El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, fue reelegido este miércoles para un segundo y último mandato de cinco años. Díaz-Canel, de 62 años, sumó el 97,66 por ciento de los votos de los diputados en la jornada de constitución de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), el máximo órgano legislativo del país. Ingeniero electrónico de 62 años, Díaz Canel sucedió en el poder a los hermanos Fidel y Raúl Castro, que ostentaron la presidencia desde el triunfo de la revolución que en 1959 derrocó al dictador Fulgencio Batista, apoyado por Estados Unidos.
Díaz-Canel, quien encabezaba la única candidatura propuesta por la presidencia de la ANPP, contó con el apoyo de 459 de los 462 diputados presentes, según el recuento oficial ofrecido por el Consejo Electoral Nacional. Como vicepresidente resultó también reelecto Salvador Valdés Mesa, quien ya había ocupado el segundo puesto del Ejecutivo en la primera legislatura de Díaz-Canel.
Apenas fue designado, Díaz-Canel propuso a la ANPP como primer ministro a Manuel Marrero Cruz, quien ocupó ese cargo en los últimos cinco años. El primer mandato de ambos estuvo marcado por la grave crisis que atraviesa el país, por la combinación de las consecuencias de la pandemia, el endurecimiento de las sanciones estadounidenses y los errores en la política económica y monetaria interna.
En la sesión la ANPP también votó a los 21 integrantes del Consejo de Estado, que constituye la directiva de la Asamblea Nacional. De esos 21 miembros del Consejo, diez son nuevos integrantes, "figuras relevantes del escenario social cubano, como científicos, deportistas, personal de salud, o representantes de los distintos niveles de gobierno", señaló la agencia Prensa Latina.
El diputado Esteban Lazo, de 79 años, fue ratificado como presidente de la Asamblea Nacional y Ana María Mari Machado, de 59 años, seguirá en la vicepresidencia del cuerpo. Las designaciones coincidieron con el 62º aniversario de "la victoria del pueblo en Playa Girón", en referencia al rechazo al intento de invasión de parte de paramilitares respaldados por Estados Unidos que buscaron desembarcar en Bahía de los Cochinos, según destacó la presidencia cubana en su cuenta de Twitter.
Avances y retrocesos
Díaz-Canel emprendió en 2018 la tarea de acelerar la reforma económica iniciada por su antecesor y mentor político Raúl Castro, cuando la crisis en la isla iba agravándose. A principios de 2021 implementó una reforma monetaria que terminó con la tasa de un dólar por un peso cubano que había prevalecido por décadas y provocaba fuertes distorsiones en la economía, aunque el mayor trastorno seguía siendo el duro bloqueo que le impedía crecer o acercarse a cierta estabilidad.
También impulsó el trabajo independiente y habilitó a las pymes, pero esas medidas no resultaron suficientes para lograr prosperidad. La reforma monetaria provocó una espiral inflacionaria y una fuerte devaluación que paulatinamente fueron erosionando el poder adquisitivo de la población. La moneda se disparó en dos años de 24 a 120 pesos por dólar en la tasa oficial, mientras que en el mercado negro se cotiza a 185 pesos por divisa.
Actualmente Cuba atraviesa su peor crisis económica en 30 años, con escasez de alimentos, medicinas y combustible, debido al endurecimiento del embargo estadounidense, vigente desde 1962, y los efectos de la pandemia de covid-19 que el Ejecutivo logró controlar con tres vacunas nacionales que fueron motivo de orgullo nacional y mundial. "Me siento insatisfecho por no haber podido promover un grupo de acciones que sean más eficientes, más eficaces, en la solución de esos problemas", lamentó Díaz-Canel durante una reciente entrevista con el canal de televisión panárabe Al Mayadeen.
La alta migración de los jóvenes
Frente al Parlamento, Díaz-Canel subrayó este miércoles que "los cubanos hemos aprendido a no darnos por vencidos, porque no vemos en la dificultad un obstáculo, sino un desafío". Además, refiriéndose al bloqueo estadounidense, dijo que Cuba mantiene su disposición al diálogo pero aclaró que debe darse "sin presiones ni condicionamientos".
El presidente cubano reconoció la elevada migración que sufre el país, sobre todo de jóvenes, y pidió evitar la "politización con la que trafica el enemigo". Díaz-Canel abogó por mejorar la relación con los cubanos residentes en el exterior y expresó que el país aspira "simplemente a que respeten el suelo que los vio nacer y los formó con amor". Sin embargo, acotó que no hablaba de "los que han vendido su alma al diablo", sino de los que "viviendo en cualquier lugar del mundo conservan el amor por su país".
"Contamos con esos cubanos que no se avergüenzan con sus orígenes para ayudar a sostener la nación", manifestó en un discurso en el que también criticó a Washington por "reforzar" el embargo económico durante la pandemia y por "alentar protestas callejeras" en la isla. El recién reelegido presidente agradeció a su vez a los jóvenes cubanos que "sostienen esta revolución y el sueño de lo que hacemos y haremos en el futuro".
Cuba experimentó una fuerte pérdida de jóvenes en edad productiva en los últimos meses, algo que se explica, en buena medida, por el éxodo migratorio sin precedentes que vive el país. Sólo el año pasado, las autoridades de EE.UU. interceptaron a más de 313 mil cubanos en su frontera sur con México.