Amor y muerte (estreno el próximo jueves por HBO Max) se anota en el género del true crime con el homicidio brutal de una mujer a manos de su amiga y vecina. Si resuena el caso de “la asesina del hacha”, es porque hace menos de un año se pudo ver Candy. El mismo hecho que escandalizó a la sociedad estadounidense en los inicios de los ’80 ahora llega de la mano de David E. Kelley (Big Little Lies, The Undoing) y con el protagónico de Elizabeth Olsen (WandaVision). La excusa del adulterio sirve aquí para explorar en clave de drama familiar, alguna pizca detectivesca, gore estático y locura judicial lo que reverbera en la sociedad texana.
La lupa está puesta en Candance Montgomery, aburrida después de una década de matrimonio con Pat (Patrick Fugit) aunque lo oculte bajo la máscara de la proactividad. Por su parte, Betty (Lily Rabe) lleva una existencia agotadora junto a Allan (Jesse Plemons), el puerperio y su tarea como maestra de escuela. El fin a esa monotonía doméstica quedará en evidencia con la mutilación de 41 hachazos de la segunda. La propuesta busca desentrañar el suculento “por qué” y “cómo” del caso a partir de la figura de una ama de casa –desesperada- que cruzó la línea hacia el salvajismo. Si Candy era un trampolín para el lucimiento de Jessica Biel, Amor y muerte tiene una clara propensión por desenmascarar al poblado de Wylie, con sus ritos religiosos y oscuridad suburbana más allá de la bonhomía del lugar.