En la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) existe, desde hace treinta años, la primera materia de grado de género en América Latina: Introducción a los Estudios de Género. Es optativa y la cursan ciento cuarenta personas por cuatrimestre. La demanda es tan alta que se va a ampliar el cupo disponible debido a que en el último año las plazas disponibles se llenaron en las primeras horas del primer día de inscripción. Por eso, a partir de ahora habrá espacio para doscientos diez estudiantes. Hace pocas semanas se llevó a la reunión del Consejo Directivo la propuesta de que esta materia pase a ser obligatoria.
Hoy en día resulta de interés público la atención a mujeres en situación de violencia y la necesidad de exigir capacitación en géneros y sexualidades para garantizar el correcto acompañamiento de estas situaciones. Como coordinadora de la Red de Psicólogxs Feministas, ex alumna de la Cátedra y actual docente, puedo afirmar que también buscan profesionales feministas muchas personas que, a causa de su género, orientación, expresión de género o adopción de modos de relacionarse por fuera de la heteronorma o de la monogamia, han encontrado atención terapéutica que no contempla esta escucha y mirada.
Creemos, sabemos y sostenemos que es necesario visibilizar los modos de padecimiento asociados a relaciones de opresión basadas en los géneros y las sexualidades para atender a la demanda de espacios terapéuticos libres de discriminación, misoginia, homolesbobitransodio, culpabilización y revictimización. Sabemos que, de otro modo, estaríamos contribuyendo a la construcción de espacios iatrogénicos de atención psicológica ya que lo personal es político. El imaginario social patriarcal produce subjetividades generizadas desigualadas y son los estudios de género y la teoría queer que han revitalizado la teoría psicoanalítica y otras teorías psicológicas en su reformulación para que entren las femineidades y masculinidades actuales en sus múltiples expresiones y diversidades.
Debemos poder escuchar los padecimientos, costos y malestares asociados a los discursos y tecnologías normalizadoras. No queremos ser parte de una práctica psicológica que excluya, discrimine, patologice o violente a quienes nos consultan, por lo que proponemos la de-construcción y re-construcción de categorías sobre “lo femenino” y “lo masculino”. Y, por sobre todas las cosas, sabemos que no estamos solas y que juntas podemos más: en las calles, en los consultorios y en la academia. Por eso es que hoy pedimos que nos acompañen para que esta necesidad se concrete en un derecho, para que esta materia sea obligatoria, con sus firmas y con sus voces.
La autora es coordinadora y cofundadora de la Red de Profesionales Feministas. Docente de la Cátedra Introducción a los Estudios de Género, de la Facultad de Psicología de la UBA.