El artista Jorge Macchi presenta "Retour" una exposición que despliega listas de compras, cartas de amor, diagramas para comprar maderas, listas de remeras de equipos de fútbol y otros papeles escritos que fueron desechados cuando cumplieron su función. El proyecto marca el inicio de la temporada 2023 del espacio de arte contemporáneo Central de Procesos, en San Isidro.
Los japoneses utilizan la palabra "komorebi" para describir la luz que se filtra a través de las hojas de los árboles, una luminosidad tamizada que alumbra este mediodía la entrada a la casona donde funciona la Central de Procesos, justo enfrente de la Catedral de San Isidro, en esa callecita angosta y empedrada: la planta baja del espacio recibe al visitante con una imagen amplificada de una bolsa de agua caliente, amarilla, bastante sucia, y abandonada en la calle, un magnetismo visual que invita a adentrarse en los derroteros que en último tiempo ha recorrido el artista Jorge Macchi (1963).
La idea de este espacio que nació en 2016 es dar a conocer "cómo un artista abre mundos", en palabras de Eleonora Jaureguiberry, secretaria de Cultura de San Isidro, revelar su work in progress, compartir su procesos de trabajo y es por eso que no hay que pensar "Retour" como una exposición finalizada, sino más bien como una búsqueda, como una "pesquisa" -podría ser la palabra precisa- y una invitación a ver muy de cerca todos estos papeles que Macchi encontró en los últimos dos años caminando por la calle y que ahora cuelgan en las paredes de la sala.
"Tomé esta sala como si fuera mi taller entonces empecé a pegar en la pared y establecer relaciones. Son principalmente textos que una persona escribió en un papel que le servía para un determinado fin y cuando ya no servía más lo arrugó y lo tiró a la calle. Están escritos a mano, son anotaciones para acordarte de algo: una lista de compras, una dirección a donde ir, un dibujo de un mueble para comprar las maderas, una ruta de un conductor de Buenos Aires a Salta, cartas íntimas, todos desechados en la calle", cuenta a Télam el artista durante una visita al espacio cuyas paredes revelan esta suerte de mapa en crecimiento.
Se podría decir que hay algo cortazariano en este proyecto repleto de instrucciones, cartas, anotaciones al pasar, listas de compras, caligrafías diversas, pero también una reminiscencia a los escenarios de un investigador de cualquier thriller policial, con cada uno de esos papeles, de esas evidencias, puestos dentro de un folio, conservados, y colgados de la pared, con flechas que salen de un sitio a otro, papeles manchados, pisados, rotos o estropeados.
"Meterlos dentro de un plástico le daba un sentido de evidencia -confirma Macchi- y también es donde se meten los cuerpos cuando están muertos. Es decir, es una bolsa para algo que se tiene que mantener. Da la impresión de esas películas que uno ve con un investigador privado que tiene en una especie de pizarrón enorme con un papelito que identificar: 'cómo termina y dónde', se pregunta, 'cuál es la trama de todo esto'. Y acá también hay algo de eso aunque estoy seguro de que no hay solución, de que justamente el punto de todo es la trama", describe.
La idea de "Retour" es retomar de algún modo otra obra muy celebrada de Macchi, una suerte de segunda parte de "Buenos Aires Tour", uno de sus trabajos más emblemáticos (con el que ganó la Beca John Simon Guggenheim Memorial Foundation), en el que proponía una particular guía por Buenos Aires: para aquella obra martilló un clavo sobre un vidrio colocado sobre un inmenso mapa de la ciudad y las fracturas, las líneas astilladas, delimitaban los puntos a los que luego debía acudir a recolectar fotografías, escritos o sonidos, es decir, el trazado de un recorrido tan alternativo como poético, sin relevancia turística, histórica ni patrimonial.
Aquel proyecto, que Macchi realizó hace 20 años junto con la escritora María Negroni y el músico Edgardo Rudnitzky, y que devino en un libro, demostraba entonces tres conceptos recurrentes en su trabajo, acostumbrado a partir del azar, de lo anecdótico y lo cotidiano: tiempo, espacio y movimiento.
Es por eso que en "Retour" Macchi realiza la operatoria inversa, y cada uno de esos papeles, esas evidencias, que encuentra en su caminar cotidiano, los transmuta en algo más, los utiliza de disparador: "Las instrucciones para comprar madera por ejemplo se las di a un carpintero y le encargué que haga ese mismo mueble -dice mientras señala en el medio de la sala un típico bajo mesada-. Cuando hago esto pienso que la historia empieza a funcionar en paralelo, porque seguramente este mueble existe en otro lado, en alguna cocina, pero nunca se va a encontrar con este mueble. La carta que encontré tirada la envié a que le hicieran un análisis grafológico -también se ve en la sala- para conocer profundamente a una persona que nunca voy a conocer", ejemplifica.
Incluso, la lista de alimentos que Macchi encontró escrita en un post it, tirada en la calle, la entregó al chef Diego García Tedesco, quien armó un menú de tres pasos en base a lo escrito, un almuerzo con el que se agasajó a los periodistas invitados a la jornada de prensa que dio inicio a la exposición: "Una alquimia increíble", celebró el artista.
"Es como una segunda parte de 'Buenos Aires Tour' -confirma ahora Macchi-. Aquel tour no llegaba a ningún lado y este tampoco. Me parece que hay justamente algo interesante en no llegar a ningún lado. Me gusta pensar que son intentos, ni siquiera de comprender, simplemente intentos. Aquel tenía el formato de una guía de turismo que no cumplía su función pero con un esquema prefijado desde el principio, es decir, un vidrio roto sobre la ciudad de Buenos Aires que determina itinerarios-. Este nuevo intento tiene el proceso inverso. Es decir, no hay un mapa inicial, sino que se va conformando con la búsqueda", desgrana el artista que ha representado a la Argentina en numerosas bienales, como las de Venecia, San Pablo, Liverpool, Sydney y Lyon, entre otras.
Una de las paredes de la sala propone como eje central de esta suerte de mapa el taller del artista, en Villa Crespo: "Hay diferentes papeles que yo encontré con direcciones a las cuales una persona fue y después lo tiró a la calle porque ya no le servía más, entonces ese papel se transforma en una estación, en un lugar al que hay que ir. Entonces, desde ese punto central, que es mi taller sale un rayo hacia ese punto, y son 14 flechas en total que salen hacia afuera. Este mapa tiene un aspecto ahora, pero probablemente en un año sea totalmente diferente, mucho más ramificado".
Cuenta Macchi que no sabe bien por qué no levantó del piso aquella bolsa de agua caliente amarilla, aunque sí le tomó una fotografía, imagen que ahora oficia de lámina publicitaria, de invitación, en el ingreso a la exposición: ¿Por qué me atrajo esa bolsa de agua caliente? y ¿Qué hacía en el medio de la vereda? Uno la imagina dentro de una cama, de algo mullido, íntimo pero estaba ahí expuesta de una manera brutal. Creo que hay algo de eso que es lo que me atrajo, esa cuestión de intimidad", define sobre el objeto, una "intimidad" que bien podría pensarse para el resto de los papeles que alguien escribió a mano y desechó.
El público que recorra la muestra será invitado a anotar en una pizarra las palabras que le llamen la atención y con ellas construir un texto, un poema, una frase, o pensar a quién pertenecieron esas listas, en mesas de trabajo que buscan despertar la imaginación, lo lúdico y el encuentro colectivo. "Con las ideas, anotaciones, descripciones, objetos y preguntas que surjan en los talleres a partir de esos papeles iremos armando un gran panel donde se podrán ver como capas de pensamiento", explicó Pía Landro, directora de Artes Visuales del municipio, sobre las "notas que al artista le servirán como pistas posibles para terminar esta obra".
La muestra "Retour" permanecerá hasta el 30 de junio en Central de Procesos, Avenida del Libertador 16.208, en el casco histórico de San Isidro, de lunes a viernes de 9 a 16 y los sábados de 11 a 15 con acceso gratuito.