En plena pandemia, a mediados de 2020, Rocío Bernardiner se encontraba en su casa de Banfield desesperada por salir a tocar, ensayar y grabar música. La manija era muy fuerte, pero era imposible en esos días juntarse con sus compañeras de Amor Elefante, el trío de indie pop de la zona sur que llegó a participar en 2021 de las sesiones KEXP.
Entonces, para aplacar la manija, se puso a experimentar y a grabar unas maquetas en la computadora de su casa. “Empecé a grabar canciones sin saber qué iba a pasar. Y encontré que algunas estaban más en otra clave, como que tenían sonidos que venían de otro lado”, le cuenta al NO la cantante y compositora.
Esos nuevos sonidos provenían, en verdad, de la música urbana. Rap, trap, afrobeat y reggaetón, géneros que no tenían lugar en el trío. Por esa y otras razones nació Kaixara, el proyecto solista de Rocío Bernardiner, que a fines del año pasado lanzó su primer disco, Animales espirituales.
“En realidad yo había hecho unos reggaetones en 2017, una aproximación al género, y me habían quedado grabados, pero no los saqué ni nada”, precisa la artista sobre la génesis del proyecto. Y confiesa, también, que en algún momento del período pandémico sintió la necesidad de encontrar a algún productor que la ayudara con las canciones: "Sola no iba a poder llevarlas al nivel que yo pretendía”.
Entonces, por recomendación de su amigo Juanchi Manchi de Los Reyes del Falsete, convocó a Facundo Fiorentino (Duki, Valen Madanes), productor musical de la escena urbana que se sumó al armado de las canciones del álbum. “Le escribí y me respondió a los cinco minutos. Le pasé dos o tres temas y esa misma semana nos juntamos”, dice.
La idea inicial era hacer tres canciones. Las primeras que salieron fueron el reggaetón Caliyu, el trap de amor Lindura y Todo el hielo: “Ahí ya me cebé e hice más, tenía la necesidad de seguir grabando. Y ahí se armaron un montón de canciones, redujimos la cantidad que estaba en el disco”, explica. Y adelanta que planea lanzar nuevos singles pronto y presentar el disco a mitad de año.
► Creaciones autodidácticas
El resultado final fue Animales espirituales, un conjunto de diez canciones con pulso urbano y bailable, pero que conectan con lugares profundos. En Todo el hielo, por ejemplo, canta: "Lo que no sirve dejalo ir, deja entrar lo que va a venir/ Eso es pasado dejalo ya, mira el presente aquí es donde estás".
“La hice re en pandemia esa canción”, recuerda. “Las canciones siempre me vienen a enseñar algo de mí misma que yo no sé, y a veces me sirven de terapia. Creo que en ese momento estaba queriendo que las cosas fueran de otra manera. No sé si por la pandemia en particular o porque con nuestra banda no estábamos tocando tanto. En realidad, lo que me estaba diciendo era ‘La vida es esto que tenés ahora’. Todo lo demás es pasado o futuro, y no está. Lo único que tenemos es el ahora, por más que suene a cliché. Es re difícil estar presente. Tengo una búsqueda muy grande en mi vida por estar presente”.
--¿Hacía mucho que venías enganchada con la música urbana, como el reggaetón?
--Hay algo de todo ese universo que me interpela un montón, y algo que no. Me gustan mucho las melodías. Siento que hay cantantes que me interesan, como Ozuna o Rauw Alejandro. Yo me enganché más tarde, no soy de la época de Daddy Yankee y Don Omar, soy de la segunda ola. En la primera ola estaba yendo a ver a El Mató, estaba en el indie local. Me acuerdo de escuchar El farsante de Ozuna y flashearla con la melodía. Es como un trap, pero lo que pasa arriba es como Juan Luis Guerra, es muy melódico. Y eso me gusta mucho del género. Después hay veces que no me interpelan tanto las letras. Pero musicalmente me encanta. Siempre me gustó mucho el rap, siempre rapeé. Amor Elefante tiene algunos momentos de rap, pero no había mucho lugar para eso.
--¿Fue un desafío volcar estos sonidos y esta estética a un proyecto nuevo por fuera de Amor Elefante?
--Sí, para mí fue también romper con muchos prejuicios. También por venir de un lugar tan distinto, del indie pop, que tiene otra manera de trabajar y gestionar la música. Fue un giro de 180 grados y lo sigue siendo, porque sigo poniéndole mucha energía al proyecto y tengo muchas ganas de salir a tocar. También tengo que transformarme permanentemente para poder estar a la altura del proyecto.
--¿En qué sentido?
--Estoy acostumbrada a subirme al escenario con una guitarra, y en Amor Elefante no es que hay una frontman: es una banda, somos las tres. Pero yo acá estoy todo el tiempo al palo, hago las voces graves y agudas, estoy sola con un micrófono. Entonces es un montón. Pero me encanta, siento que tengo que evolucionar como artista.
--¿También buscaste una nueva estética visual?
-Tengo varios bastiones. Facu me ayuda en la parte musical. Estoy en un sello, Pande Records, y Juampi, que es el dueño, me aporta más la mirada sobre qué tengo que hacer. La estética y la dirección creativa la estoy trabajando con Federico Castellón Arrieta, que es un estilista y vestuarista que viste a Los Besos. Toda la propuesta de Kaixara es bastante loca para mí, como persona.
La estética de Kaixara construye un imaginario que combina un universo futurista con la armonía de la tierra. “La Pachamama y la tecnología”, precisa. En el video de la canción Animales espirituales, por ejemplo, una manada de caballos salvajes galopa libre mientras suena un beat electrónico y Kaixara baila alrededor del fuego.
“A veces no soy tan consciente de lo que canto. Cuando lo escuché, me parecía un montón lo de ‘animales espirituales’, me daba un poco de vergüenza”, concede. “Pero a medida que fuimos trabajando con Facu y Fede me di cuenta de que tenía que hacerme cargo de algunas cosas. Cuando estás en una banda las visiones son algo más compartidas. Y tu visión se tiñe de la visión de tus compañeros”.
“La banda se vuelve como un ser vivo que no podés controlar –continúa-. Y ahora que estoy sola tengo que hacerme cargo de mis facetas. Como me estoy acercando también a un género con mi expresividad y tratando de ser libre, también me parece que no voy tampoco por la lírica que está más impuesta en el género”.
► "La escena se amplió"
Que la música urbana está en auge en todo el mundo no es ninguna novedad. De hecho, artistas locales como Duki, Nicki Nicole, Bizarrap y Paulo Londra encabezan los rankings a nivel global y son una referencia para otros músicos del género urbano. Kaixara dice que la movida le interesa mucho y que le gustaría dialogar más con esta escena e ingresar en el circuito.
“Veo también que la escena se amplió y que hay muchos proyectos que están más cerca del lugar en el que estoy yo ahora. Hay muchos artistas que están haciendo una cosa más hibrida y eso me interesa”, sostiene ella y menciona a nombres como Fermín, Clara Cava, Lara 91k y el español Rusowsky.
“También me interesan Ca7riel y Paco Amoroso, y Dillom, porque me parece que se acercan a los géneros pero no lo hacen de manual y es re interesante el resultado. O Milo J, un pibe de 16 años que es de zona oeste y la rompe”, precisa. “Todo lo que sea para crecer y para que mi música la escuche más gente y poder tocar en más lugares siempre me convoca”.