El 8 de julio de 2001 la Selección Argentina se consagró campeón Mundial Sub 20 con un equipo destacado. Fue el último certamen de esa categoría organizado en el país, y contó con grandes futbolistas que salieron de aquella camada como Javier Saviola, Leandro Romagnoli, Nicolás Burdisso, Leonardo Ponzio, Maximiliano Rodríguez, Andrés D'Alessandro, Fabricio Coloccini y Alejandro Domínguez, entre otros.
Durante aquel torneo, el estadio José Amalfitani de Liniers fue el escenario de todos los encuentros del seleccionado comandado por José Pekerman. En la fase de grupos, Argentina logró victorias consecutivas ante Finlandia 2-0, goleada histórica 7-1 contra Egipto y 5-1 ante Jamaica. En la siguiente etapa, el duelo de octavos de final ante China fue el más ajustado con un 2-1 a favor, y luego en cuartos se dio un choque consagratorio ante Francia con un contundente 3-1.
En las semifinales, el equipo local brilló con otra goleada 5-0 ante Paraguay, y la final ante Ghana fue una fiesta, con un aplastante 3-0 que desató la euforia generalizada. Luego de la consagración, Saviola se llevó el Balón de Oro al mejor jugador del certamen y D'Alessandro se quedó con el de Plata. Saviola, además, obtuvo el Botín de Oro por haber sido el goleador del certamen, con 11 gritos en siete partidos.
El preparador físico de aquel seleccionado campeón juvenil fue Gerardo Salorio, que es voz autorizada para recordar aquellos tiempos de gloria. Además, se refirió a la organización de un nuevo Mundial juvenil en territorio argentino, habló sobre el entrenador Javier Mascherano, de su relación con Lionel Messi, con quien se consagró en Holanda 2005, y del presente del Sub 17 que acaba de clasificarse a la cita máxima en el sudamericano de Ecuador.
También hizo mención a la consagración de la Mayor en Qatar, Copa del Mundo que vivió de una manera muy especial. “Lo viví con mucha emoción y se me escapó un lagrimón”, aseveró en diálogo con Líbero.
–¿A qué se dedica hoy, Gerardo?
–A varias cosas, porque la docencia no la abandono. Doy cursos para el exterior y para la Secretaría de Deportes de Capital Federal. También, para la Secretaría de Tres de Febrero, donde vivo. Además, soy gerente deportivo de la Asociación de Empleados del Banco Ciudad, desde hace más de 40 años. Por suerte, estoy bastante activo.
–¿Extraña el ir a entrenar todos los días?
–Lo extrañé en un principio, pero ahora no, ya que estoy de acá para allá. Además de todo lo que hago, también llevo a cabo tareas de coordinador general en un club, así que estoy bastante entretenido. He tenido varias propuestas para integrar planteles profesionales como preparador físico, pero no me movieron el amperímetro. No por el dinero, sino que no me convencía, pero igualmente agradecí el interés. Estuve trabajando en el Club Cipoletti y eso me desgastó bastante. Pero fue un problema trabajar en el interior.
–¿Lo volvieron a llamar para trabajar en las selecciones juveniles?
–No. Hablo con algunos de los muchachos que están trabajando, más que nada por necesidades que uno tiene. Pero no recibí un llamado y no entro en el predio de la Asociación del Fútbol Argentina (AFA), en Ezeiza, desde el 2017. La última vez fue cuando volvimos del Sudamericano de Ecuador y no concurrí más. Así qué renuncié, me fui y dije “mi ciclo está terminado”. Luego, miré con atención como se iba desencadenando la situación, pero ganas no me faltan de ir. A veces, uno espera un llamado para que lo inviten, pero no pasó. Yo fui uno de los artífices de la construcción del fondo del predio donde está el edificio de los juveniles. El grupo de José Pekerman mucho tuvo que ver con la construcción de ese edificio, ya que en la previa sus selecciones ganaron el Mundial del '95 y '97, y se inauguró para el 2001, año que se desarrolló el último Mundial Sub 20 en nuestro país. Cuando abro al baúl de los recuerdos, veo los lugares donde fui tan feliz.
–¿Se arrepiente de haber renunciado a las selecciones juveniles tras los episodios de violencia que tuvo en el Sudamericano 2017?
–No, tomé la decisión correcta en un momento donde había mucha turbulencia en el fútbol argentino. Lo tomé muy a pecho y pensé que era Superman. Pero Superman es un héroe de ficción, nada más. Yo no podía arreglar todo solo, lo debía hacer con un grupo de trabajo. Cuando me fui, arribó gente nueva que hizo bien las cosas y llevaron a las juveniles a los planos más altos.
–Hablando de los recuerdos, ¿cuál es el primero que se le viene a la cabeza en cuanto al Mundial Sub 20 organizado en Argentina en el 2001?
–Era el equipo de los jóvenes y adolescentes, porque jugábamos a las 17 horas y las tribunas de Vélez estaban repletas de chicos, que salían de los colegios e iban a ver al seleccionado argentino. Los chicos aparecían con guardapolvos. Fuimos locales en el José Amalfitani con capacidad ocupada a la mitad. Le ganamos a Finlandia 2-0 y a partir de ese juego, empezó a llenarse un poco más el estadio. En la final estuvo repleto, y el Monumental, te diría, nos hubiera quedado chico.
–¿Por qué se decidió que se juegue en Vélez?
–Porque no había muchas expectativas al inicio, y desde AFA pensaron que con un estadio no muy grande alcanzaba. Luego, hubo una fiebre de juventud siguiendo al Sub 20 y quedó chico el Amalfitani. Era como que los Rolling Stones tocaran en Vélez y les iba a quedar chico.
–¿Cómo vivieron aquella final del Mundial ante Ghana?
–Le ganamos a un rival que llegaba con un sólo gol en contra. Recuerdo que en un momento determinado le preguntamos a Hugo Tocalli, responsable de la pelota parada ofensiva y defensiva, “¿qué tal el partido frente a Ghana? porque vienen con un gol en contra? “.
–¿Qué les respondió?
–“Es el partido más fácil del campeonato, ya van a ver”. A los 20 minutos, ya ganábamos 2-0 con dos pelotas paradas. Porque los africanos eran muy distraídos, y Tocalli le encontró la vuelta con los videos que observó en la previa. Nos dimos cuenta durante el torneo que estábamos muy presionados por ser locales, y que ganar era lo más importante de todo, lo único que nos servía. No podíamos dejar el título de lado, y por ese motivo, apelamos a todos, hasta colocar juegos de relación.
–¿Por qué motivo?
–Porque ya empezaba a existir la interacción con los celulares, que no podíamos dejar de lado, y no queríamos la desatención de los chicos en sus ratos libres. Ya no existían las charlas de café post almuerzo y cena, porque los juveniles comían en 20 minutos y se iban a sus habitaciones. Entonces, se me ocurrió que los mayores debíamos interactuar más con los chicos a través de juegos de mesa, para interrelacionarse entre ellos. Además, empezamos a armar ministerios de relaciones. Por ejemplo, el de Economía, encargado de los festejos de cumpleaños, de Propaganda, de Lectura, de Multas, etc. Creíamos que los juveniles debían tener sus cabezas ocupadas en algo, no en los celulares. Me acuerdo de que Saviola era el organizador de las visitas de los familiares de sus compañeros. Cuando estos llegaban, donde hoy está el gimnasio en el predio de Ezeiza, le armábamos a los futbolistas y a sus familiares rondas de café y pastafrola para que estén reunidos alrededor de dos horas. Lo cierto, y por suerte, no había buen internet en el predio.
–¿Y cómo hacían ustedes para conectarse?
–Se subsanó con la presencia de un camión que abastecía internet para todo el predio. Con el tiempo, así fuimos avanzando. Además, teníamos una obligación de que todos las tardes a las 19, uno de los jugadores debería conectarse con sus seguidores en la web mediante las redes sociales. El encargado mostraba lo que se hacía en el predio y la interrelación entre los integrantes del plantel argentino.
–¿Qué tal fue al principio la interacción con los chicos?
–Bien, aunque había desbordes, gritos y faltas de respeto en los juegos, no lo voy a negar. Pero era sólo un juego, y esa falta de respeto, por ejemplo, era del tipo “que cobras profe, déjate de joder”. Cuando me sacaba el silbato, era Gerardo. Pero cuando lo utilizaba, pasaba a ser el profesor Salorio, ¿me explico? Trataba de separar las cosas. Por la mañana, teníamos la costumbre de levantarlos con una canción, porque la cara de traste de los jugadores para ir a entrenar me volvía loco. Entonces, decía “acá debo cambiar el chip”. De esta manera, los llamaba a la mañana y les ponía un tema musical de los '70 de Sandro o Palito Ortega. Y les daba tres opciones: si adivinaban directo valía dos mil puntos, con ayuda mil y el que le pifiaba, nada. De esta manera, se jugaba un campeonato y al final del torneo, había ganadores que se llevaban premios que nos regalaban los sponsors de AFA. Era la manera de entretenerlos.
–Su último trabajo con los juveniles fue en el 2017, integrando el cuerpo técnico Claudio Ubeda y Fernando Batista. ¿Dirigieron a figuras que hoy son campeones del mundo?
–Si, teníamos a Lautaro Martínez y al "Cuti" Romero, entre otros. Ese seleccionado no salió campeón, pero dejó siete jugadores que luego fueron a la mayor. La meta con ese equipo era clasificar al Mundial Sub 20 y, luego, si nos dejaban, la idea era salir campeón. Contábamos con futbolistas de muy buen nivel, en un seleccionado que clasificó cuarto, pero la AFA estaba muy mal manejaba por la Comisión Normalizadora, encabezada por Armando Pérez. Las pelotas estaban guardadas en la Aduana Argentina, y tuve que tocar un contacto para que me destrabe la situación porque no teníamos balones para entrenar. Además, tuvimos inconvenientes con los dólares y nos pagaron los viáticos con pesos antes de salir del país rumbo a Ecuador. Encima, Ubeda y Batista debutaban en las selecciones juveniles. Había que dejarlos trabajar tranquilos porque estaban ocupados en temas futbolísticos.
–¿Por qué la pasaron mal en ese sudamericano en Ecuador?
–Porque los ecuatorianos nos insultaban en las tribunas, ya que pensaban que se quedaban afuera del Mundial, y nos echaban la culpa de que salimos a ganar todos los partidos. Recuerdo que un día, fuimos a jugar a la ciudad de Mantas y paramos con el plantel argentino en el Hotel Sheraton. Los integrantes del cuerpo técnico, utileros y médicos compartimos la misma habitación, mientras que los jugadores estaban divididos en varias. Una mañana, estaba desayunando sólo en el comedor del establecimiento hotelero, viene un ecuatoriano, sabiendo que yo era parte del cuerpo técnico argentino, y me pone dos revólveres arriba de la mesa como para amedrentarme. En ningún momento levanté la cabeza para mirarlo, mientras él no me sacaba la vista de encima. Al otro día, teníamos que enfrentar a la Selección local. En ese partido, estábamos ganando 1-0 y se corta la luz, a falta de cinco minutos del final. Igualmente, seguimos jugando porque el arquero "Willy" Caballero veía la pelota y lo terminamos ganando. Durante el torneo, perdimos con Brasil 1-0, y eso nos imposibilitó ser campeón; salimos segundos junto con Paraguay.
–Hablando del Sub 20, ¿cómo ve el presente de cara al Mundial que se desarrollará en el país?
–Veo que Argentina en el Sudamericano no tuvo a seis jugadores importantes, pero que sí los va a tener para el Mundial, ya que los clubes se lo pueden prestar diez días antes del comienzo. Seguramente, van a llegar esos jugadores que la están rompiendo en Europa. Entonces, puede armar un buen equipo. Ahora, si le alcanza el tiempo ya es otra cosa, y estamos a contra reloj, pero somos locales y la presión del público jugará a nuestro favor.
–¿Está de acuerdo con el regreso de Javier Mascherano como entrenador luego de su renuncia?
–Si, ya conoce el plantel argentino y cambiar ahora sería un error. Estuvo trabajando durante un año y medio al lado de los chicos. Como jefe del grupo, tiene que hacer pesar la localía, y saber que para los juveniles es muy importante no faltar a los mundiales. Porque este torneo les da la posibilidad de mostrarse, jugar seguido y estar preparado para sumarse a la mayor. A todo esto, hay que sumarle amistosos internacionales y giras. Los adolescentes deben tener 50 partidos en su haber antes de sumarse a los mayores. La idea es que se vayan curtiendo, como nos pasó a nosotros con los chicos. En el Mundial de Alemania 2006, a la mayoría lo habíamos tenido en el Sub 20, estaban preparados para disputar semejante torneo, donde nos fue mal porque nos faltó un poco de suerte, ya que perdimos por penales con Alemania.
–¿En ese Mundial la Selección comandada por Pekerman no tuvo la suerte que se necesita para ganar un torneo como sí la tuvo en Qatar?
–La Selección mayor no es que tuvo suerte en Qatar, fue un equipo que supo ganar los partidos. Además, tiene un atajador de penales como el "Dibu" Martínez, que te dice “ustedes metan los penales, que yo atajo dos”. A ese tipo de portero dámelo siempre. Te da una garantía absoluta, te va a atajar dos penales. Es un portero ganador. Ojo que en la historia de nuestro fútbol tuvimos al "Pato" Fillol y a Nery Pumpido, pero este es diferente. Si en este momento, la camiseta de Lionel Messi se paga como la del "Dibu" Martínez es por algo. Si hoy los chicos van a las escuelas de fútbol a probarse como arquero, también es por algo.
–¿En el Mundial de Alemania 2006 tuvieron arqueros ganadores como el "Dibu" Martínez?
–Si, teníamos. Nos faltó el toque de suerte en los penales, por eso nos quedamos afuera, nada más. Es tiempo pasado. Fue un seleccionado que perdió contra el local y estuvo a un paso de quedar entre los cuatro mejores del mundo. Cuando uno está en ese podio, es a suerte y verdad, y a partir de ahí, se transforma en otro torneo. A la Argentina en Qatar se le encuadraron un montón de cualidades a favor que fueron fabulosas.
–¿Cómo vivió la consagración luego de ganarle a Francia?
–La viví con mucha emoción y se me escapó un lagrimón. Los penales no los vi y me puse a caminar por el patio de mi casa, que es grande. El sufrimiento lo tuve en cada ejecución. La Selección Argentina hizo 75 minutos muy buenos y era imposible que se nos escapara. Enfrentó al rival que debía enfrentar, a Francia, que es uno de los mejores del mundo. Me gustaría enfrentarme con Brasil, pero si no lo tengo mejor.
–¿Si no lo tiene a los brasileños en instancias finales?
–Si, en esas instancias, si no está, mucho mejor. En un futuro, el mundo futbolístico lo dominará Inglaterra, Francia, Argentina y Brasil, los cuatro mejores del mundo. El resto de las selecciones está en proceso de recambio, y no sé si llegaran bien a la Copa del Mundo 2026.
–¿Cree que Messi llegará a jugar ese Mundial?
–Vayamos paso a paso. Primero, veamos cómo llega a la Copa América del año que viene. Después, si salta esa valla, se tirará a batir el récord de ser el primer jugador en la historia en disputar seis mundiales. Es un tipo que se cuida mucho y sabrá dosificar su físico para llegar bien. Ahora, se puso la meta de la Copa América de Estados Unidos, y después veremos.
–Cómo preparador físico, ¿qué recomendación le daría a Messi para que llegue en óptimas condiciones al 2026?
–Que siga de la misma manera, porque lo está haciendo perfecto. Se alimenta y se cuida como corresponde, y vive de su físico, que siga igual y no cambie nada. Que se proponga más metas, que es lo que lo mantendrá con las llamas vivas. La edad la va a sentir siempre. Ahora, si quieren que haga una actuación estelar que le armen un equipo a su alrededor, así se va a llevar dos marcas. Igualmente, el toque sutil, los tiros libres y los centros lo va a tener siempre.
–¿Le pudo mandar un mensaje felicitándolo por la consagración en Qatar?
–Sí, le mandé uno por whatsapp. No solamente a él, sino también a los integrantes del cuerpo médico, kinesiólogos y a Marito (Di Stéfano), el utilero que hace mucho tiempo está en la Selección Argentina.
–¿Le pidió a Mario una camiseta?
–Sí, todos le pedimos a Marito una casaca de la Selección Argentina. Le pido un favor y le digo “Marito, mándame una camiseta firmada por el monstruo (Messi)”. Además, tengo varias de Lionel y alguna me la dio él mismo. Igualmente, no me gusta molestarlo a Messi, porque cuando viene a la Argentina lo hace por poco tiempo.
–¿Messi le responde los mensajes?
–Sí, responde, no es un colgado. Es muy buena persona.
–¿Cómo observa la actualidad de la Sub 17?
–El entrenador Diego Placente es un especialista en categorías menores; lo viene haciendo muy bien desde hace varios años. Me gustaría que defensivamente el seleccionado sea un poco más sólido. Si logra eso, creo que puede salir campeón. Es un equipo duro, juega muy bien y tiene el ADN del fútbol argentino.
–Usted trabajó con Sergio Agüero en las juveniles de Argentina. ¿Cómo tomó su retiro?
–Mal, muy mal. Fui campeón con él en Holanda y en Canadá, ya que es el único futbolista que ganó dos veces el Mundial Sub 20. Una angustia, es un pecado como finalizó su carrera. En la Argentina, nunca se le valoró su etapa en Europa. Porque siempre llegó mal a la Selección producto de alguna lesión. Por este motivo, no sé lo valoró por lo que fue. Es un crack de verdad. Está un escalón detrás de Messi y en el top ten de los que marcaron una tendencia en la historia del fútbol argentino.