Desde Roma

Un nuevo escándalo sobre abusos sexuales por parte de miembros de la Iglesia está sorprendiendo a la opinión pública alemana y europea después de numerosas denuncias que salieron a relucir en 2022, entre otros en el arzobispado de Munich. Esta vez se trata del arzobispado de Friburgo (ciudad alemana cercana a Francia) donde han sido acusados unos 250 sacerdotes por 540 víctimas de abusos.

El caso alemán, en el que podrían estar implicados arzobispos, obispos, cardenales, por haber cubierto a los abusadores, conmociona no sólo a Alemania y Europa sino a toda la Iglesia católica que deberá pagar un alto precio a nivel de la confianza de sus creyentes.

El Papa Francisco viene insistiendo desde el principio de su pontificado sobre la “tolerancia cero” en este ámbito, lo que significa que la Iglesia debe denunciar y procesar a sus miembros acusados de abusos. Y por eso también habló de la necesidad de la transparencia y emitió dos Motu Proprio (documentos de decisión personal) sobre este tema con normas anti abusos.

De la “tolerancia cero” también había hablado el Papa Benedicto XVI aunque, según algunos de los informes, podría haber estado al tanto de algunos hechos y no haberlos denunciado cuando fue arzobispo de Munich.

El informe sobre Friburgo

La investigación hecha en Friburgo, difundida esta semana, estuvo a cargo de cuatro expertos provenientes del área judicial y de la policía criminal, coordinados por el teólogo Magnus Striet de la Universidad de Friburgo. Como el informe de Munich, los dos informes fueron realizados por investigadores independientes pero estimulados por la Iglesia alemana que quiere tener claro cuál es la situación de los abusos en todo el país. Y así Alemania se está transformando en una suerte de ejemplo para otros países que dificilmente han investigado sobre los abusos dentro de la Iglesia.

Los investigadores de Friburgo se dedicaron a los abusos de menores ocurridos en esa diócesis desde 1945 hasta hoy y para eso consultaron archivos de distintas organizaciones. El informe habló de más de 250 sacerdotes y 24 laicos (ayudantes pastorales y catequistas) implicados y de unas 540 víctimas. Esta última cifra, aclararon, podría ser superior todavía.

El documento también apuntó el dedo contra al ex arzobispo de Friburgo (2003-2013), Robert Zollitsch, jefe de la Conferencia Espiscopal Alemana entre 2008 y 2014 y hoy de 84 años. Y también contra su predecesor como arzobispo de Friburgo, Oskar Saier, hoy ya fallecido, ambos sospechosos (o acusados según distintas versiones) de haber encubierto esos delitos sin respetar al derecho canónico. Encubrían a los abusadores despidiéndolos de su trabajo o cambiándolos de sede, es decir los enviaban a otras parroquias, pero no los denunciaban.

Friburgo es una de las más grandes diócesis de Alemania donde viven cerca de 1,8 millones de católicos. El actual arzobispo de esta diócesis, Stephan Burger, que no fue acusado de ninguna conducta condenable, se declaró “impresionado” y “sin palabras” por el informe y dijo que comenzó acciones legales contra su predecesor todavía en vida. “Mis predecesores han simplemente ignorado la ley eclesiástica que prevé la intervención y la denuncia en cada caso- declaró-. Como arzobispo pido perdón a las personas afectadas por este comportamiento inaceptable”.

Los investigadores pudieron comprobar también que documentos y material personal que permitía reconstruir los hechos fueron destruídos, porque “era más importante la Iglesia y su imagen y por eso encubrían a las personas que cometieron actos malvados contra niños y adolescentes”, según los expertos.

El informe sobre Munich de 2022

El informe sobre los abusos sexuales de menores en la diócesis de Munich-Freising de 1945 a 2019, fue elaborado por cinco expertos de un estudio de abogados de Munich y difundido en 2022. El documento, en sus 1.200 páginas, acusó de abusos a 261 personas, de las cuales 56 laicos y 205 clérigos sobre 363 casos analizados. Según los abogados, en 65 casos las acusaciones han sido demostradas y en 146 las acusaciones son plausibles. Se habló además de la existencia de unas 497 víctimas, 247 varones y 182 mujeres. La edad más frecuente de las víctimas era de 14 años.

Los miembros de la Iglesia puestos en tela de juicio por haber supuestamente encubierto a los acusados son seis cardenales. Y entre ellos aparece el nombre del Papa ya fallecido Benedicto XVI (Joseph Ratzinger) que estuvo al frente de esa diócesis de 1977 a 1982. Las acusaciones contra Benedicto eran referidas a un cura en particular, cuyo nombre no se reveló, pero Ratzinger, que falleció en diciembre de 2022, al parecer negó haber participado de reuniones en las que se habló de ese caso.

Papa Francisco y la lucha contra los abusos

Después de casi cuatro años de haberla aprobado y de consultas con las conferencias episcopales y expertos, el Papa Francisco hizo publicar a fines de marzo de este año normas actualizadas para prevenir y combatir los abusos sexuales en la Iglesia que estaban incluidas en el Motu Proprio (documento del Papa de propia iniciativa) de 2019 , “Vos estis lux mundi” (Ustedes son la luz del mundo).

La nueva versión del Motu Proprio precisa más obligaciones para miembros de la Iglesia, ya sean obispos, superiores religiosos y también ahora, laicos moderadores de organizaciones católicas reconocidas por la Santa Sede. Entrará en vigor el próximo 30 de abril y deroga el Motu Proprio anterior, confirmando la voluntad de la Iglesia de seguir su lucha contra los abusos sexuales, precisó Vatican News, la agencia de noticias vaticana.

La nueva versión del Motu Proprio reitera y subraya la urgencia de crear “organismos y oficinas” en las iglesias locales, que sean fácilmente accesibles al público, a fin de que puedan recibir denuncias o indicaciones de abusos. Pero se especifica que obispos, superiores religiosos y laicos al frente de asociaciones católicas, deben hacer conocer a las autoridades religiosas los abusos de los que han tenido conocimiento. No guardarlos en un cajón.

El documento no se refiere sólo a los abusos sexuales sino también a las molestias derivadas de los abusos de autoridad. Y en este caso se refiere específicamente a los abusos sufridos por numerosas monjas de parte de curas así como las molestias a seminaristas o novicios mayores de edad de parte de sus superiores.