Ni una duda cabe que a Albert King le cabe una tercera parte en la famosa trilogía de los "reyes" negros del blues -junto a B.B.y Freddie- si es que se habla de guitarra. Y si es que se habla también de tipos que trasvasaron el aura de las plantas de algodón y los cantos góspel a un sonido eléctrico que influiría a los más grandes guitarristas de rock and roll (de Jimi Hendrix a Eric Clapton, y todo lo que se quiera en medio). Bien, Albert cumpliría 100 años el 25 de abril y ya no está (murió en diciembre del 92’), pero revive cada vez que pinta blues. Este jueves 20 de abril, por caso, cuando a partir de las 20 horas, en Bebop (Uriarte 1658), empiece a sonar una guitarra que le rinde tributo: la de Stephen Hull

Albert King es mi mayor influencia y trato de honrar su vida tocando su música. Es más, cuando comencé a tocar quería sonar como él, alguien que ha influido en la vida y la música de tanta gente, además”, señala Hull, que activará el “Albert King Day” junto a una banda criolla conformada por Gustavo Rubinsztein, en bajo; Gabriel Cabiaglia, en batería; Eduardo Manenti, en trombón; Juan Kaplenbach, en saxos; y Gustavo Doreste, en piano y teclados. “Si bien no diría que conozco a la perfección el estilo de Albert, sí me considero un alumno de su magistral enseñanza. Aprendo de él cada día, y por eso planteé mis shows en la Argentina como ninguno que haya hecho antes en cualquier parte del mundo. La idea es tocar varios de los grandes éxitos de Albert que abarcaron su larga carrera, acompañado por algunos de los mejores músicos de América del Sur. Por lo demás, la verdad es que no sé mucho sobre la Argentina más allá de lo que se enseña en la educación estándar de Estados Unido, pero entiendo que el país es hermoso y que está lleno de gente hermosa, que estoy muy emocionado de conocer”.

-¿Por dónde pensás empezar?

-Pues, bueno, lamentablemente no tendré mucho tiempo libre, pero quiero comer un buen asado y probar los excelentes vinos argentinos. Espero con ansiedad esto porque en Wisconsin, el lugar en que vivo, hay muchas cosas para hacer: ir a las playas del lago Michigan en verano, jugar con la nieve en invierno y tomar cerveza todo el año… pero asado y vino, bueno, no es lo que prima (risas).

La elección de los músicos que acompañarán a Hull, la realizó Mariano Cardozo -su manager-,  por supuesto basado por el conocimiento que tienen los elegidos de la obra de King. “La verdad es que tampoco sé mucho del blues que se toca en la Argentina”, se sincera el guitarrista. “Pero sí conozco a Pappo, que tocó con B.B, King en el Madison Square Garden, y aquí en Chicago ahora hay un argentino llamado Iván Singh que está muy valorado. De hecho, cuenta con el apoyo incondicional de Buddy Guy”.

Hull, que desde 2018 lidera una agrupación de corte blusero llamada Stephen Hull Experience (Victor Reid, en batería + Sam Winternheimer, en bajo) se formó en una familia más bien asentada en el sonido Motown. “A mis padres le gustaban todas esas músicas y a mi hermano el metal, pero hice algo ahí… si bien a él no lo he convencido de que se pase al lado del blues, mis padres se convirtieron en fanáticos del género”, ríe Hull, cuyo comienzo en la guitarra ocurrió a los 15 años, y hoy cuenta con un repertorio de 250 canciones. “En realidad, me inicié tocando piano, pero me pasé a la guitarra precisamente por culpa del blues, porque es una música que le habla a mi alma de una manera que ninguna otra música puede hacerlo. Además, la guitarra se convirtió en mi válvula de escape perfecta”.

-¿Cuáles son tus referencias principales dentro del género, además de Albert King?

-La lista es muy larga, pero podría nombrar tres. Uno es B.B. King, por su increíble carrera y sus actuaciones. Creo yo que fue el primer músico de blues con el que me familiaricé. Otro es Lightnin Hopkins, quien fue capaz de poner mucha perspectiva en el blues para mí, con su estilo particular de tocar. Y el tercero es Jontavious Willis, un músico que se ha tomado el tiempo de enseñarme mucho sobre la música blues, la historia y la cultura.

La tierra base de Hull es la ciudad estadounidense de Wisconsin, donde paradojalmente el blues es cosa más de blancos que de negros. “Es lo que aparece en la superficie, sí”, ratifica él. “Aunque habría que profundizar más en lo que realmente podemos llamar blues y quién realmente lo toca. En mi caso, diría que parece que más gente blanca está tocando blues porque la gente negra ha progresado naturalmente hacia otros géneros”.

-¿Qué lugar ocupa la impronta de Albert King en ese crecimiento de la escena de blues que marcás?

-Bueno, no diría que Albert o el blues en general sean el enfoque principal en mi ciudad, hoy, pero sí  se ve un renacer y yo estoy colaborando con eso. De hecho, uno de mis objetivos es traer más conciencia y juventud a la música blues, y algo de eso está pasando.