Ultraviolence

2014

El tercer disco de Lana del Rey es el más barroco de todos, o el menos minimalista. También de los más brutales en cuanto a sus temas y a las relaciones narradas. “Ultraviolence” abre con un piano golpeado y ella canta sobre una guitarra con reverb, citando a The Crystals: “Me golpeó y se sintió como un beso/ Jim me trajo de vuelta/ Me hizo acordar a cuándo éramos chicos/ Con su ultraviolencia/ Escucho sirenas”. La acusaron de glamorizar las relaciones abusivas: ella dijo que cantaba sobre lo que pasaba. Escribió “Brooklyn Baby” para Lou Reed: él iba a grabarla pero falleció. La canción insignia es “Sad Girl”, ya convertida en una definición de algunas de sus fans y hasta en un estilo. Sobre una melodía puro drama y coros, Lana canta, con inflexiones bluseras: “Ser la amante dejada de lado puede que no les guste a tontas como ustedes/ Pero no vieron a mi hombre/ Tiene el fuego/ Y camina con él/ Tiene el fuego/ Y habla con él/ Soy una chica triste, soy una chica mala”

Lust For Life

2017

Con invitados como Stevie Nicks, The Weeknd y Sean Ono Lennon, es el disco más alegre de Lana hasta el momento. En la tapa se la ve sonriente, con el pelo largo, vintage & hippie, delante de una camioneta en el verano del amor. Ella dice que se inspiró en The Shangri-La’s para la música y hay algo festivo aunque muy nostálgico en todas las canciones, que son todas sobre ser joven y hermoso y lo poco que dura este estado de la vida. “Love”, la primera, tiene una de sus líneas más famosas. “Te vestís y estás listo/ para ir a ningun lado en particular/ Al trabajo o al café/ No importa, porque es suficiente/ Ser joven y estar enamorado”. Con The Weeknd el dúo es una delicia de sensualidad y la manera en que se cantan “Sacate toda la ropa” es, de verdad, lo que el pop debería ser siempre. También es precioso el dúo con Sean Ono Lennon, que cita a Elton John, a “Tomorrow Never Comes” y a Bob Dylan. Todas las influencias al aire. 

Norman Fucking Rockwell

2019

Para muchos el mejor disco de Lana del Rey, empieza con una orquesta que anuncia más una banda de sonido que un disco, y luego el piano y la enorme “Norman Fucking Rockwell”: “Puta madre, hombre niño/ Me cojiste tan bien que casi digo que te amo”. Lana en estado puro. Atrevida, segura, inteligente. Lo produjo Jack Antonoff, el colaborador habitual de Taylor Swift, que incluso acercó a las dos divas que no pueden ser más distintas y grabaron una canción que está en Midnights de Taylor, “Snow on the Beach”, lo único que grabó Lana en 2022. Pero de vuelta al disco: tiene muchas grandes canciones que ya mencionamos pero de las más especiales es “The Best American Record” sobre un romance de esos letárgicos con un chico “cool como la mierda”. Estaban “obsesionados con escribir el próximo mejor disco americano/ Porque éramos así de buenos”. Todos los ex hermosos dejados atrás están en esta canción: “Me hiciste sentir cosas que ni sabía que quería”. Y la canción va de la guitarra punteada al estallido.

Blue Banisters

2021

Lana del Rey dice que este es su disco de “dar explicaciones”, de decirle a la gente por qué escribe lo que escribe, y si la acusan de estetizar el abuso pues bien, qué sepan de dónde sale la obsesión. Ella ya estaba fuera de las redes sociales cuando se editó así que no hubo demasiada campaña. En la tapa está con sus dos perros, Tex y Mex. Es su disco menos estructurado, más actual y en ese desorden pacífico se destacan canciones como “Black Bathing Suit” que empieza diciendo “granadina, cuarentena” y ya estamos. “Si este es fin, quiero un novio para comer helado y ver televisión”. El fin del mundo según Lana, en su traje de baño, con un valsecito que se corta y vuelve. “Nectar of The Gods” es de sus temas más sensuales. Guitarra, murmullos, “qué es este nectar de los dioses/ me pongo salvaje con vos, salvaje y loca, como nunca lo sabrías, salvaje y fucking loca como el color azul”. Todo cantado con la mayor tranquilidad y la voz más baja, de hembra agazapada. “Sweet Carolina” es una canción escrita con sus hermanos y es para su sobrina recién nacida. El cuñado Kevin, por algo, dice “crypto forever” en medio de la excitación de ser padre. Y ella le canta “Fuck you, Kevin”. Y le dice que es un salame. Y es la canción más sincera para un bebé jamás escrita. “Si alguna vez estás triste/ Acordate de esta canción, que va a vivir más que todos nosotros. Y nos tenés, no hay nada que perder. Te queremos”.