Un tarde cualunque, un timbre, un amigo, un Casiotone. Al filo de la primera década de los dos mil, esa enumeración aparentemente banal marcó a fuego gran parte del recorrido de Ino. El amigo que le regaló ese organito a pilas le dijo: “Tomá, hacé algo con esto”.
Se debería, además, bucear un poco en la historia familiar. Porque su padre es Renzo Teflón, de Los Tontos, que con Los Estómagos y Los Traidores completa la tríada de grupos al frente de una suerte de refundación del rock uruguayo en los ’80. Su mamá es melómana y su abuelo es nada menos que Mauricio Rosencof: escritor, dramaturgo, poeta, ex ministro de cultura y, como militante Tupamaro, preso durante la dictadura junto con José Mujica. De su padre legó, entre otras cosas, ciertos atajos a la hora de la escucha. “Tenía la teoría de que no existía la música para niños, entonces, escuché lo mismo que él”. Por ejemplo, Kraftwerk. “Mucha radio pero también casete, CDs, vinilos. Todo en simultáneo”. Comienzos de siglo y la novedad al alcance de la mano: se podían grabar discos en casa y descargar música de internet. Eso hacía su padre y ella chusmeaba gran parte de todo ese material. Inés Guridi nació hace casi treinta años en Montevideo. Vive allí, en el barrio Arroyo Seco, a quince minutos del centro.
Isla Panorama fue su primer proyecto musical. Era ella sola pero la cosa no estaba tan madura así que iba bien ese otro nombre. Electrónico y experimental, totalmente instrumental. Algunos EP entre 2017 y 2020 le dieron cierto renombre en la escena, aunque ella ya era conocida como DJ y productora. El sonido como un fuego, ella siempre a su alrededor. “Isla Panorama fue mi primer acercamiento consciente a la música. Era la época de Lilly Allen, por ejemplo. Un boom de mujeres que hacían música de manera independiente, medio lo-fi. Me dije: ‘Yo acá tengo este Casio’”, cuenta. Y agrega: “Isla surgió a partir de poder grabarme yo misma, en casa. Fue el momento que me pasé del Audacity al Ableton Live”. Tuvo algún coqueteo académico, un año dedicado a solfeo aplicado al piano, pero no fue mucho más allá. ”No tengo grandes capacidades pianística. Creo que tiene mucho que ver con mi búsqueda, con cómo pienso la música y qué es lo que me interesa a mí”.
Un tiempo antes de la pandemia Isla Panorama se abrió camino en Chile y hacia allá fue: vivió algunos años en Santiago. Hasta que la pandemia truncó varios planes y, pasado el invierno, regresó a Montevideo. Y ahí hay que ubicar el inicio de Pasará, su disco debut. “En el camino de no saber y de lo autodidacta me encontré, sorpresivamente, con capacidades que no sabía que tenía. Y me puse a trabajarlas. Por ejemplo, el canto. Me sorprendí de ponerle voz a mi proyecto artístico y pasar de música instrumental a decir: ‘Puedo cantar, puedo hacer canciones, tengo una voz’. Lo que quiero, con eso, es ser una persona que comunique algo específico”. Así las cosas, las primeras canciones aparecieron apenas antes de su vuelta a Uruguay, durante los primeros días de encierro. “Encontré una miguita de pan y me fascina ver hasta dónde me puede llevar. Tener una voz conlleva no sólo cantar, sino además una identidad, un mensaje, algo a comunicar. Y eso es lo que yo quiero desarrollar. Imagino muchos discos, de acá al futuro, como Ino Guridi”.
Pasará es, a su modo, un breve manifiesto de la canción uruguaya a través del pop. Pero quedarse sólo con eso es perezoso. Hay puntas que lo definen: una tímbrica bien marcada desde los pianos y los sintetizadores; cierta densidad sonora y experimental que parte desde ahí; la búsqueda y la intención rítmica (por momentos algo down tempo; por ejemplo, esa suerte de reggaetón cansino que es “Días”) y la voz particular de Ino cantando, diciendo una lírica algo onírica. Más visual que narrativa. Casi de manera obsesiva se puso a estudiar a las y los poetas de Uruguay. “Me considero más una intelectual y consumidora de arte que artista. En mi cabeza predomina un ser humano en constante investigación. Me volví interesada en la poesía mientras hacía el disco. Y descubrí la imagen poética, una herramienta hermosa”. Casi todo suena como una caminata nocturna por la rambla, bajo cierta lisergia. Hay niebla. No es gris. Es roja, es azulada, es neón. Un aire espeso que hace flotar. Se puede bailar, lento, ahí. “En un momento un amigo, Ernesto Tabárez, de Eté y Los Problems, me ayudó y me dijo: ´Che, este disco es Ino, no Isla Panorama´. Le respondí que era un atrevido, pero que lo iba a pensar. Me dio una semana. A la semana le di la razón. Y ahí me paré distinto. Así se formó Pasará, poniendo a mis canciones en prueba de solidez, por decirlo de algún modo”. Hay dos cantantes invitados: el joven tacuaremboense Tallo y, en efecto, Ernesto. Él aporta su registro en “Que se prenda fuego el campo”. Parece hecha a medida. “Siempre lo imaginé cantándola. Me dije: necesito la voz de Ernesto. Es una canción con una madera muy clásica, ¿no?”.
Otro elemento vital de Pasará es su enlace, su diálogo con la música popular uruguaya. Guiños, señales. El inicio, con “La isla”, tiene de fondo una percusión suave, en loop y en clave de candombe. “Moras” y “Retirada”, las que cierran, casi que pueden pensarse como una misma canción. Por su tímbrica, el groove, la intención definitivamente uruguaya y candombera que tienen. Escuchen sino lo que hacen el piano y el saxo durante los últimos compases de “Retirada”: vuelven loco de éxtasis a cualquiera. Y sí, entre el polvo o el fuego que levanta esa canción se ven los hologramas de Roos y Fattoruso bailando. “Me inquieta mucho a dónde va la música uruguaya. Estamos pasando un momento muy hermoso y primaveral musicalmente. Me preocupa, como uruguaya millenial, proponer algo que se entienda pero que no deje de ser uruguayo, no deje de honrar toda esa herencia”. Confiesa que se metió de lleno, otra vez, a escuchar a Jaime, a Mateo, a Mariana Ingold. “En Jaime encontré a un verdadero excéntrico. ¡Acá tenemos los mejores músicos del mundo y nadie lo sabía!” Por último dirá: “No puedo hacer una música que esté calculada. Si hice un candombe es porque me salió de los dedos así. El cuerpo manda, propone. Me salió mi uruguayidad desde los sintes. Quiero honrar esta cultura, esta música. Quise tener esas agallas, proponer mi Uruguay musical sin dejar de hacer que me entienda el vecino. Me gusta la música de ahora también, ojo. No quiero perderme mi momento histórico”.