente a las diferencias raciales que estimuló el fascismo.

También el presidente del PD, Stefano Bonaccini, manifestó su desprecio. “Son palabras inadmisibles. Espero que se disculpe por el uso de esos términos. Y también tendría que explicar por qué el mismo ministro, hace algunas semanas, dijo que en los próximos años servirá medio millón de inmigrantes”, aludiendo tal vez a la escasez de mano de obra que enfatizan las empresas italianas.

La disputa entre Meloni y Salvini

La primera ministra Giorgia Meloni del partido Fratelli d’Italia, y el ministro de Infraestructuras y Transportes, Matteo Salvini, líder de La Liga han tenido varias diferencias últimamente aunque forman parte de la misma alianza de gobierno. Y según algunos analistas, las diferencias entre los dos partidos de derecha le podrían hacer perder consenso a Meloni en favor de Salvini. En los últimos meses el consenso de La Liga, según encuestas semanales, se había venido abajo pero ahora lo está retomando.

Las diferencias entre Meloni y Salvini están centradas en el decreto Cutro, la localidad de Sicilia donde dos días después del naufragio que costó la vida a más de 80 personas en febrero, el gobierno se reunió y decidió un decreto con una serie de medidas para afrontar a los migrantes. Medidas no maravillosas pero que ante la desgracia de las víctimas, el gobierno derechista se vio obligado a hacer un poquito más tiernas para evitar las reacciones populares. En efecto se hicieron manifestaciones en todo el país en memoria de los fallecidos, a favor de los migrantes y contra las insensibilidad del gobierno Meloni.

Ahora la Liga, que siempre fue antimigrantes, propuso medidas más duras que las que contiene el decreto, para limitar la llegada de los extranjeros y aliviar la responsabilidad del gobierno. Pero Fratelli d’Italia mira todos estos cambios que Salvini propone como una amenaza para el gobierno Meloni que en estos últimos meses se ha conquistado parte de la gloria. Según las últimas encuestas de Proger Index para un programa de la televisión La7, Fratelli d’Italia de Meloni detenta el 29,5% de las intenciones de voto, el PD el 20,3%, La Liga de Salvini el 8,9% y Forza Italia de Silvio Berlusconi el 6,5%.

Las decenas de cambios propuestos al decreto de Cruto deberían convertirse en ley en las próximas semanas, si son aprobadas por las dos cámaras del Parlamento. La oposición de centroizquierda al gobierno de Meloni, se opone a las medidas limitativas que contiene el decreto y está dando su batalla en el Parlamento mientras esta semana fueron organizadas varias manifestaciones en el país contra las iniciativas antiinmigrantes de ese decreto.

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