La primera diputada negra de la historia del Reino Unido fue suspendida por su espacio político, el Partido Laborista, luego de afirmar que los judíos y otras minorías del país enfrentan "prejuicios" pero que "racismo" es el que sufren las personas negras.
La decisión de suspender a la diputada Dianne Abbot llega con el Partido Laborista en el punto más alto de las encuestas frente al Partido Conservador del primer ministro Rishi Sunak, que lleva 13 años en el poder.
A poco días de elecciones locales, la formación de centroizquierda del líder Keir Starmer debió salir a evitar una nueva tormenta por acusaciones de antisemitismo, después de que Abbot restara importancia a afirmaciones de racismo contra judíos en el Reino Unido.
La diputada provocó una fuerte ola de repudio al enviar una carta al medio británico The Observer en respuesta a un artículo publicado la semana pasada titulado: "El racismo en Gran Bretaña no es un problema en blanco y negro. Es mucho más complicado".
La nota refería a un importante estudio académico que echaba luz sobre el gran número de irlandeses, judíos y gitanos y romaníes que habían informado que sufrían racismo en el Reino Unido.
Según la Encuesta Nacional de Evidencia para la Igualdad, los dos grupos que tenían más probabilidades de decir que habían experimentado abuso racista eran las comunidades gitana, romaní y nómada, y los judíos.
Considerado el informe más completo sobre desigualdad racial en Reino Unido en más de 25 años, la encuesta encontró que más del 60% de los gitanos y romaníes, y más del 55% de los judíos, informaron haber sufrido un ataque racista.
La carta de Abbott decía que los irlandeses, los judíos y los nómadas “indudablemente experimentan prejuicios”, pero -agregó- “esto es similar al racismo y las dos palabras se usan a menudo como si fueran intercambiables”.
“Es cierto que muchos tipos de personas blancas con puntos de diferencia, como los pelirrojos, pueden experimentar este prejuicio. Pero no están sujetos toda su vida al racismo”, continuó en la misiva.
Abbott comparó su situación con la de otros, diciendo que los irlandeses, los judíos y los viajeros no estaban obligados en Estados Unidos antes de los derechos civiles a sentarse en la parte trasera de los autobuses, ni traficados y esposados en barcos de esclavos. Agregó que conservaron la capacidad de votar en el apartheid de Sudáfrica.
Los comentarios que fueron rápidamente condenados por dirigentes conservadores y grupos religiosos.
El tema del antisemitismo es altamente sensible dentro del Partido Laborista, que ha sido sacudido en los últimos años por repetidos incidentes. Por eso, Starmer recibió de inmediato llamados para intervenir.
El ministro de Energía, el diputado conservador Grant Shapps, que es judío, preguntó al líder laborista si “haría algo” con Abbot.
"El Partido Laborista condena totalmente estos comentarios, que son profundamente ofensivos y equivocados", declaró un vocero de la formación, al anunciar la suspensión de Abbott, mientras se realiza una investigación,
Ante las fuertes reacciones que desencadenaron la publicación de su carta, Abbott se disculpó en Twitter: "Deseo retirar mis comentarios por completo y sin reservas y desvincularme de ellos".
"Quiero disculparme por toda la angustia causada", continuó. "El racismo toma muchas formas y es absolutamente innegable que el pueblo judío ha sufrido sus monstruosos efectos, así como irlandeses, gitanos y muchos otros".
Ellos también son "indudablemente víctimas de prejuicios", agregó.
La principal organización judía del Reino Unido, la Junta de Diputados de los Judíos Británicos, dijo que los comentarios originales de Abbott eran "vergonzosos" y que su disculpa era "poco convincente".