Las tensiones políticas siguen reflejándose en el mercado cambiario. Las expectativas respecto a las novedades que pudiera haber en la semana en relación a algún arreglo con el FMI, o en el plano político electoral en relación a las posibles definiciones de Cristina Fernández de Kirchner, tuvieron su correlato en las cotizaciones de los dólares alternativos. El blue o paralelo llegó a trepar 30 pesos en la jornada, más por producto de los movimientos desestabilizadores que de la puja entre oferta y demanda, para luego cerrar en 462 pesos (20 más que el cierre del viernes). De hecho, mientras esto ocurría en el muy chiquito —y controlado por pocos— mercado de las cuevas, las divisas negociadas en el mercado bursátil tuvieron un comportamiento alcista mucho más moderado, en torno al uno por ciento contra casi 5 por ciento de aumento en el blue. El contado con liqui terminó la jornada en torno a los 458 pesos y el MEP, en 444 pesos.
El impulso alcista del dólar no está exento de intencionalidades políticas, más allá del interés de algunos sectores de presionar al gobierno para arrancarle una devaluación. También juegan las operaciones como las denunciadas por el representante del Cono Sur en el FMI, Sergio Chodos, ya que mientras unos tratan de empujar al FMI a que corte las ayudas al gobierno argentino para provocar una debacle económica, otros operan en el mercado local con igual o parecidas intenciones. Y respondiendo la acción en ambos campos, probablemente, a una misma terminal política.
Asi lo interpretó uno de los principales referentes políticos del kirchnerismo, el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, que ante los micrófonos de AM|750 manifestó su preocupación por la crisis cambiaria "porque hay un intento de golpe de mercado, pero también es cierto que nosotros no mostramos una solidez política, y esa falta de solidez se ve como consecuencia de estas cosas". No descartó que detrás del incremento del dólar ilegal haya "operadores que buscan que al gobierno le vaya mal".
Cayendo la tarde, el presidente Alberto Fernández citó a su despacho al titular del Banco Central, Miguel Pesce. Poco trascendió de ese encuentro, salvo por un comentario de fuente oficial que señaló que "se analizó la generación de expectativas negativas en mercados marginales del dólar, que no fueron convalidadas en los mercados oficiales".
Pesce llevó a la reunión el resumen de la jornada, que le permitió exponer que para el Banco Central fue una rueda positiva, puesto que pudo recuperar 190 millones de dólares de reservas a través de las compras netas de divisas en la plaza cambiaria, concretando pagos para la importación de energía por u$s 180 millones. Además, exhibió que el complejo cerealero oleaginso ingresó en la fecha 208 millones de dólares, de los cuales poco más de la mitad (105,8 millones) fueron liquidaciones de exportadores de soja en el esquema de tipo de cambio especial de 300 pesos que rige hasta el 31 de mayo (el llamado régimen del dólar soja 3).
El dato puede resultar alentador en el contexto de las necesidades urgentes del Banco
Central, pero no alcanzan para restablecer la calma ni contrarrestar los intentos desestabilizadores. Tras la acusación de Sergio Chodos contra tres economistas y exfuncionarios de Juntos por el Cambio por maniobras contra el país en el exterior, este lunes se conoció que Alfonso Prat Gay, Guido Sandleris y Hernán Lacunza fueron denunciados penalmente por "traición a la Patria" con la "finalidad de aterrorizar a la población". La denuncia presentada formalmente ante la Justicia los responsabilizó por llevar a cabo gestiones "para evitar que el país obtenga un desembolso de dinero del Fondo Monetario Internacional".
Va a ser una semana compleja en diversos sentidos. Sergio Massa imagina recomponer reservas a través de diversos desembolsos a recibir de parte de China, organismos multilaterales, la industria petrolera y el CAF, por una suma total de 2080 millones de dólares a ingresar de aquí al 30 de junio. Pero mayor ansiedad despierta la posibilidad de lo que pueda obtener, esta misma semana, en las negociaciones para un recalibramiento del acuerdo con el FMI, vía desembolsos y postergación de vencimientos. En una semana en la que, además, hay un vencimiento de deuda local por casi un billón de pesos, el día miércoles.
Massa, a esta altura, es consciente de que no se trata de juntar fondos para salir al mercado a competir con los especuladores, porque así sólo lograría alimentar una fuga no muy diferente a la que se asistió en la última etapa de Macri con el crédito recibido en 2018 del FMI. Necesita algo más que recursos, pero buscará en la misma dirección, la del FMI en Washington, que le otorguen el respaldo político que necesita para conjurar la crisis cambiaria.