Es conocida la historia detrás de Gurka (un frío como el agua, seco...). Vicente Zito Lema escribió esta obra --estrenada en 1988, con dirección de Norman Briski-- sobre la base de sus intercambios con Miguelito, un excombatiente de Malvinas que conoció en el Hospital Borda. El año pasado, en el 40° aniversario de la guerra, el poeta y dramaturgo decidió retomarla. Con una actriz, Nara Carreira, en el rol de Miguelito, el espectáculo tomó otro sentido y pasó a llamarse Las islas en el manicomio. El 4 de diciembre de 2022, Zito Lema murió. A partir de entonces se hicieron funciones en su homenaje, como la de este 5, 12 y 19 de mayo en el Centro Cultural Caras y Caretas (Venezuela 330).

"Todo este año va a ser de homenajes. Estamos queriendo montar Eva Perón resucitada y la última obra que hicimos, Querida patria... o la fusilación del general Valle. Es tenerlo presente, cerca, resucitarlo a él también. Siempre lo vamos a necesitar como motor", dice a Página/12 Carreira, quien actuó en muchas de las obras de Zito Lema. El papá de la actriz y el poeta eran amigos, compartían estudio jurídico --entre tantas cosas, Zito Lema era también abogado--. Juntos defendían a los presos de Trelew. Así que el autor tuvo a Carreira en brazos cuando era una beba.

En una entrevista con Radio Caput, él contó que cuando regresó del exilio en Holanda retomó el taller de periodismo y literatura que daba en el Borda. A mediados de los ochenta, uno de los hombres allí internados le contó que había peleado en Malvinas y que al regresar había sido abandonado en el manicomio. En el momento en que se desarrolló el conflicto bélico el periodista y docente estaba en Europa y formaba parte de un comité de derechos humanos, que integraban también Julio Cortázar y David Viñas. A los 40 años de la guerra decidió retomar este texto emblemático. Estrenó, con otro nombre, en Hasta Trilce.

"El cuenta que entrevistó por cuatro años a Miguelito, que iba a su casa, porque podía salir los fines de semana. Y hacía tareas de cadete para la Asociación de Actores", comenta Carreira. Todavía habla de Vicente en presente. "Le iba preguntando cosas, tomando notas. Se ve muy plasmado en la escritura. Vicente creó algo que nombró 'antropología teatral poética'. Todas sus obras surgen de datos fidedignos. De entrevistas directas a personas, relacionadas con el tema, que lo han vivido, de notas, grabaciones. A partir de eso él ficciona, con una base muy sólida."

El manicomio aparece en la obra como una representación de todas las instituciones de castigo que "destruyen diariamente el cuerpo y el alma"; el espacio que muestra "la crueldad de la sociedad, la humillación de los sectores más humildes, la manera en que la violencia y la avaricia aniquilan los vínculos amorosos", plantea la sinopsis. "Vicente denuncia todas las instituciones de exclusión. Hablamos de terrorismo de Estado, pero al mismo tiempo, de todas las otras heridas de nuestra sociedad. Que exista ese terrorismo ha permitido que existan instituciones de reclusión mental. La pobreza es otro ámbito de exclusión y terror. Miguelito no sólo es un excombatiente. Ha crecido en un orfanato, por ser hijo de una familia múltiple, después vivió en la calle y fue tomado para ser soldado. Vicente hace una denuncia sobre todos estos seres marginales utilizados como carne de cañón", analiza Carreira. Al volver de la guerra, Miguelito presentó un cuadro psicótico y fue internado en el neuropsiquiátrico de Barracas.

"El año pasado Vicente me dijo de reflotar Gurka. 'Me gustaría hacerlo con vos', me dijo, y me encantó la idea. En un principio yo pensaba que no iba a poder hacer esto nunca, porque es un excombatiente, varón. Vicente me dijo que quería dar lugar a las excombatientes mujeres, que quería hacer un personaje sin género definido, que uno lo viera y no se supiera bien qué es, si hombre o mujer", detalla Carreira. "Es una necesidad de la época. Además, en los últimos tiempos empezó a aparecer mucho más la pregunta de quiénes son las mujeres de Malvinas. ¿Por qué no se les dio espacio? ¿Por qué no se habla de ellas?", completa la actriz.

Las islas en el manicomio



La obra, como otras del autor --quien, además, la dirigía-- se desarrolla como un sueño. "No sabemos si estamos en las islas, en el patio del Borda; dónde están estos personajes que dialogan y juegan y se interesan el uno por el otro." Carreira es Miguelito --personaje "enternecedor, violento, delirante"-- y Miguel Wahren encarna a Vicente, que subía al escenario para hacer de sí mismo. Hay música, con May Re (canto), Alicia Mazzieri (piano) y Daniela Augurio (contrabajo). "Miguel nos acompañó durante las últimas funciones por las dudas de que Vicente no pudiera hacerla. Estaba todo dolorido, llegaba al teatro y no se sabía si iba a poder hacer la función. Pero subía al escenario y se olvidaba de todo."

"Vicente es un maestro en poder hacer del horror belleza. Si no, ¿cómo hacemos para estar en contacto con estas cosas, que han ocurrido y que es necesario tener presentes para que no vuelvan a ocurrir? Se trata de mirar hacia atrás para aprender de lo que no queremos más. Siempre ha hablado de sus amigos muertos y desaparecidos, del huir, exiliarse, del volver, y en democracia siguió hablando de desgracias como las de Darío y Maxi y Santiago Maldonado. Siempre se ha visto con un compromiso de hablar de las cosas que se tapan o de las que no se quiere hablar", lo recuerda Carreira.

Lo define también como un "visionario". La última obra suya que se montó fue Querida patria... o la fusilación del general Valle. "Después de que hicimos Las islas... quiso hablar de la violencia porque sentía que en el discurso público había un enorme permiso para ejercerla. 'En cualquier momento tenemos una desgracia con uno de nuestros dirigentes', anticipó. Y después pasó lo de Cristina. Era como un termómetro social; sentía que no se estaban censurando las expresiones de violencia y las declaraciones de odio", revela la intérprete. Querida patria... estrenó el 25 de noviembre. Zito Lema murió días después. Vio el espectáculo desde su casa, por una transmisión online

"Siempre decía que la locura era un refugio. Que muchas veces se tejía como un lenguaje para poder interactuar con un mundo con el cual no se podía interactuar más", cierra la actriz. Una de las preguntas que Zito Lema se hacía era "qué podemos hacer con el amor ante el sufrimiento de otro". Y una de las respuestas es, sin dudas, esta obra que dejó.