Desde Córdoba

El “enigma" Rodrigo De Loredo continúa siendo el problema a resolver en Juntos por el Cambio en Córdoba. El diputado nacional de Evolución sigue, para intranquilidad de más propios que de extraños, deshojando la margarita y no suelta prenda en torno a qué posición ocupará en la grilla electoral cordobesa.

Una diferencia, importante, se avizora en el horizonte de la principal coalición opositora provincial, ya que la carrera por la sucesión de Juan Schiaretti en el Panal, como se conoce a la Casa de Gobierno mediterránea, ya tiene fecha, al igual que la disputa por el sillón del Palacio 6 de Julio también.

Sin PASO, que en Córdoba no están reglamentadas pese a que el artículo 104 de la reformada Constitución provincial ordena su realización, el panorama local obliga, tras la sucesión de fechas, a un ordenamiento forzoso en Cambiemos. Y por ende aprieta el cinturón del joven candidato radical, que debe definir si acompaña a Luis Juez como vicegobernador o si por el contrario apuesta por la intendencia de la ciudad. Lejos parece quedar la posibilidad, como se mencionó en el verano, de acompañar a Patricia Bullrich en su sueño presidencial.

Aires de la Cañada

Los dos cargos ejecutivos más importantes de la provincia se definirán el 25 de junio y el 23 de julio. Menos de un mes. Con la sartén por el mango, el oficialismo también busca alambrar el margen de maniobra más allá de las vacilaciones de la oposición y de De Loredo.

Como se sabe, el extitular de Arsat y yerno del exministro de Defensa Oscar Aguad, bascula entre acompañar a Juez como vicegobernador o bien lanzarse a la Intendencia. Sin embargo tampoco se descarta una doble postulación, algo que ya sucedió en la historia reciente cordobesa.

Fue en 1998, cuando Germán Kammerath, de la UCD, acompañó a José Manuel de la Sota para que Unión por Córdoba, germen del actual Hacemos por Córdoba, desbancara al radicalismo. Unos meses después, Kammerath, exdirector de Telecomunicaciones durante el menemismo ganó la intendencia capitalina. El divorcio entre el “Gallego” y Kammerath llegó en 2002, tras una gestión sin rumbo y que desde el peronismo local se encargan de omitir cada vez que se puede.

El exintendente se encuentra en la cárcel de Bouwer desde el 21 de octubre tras ser condenado a tres años y seis meses de prisión por haber contratado un servicio de rastreo de los móviles municipales cordobeses con una empresa de su excuñado.

Esta causa fue iniciada en 2003 por quien sucedió a Kammerath en la Municipalidad de Córdoba: Luis Juez.

Gira la ruleta

A las fechas anotadas en el Google Calendar, Cambiemos debe agregarle las correspondientes a los cierres de listas. No se trata de datos menores, puesto que serán insumo para el fuego cruzado de campaña.

El sábado 6 de mayo, 50 días antes de las provinciales, cierran las listas con el consecuente cafeteo y rosca para definir nombres expectantes en la Unicameral y en las intendencias. En tanto, el domingo 4 de junio vence el límite para las nóminas en capital.

Suponiendo que el diputado nacional opte por la doble candidatura, durante tres semanas, del 4 de junio al 25 de ese mes, estará haciendo campaña para dos cargos distintos.

El Concejo Deliberante capitalino, a cargo de Daniel Passerini, eventual rival de De Loredo en la Intendencia, ya tomó los anticuerpos necesarios. A instancias de un proyecto del espacio liderado por Olga Riutort, actual titular del PAMI Córdoba y referenciada en el kirchnerismo aunque con larga trayectoria en el peronismo cordobés, el CD aprobó la modificación del Código Electoral Municipal prohibiendo las dobles candidaturas. De cualquier manera, la vía judicial todavía está abierta.

En Río Tercero, De Loredo volvió a cinturear la consulta al lado de un sonriente Horacio Rodríguez Larreta. Habló de una “propuesta fuerte” para ganar en la provincia y una “fórmula competitiva” en la ciudad.

De cualquier manera, la indefinición deloredista obtura la disputa que se larva por la candidatura para la ciudad, para la que también hay varios anotados y muchas aspiraciones.

Centralidad nacional

En un viaje relámpago que también incluyó una recorrida por Río Cuarto, Rodríguez Larreta pisó nuevamente suelo cordobés. Cumpliendo al pie de la letra el vaticinio de Juez de que el candidato presidencial que quiera ganar debe estar en la Docta (y apoyar al senador), el alcalde porteño reiteró que en caso de llegar a la presidencia no dudará en utilizar la tijera reduciendo “ministerios y secretarías”. Además cargó contra la dolarización propuesta por Javier Milei y dijo que “le llevaría toda una noche” explicar su plan antiinflacionario. Flanqueado por De Loredo y Juez, anticipó que se dejará de gastar más de lo que se tiene.

La disputa por la centralidad en la coalición a nivel nacional tendrá su capítulo local con las visitas de Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal, previstas para antes de fin de mes.

Unidad en la acción

Tras la ausencia en el turno electoral de 2019, al kirchnerismo local puso manos a la obra y anunció la lista que competirá para la gobernación. Se trata de la fórmula Federico Alessandri y Gabriela Estevez, quienes en la semana obtuvieron el “OK” de Cristina Fernández de Kirchner.

Foto mediante, ambos dirigentes mostraron un mensaje de unidad en el disperso y siempre especial kirchnerismo local. Alessandri, actual intendente de Embalse, fue propuesto por el Frente Peronista cordobés, que encabeza el vicepresidente del Banco Nación y referente albertista, Carlos Caserio, mientras que la diputada es una de las máximas autoridades de La Cámpora local.

Sorprendentemente, la tan mentada unidad que se le reclama al espacio oficialista a nivel nacional llega del lado menos pensado, con dos dirigentes que mezclan trayectoria y juventud. Sin la participación del intendente de Villa María, Martín Gill, quien arrió su tropa a las huestes de Hacemos por Córdoba, el espacio busca volver a la media histórica de entre 12 y 15 puntos que le permita tener presencia en la Unicameral.

En 2015, con Eduardo Accastello, actual ministro de Industria de Schiaretti, como candidato, se cosechó 17%, lejos del 40% del actual gobernador. Sin embargo, con el paso del tiempo, el puñado de dirigentes que llegó a la Unicameral perdió referencia y fue absorbido por el oficialismo.