Descompresión, paño frío y, ahora, a reordenar y dar de nuevo: la cumbre del PJ post renunciamiento de Alberto Fernández dejó sabor a poco --no duró más de 30 minutos y solo se definieron formalidades-- pero funcionó, por un lado, para escenificar al reconocimiento de todo el arco peronista a la decisión del Presidente y, por el otro, para habilitar un ordenamiento interno de cara a las elecciones. Fue también un disparo de largada para los dirigentes que ya estaban probándose el traje de candidatos, aunque con una advertencia: la pelota ahora está del lado de Cristina Fernández de Kirchner. La expectativa, durante los próximos días, girará en torno a la respuesta de la vicepresidenta y si, finalmente, anunciará un sucesor o si, en cambio, será ella misma quien se calce el traje de candidata. Sea o no ella, en el kirchnerismo no quieren saber nada con una PASO --la amenaza del dedo de CFK que Fernández quería evitar es, en efecto, una bandera del cristinismo-- y gran parte de la discusión electoral de acá al Congreso partidario --señalado para el 16 de mayo-- girará en torno a este punto.
La reunión del consejo del PJ comenzó pasadas las 18 apenas Alberto Fernández ingresó al edificio de la calle Matheu junto al jefe de Gabinete, Agustín Rossi, el secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello, y la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz. Habían pasado apenas unas horas desde que el Presidente había anunciado oficialmente que no iría por la reelección y el ambiente estaba cargado por la expectativa de un encuentro en el que participarían todes les dirigentes que, hace meses, venían machacando con que se bajara. Un día antes del anuncio, incluso, el kirchnerismo ya estaba afilándose los colmillos para arremeter con el mismo tema en la cumbre del PJ. No hizo falta: el Presidente se les anticipó y, finalmente, el encuentro terminó solo cumpliendo con el ritual de definir la fecha del congreso partidario. "Ese va a ser el día que todo va echar chispas", coincidieron dos dirigentes frentetodistas, ya que aquella será la fecha en la que se definirá la conformación de alianzas y las reglas de juego electorales.
El primero en hablar fue Alberto Fernández, quien repitió, palabras más palabras menos, lo que había anunciado en el video de 7 minutos. Habló de unidad y de que él estaba dispuesto a hacer "todo lo necesario" para que el Frente de Todos ganara las elecciones en octubre. Después, silencio. Nadie quiso tomar la palabra, ni los más combativos --como el ministro Eduardo "Wado" de Pedro, el secretario general de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky o el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni-- ni los propios. Ninguno de los mensajes de reconocimiento y agradecimiento que pulularon en las redes sociales se trasladó a la sala del segundo piso del edificio del PJ nacional. El clima, según coincidieron muches participantes, era frío. Pasó el tiempo y pidió la palabra la intendenta rionegrina María Emilia Soria por un problema referido al sello del PJ en la provincia. Después lo hizo una dirigenta salteña, Adriana Pérez, por un tema similar. No hubo más oradores. "No tenía sentido seguir discutiendo, es como patear a un perro muerto", reflexionó un dirigente kirchnerista.
Pasados los 30 minutos, las puertas se abrieron y la mayoría de les participantes piraron: el canciller Santiago Cafiero, la ministra de Trabajo Kelly Olmos, el triunviro de la CGT, Héctor Daer, el secretario general de Suterh, Víctor Santa María, entre otros. Había también una tríada de gobernadores --Ricardo Quintela, Raúl Jalil y Alicia Kirchner-- que apagó el zoom. Se quedaron unos pocos que decidieron encabezar una improvisada conferencia de prensa fuera del edificio. El encargado en tomar la palabra fue el gobernador bonaerense, Axel Kicillof: "Fue una buena reunión para cumplir con los requisitos que pide el partido. Ha transcurrido en base al acuerdo de empezar a ordenarnos y a diseñar una estrategia clara de cara a las elecciones". A su lado estaban Agustín Rossi, la ministra bonaerense Cristina Álvarez Rodríguez, les diputades Blanca Osuna y Eduardo Valdés y el ministro Sergio Berni. Excepto Rossi, no había ningún "albertista".
Más allá de poner la fecha del Congreso partidario --16 de mayo-- Kicillof no dio grandes precisiones sobre la estrategia electoral, fundamentalmente la referida a las candidaturas y las PASO. Y es que en el kirchnerismo predomina la idea de que, si no es CFK la candidata, debe ser ella quien designe al candidato. "La estrategia no es asambleista, la lapicera es de Cristina", afirmó, tajante, un importante dirigente de La Cámpora. Hay cierta coincidencia, a su vez, que con el paso al costado de Fernández, la vicepresidenta pasa a tener una centralidad política "indiscutida" y que es ella, ahora, la que debe indicar cuál es el próximo paso a dar. "Alberto, antes del tuit, ya no tenía mucha autoridad, pero ahora menos. Es ella la que tiene que conducir el proceso, no hay mucha alternativa", precisó otra dirigenta frentetodista. Todos los ojos están puestos en el acto en La Plata del 27 de abril, donde se espera que CFK vaya a ser una de las oradoras. El sector del cristinismo que motoriza el operativo clamor --que este sábado tendrá una nueva edición en Ferro-- tiene la expectativa de que ahí, tal vez, pueda rectificar su negativa a ocupar ningún lugar en la boleta.
En el mientras tanto, sin embargo, varios candidatos que venían amagando deseos de lanzarse a una aventura presidencial tomaron el anuncio del Presidente como una señal para empezar a jugar con más fuerza. Este es el caso, fundamentalmente, de Daniel Scioli, "Wado" De Pedro y el "Chivo" Rossi. Alentado por el propio Alberto, Scioli venía coqueteando hace meses con la candidatura, aunque la resistencia de un sector del kirchnerismo y el massimo venía complicando el panorama. Rossi, en cambio, se sumó a la carrera hace poco e, incluso unas pocas horas después del renunciamiento de Fernández, confesó: "Yo estoy con ganas, me siento capacitado, fuí dos veces precandidato, en 2015 y 2019, y me siento entusiasmado". El ministro del Interior, mientras tanto, viene haciendo giras por el interior del país --con el aval de CFK-- hace meses y representa, para un sector del kirchnerismo, el candidato ideal --que no es CFK-- para representar al sector. Horas antes del consejo del PJ, incluso, "Wado" estuvo en un acto en Santiago del Estero en el que pasó un audio de CFK mandando su cariño: aquel era el primer mensaje público que la vicepresidenta daba desde el renunciamiento del presidente (como no tardaron en destacar en su entorno).
En el FdT --especialmente en el cristinismo--, sin embargo, paran el carro. "Acá no se precipitó nada, hasta que Cristina no defina todo es un gran signo de interrogación. Wado, Scioli, Massa: si Cristina decide que no es candidata se puede mirar de otra manera, pero hasta entonces es todo humo", afirmó un dirigente cristinista. Más de un dirigente cercano a "Wado", por ejemplo, advierte que ninguno de los candidatos cuenta con mucho reconocimiento. El único candidato que medía por su cuenta y que, a su vez podía resultar una síntesis entre presidente y vice, era Sergio Massa pero frente al recrudecimiento de la crisis económica y financiera son cada vez menos los que se animan a sugerirlo.
Especulaciones de lado, en el peronismo casi todes coinciden en que el gesto del Presidente fue el primer paso para empezar a ordenar el frente. Por todos lados, desde el minuto uno que el presidente oficializó su renuncia a ir por la reelección, el mensaje fue el mismo: "Ahora se abre la etapa para reordenar". Incluso en el albertismo, en donde a muchos la noticia cayó como una bomba, se entusiasman con la posibilidad de descomprimir y empezar diseñar un plan que permita ganar las elecciones en noviembre. El objetivo es que, para cuando el Congreso partidario se reúna el 16 de mayo, la gran mayoría de las discusiones estén saldadas. "Ahora que el principal foco de conflicto se desactivó, cualquier cosa que suceda será chisporroteos menores", se entusiasmó un dirigente frentetodista.