La Feria del Libro es una arena donde se libran grandes batallas culturales. En 2022, como para subrayar la existencia de al menos dos bandos en tensión, las presentaciones más convocantes de la Feria fueron la de la escritora argentina Camila Sosa Villada y la del economista Javier Milei. Hoy, apenas inaugurada la 47ª edición de la Feria, los stands más recalcitrantes se llenan de volúmenes biologicistas y ciertos guías proponen un “recorrido libertario” de los pabellones. Pero el stand “Orgullo y prejuicio” se sostiene en el Salón Ocre como símbolo de nuestra parte de la lucha, y en toda La Rural se percibe la apuesta por la visibilidad de títulos LGBT+.

En el stand Orgullo y prejuicio puede encontrarse una curadoría de los libros bajo el arcoiris.  


Un arcoíris en medio del pabellón

El precio del papel está por las nubes, imprimir libros es una misión titánica y, para colmo, la incertidumbre electoral, como signo de todos los debates, devuelve a la Feria su carácter de trinchera para nosotres. “Orgullo y prejuicio”, espacio de Diversidad sexual y Cultura inaugurado en 2018 por el curador Mariano López Seoane, reúne entre sus paneles la mayor parte de la oferta editorial LGBT+ de la Feria: las editoriales, aun cuando poseen stands propios, apuestan a esa reunión bajo una misma bandera. A la vez, en “Orgullo y prejuicio” les visitantes pueden acceder al auditorio propio del espacio, para participar de actividades y debates en torno a la imaginación y la producción de textos LGBT+.

Juan Fernando García, de 53 años, se desempeña como curador del espacio por segundo año consecutivo. Si “Orgullo y prejuicio” continúa flameando su arcoíris “en medio del pabellón de instituciones nacionales y provinciales, es debido a la gran receptividad que tiene”, observa Juan Fernando, quien además es poeta, gestor cultural y docente universitario en la carrera de Artes de la Escritura de la UNA. “A la Feria le importan los números”, admite, “entonces, es muy atractivo el caudal de ventas de la librería que está junto al auditorio de nuestro espacio. Se nos acercan muches lectorxs en busca de teoría, poesía y ficción; saben que acá van a encontrar muy probablemente lo que buscan. Además, las mesas redondas, las conferencias y las lecturas que organizamos reciben un número atendible de gente”.

“No sé exactamente qué cantidad concreta de personas ha visitado este espacio en los años recientes, pero puedo afirmar que en 2022 todas las actividades tuvieron su buena recepción, en cada mesa; incluso hubo público en los días y horarios de la semana que pueden ser menos convocantes”, señala el curador. “Y aunque tampoco tengo números de recaudación, escucho a les editorxs que pasan por acá y se sorprenden de que algunos títulos y/o autorxs venden más en nuestro espacio que en sus propios stands. Tiene sentido: es una librería temática, podríamos decir. Y suele haber libreres que saben recomendar”.

Juan Fernando explica que las actividades del espacio se programan “por interés, por temas específicos y porque algunas son seleccionadas en la convocatoria de la Fundación El libro. Ahí está el abanico de propuestas variopintas y que dan cuenta de algunas discusiones que se vienen dando en torno a la diversidad: sobre ESI, sobre feminismos, sobre la coyuntura política, sobre la historia de los movimientos LGTBQ+, sobre las voces de la ficción y la poesía. En fin, el espectro temático es vastísimo”.

Entre las editoriales con actividades programadas este año en el auditorio de “Orgullo y prejuicio”, Juan Fernando enumera: “De Parado, Alto Pogo, La mariposa y la iguana, Letras del Sur, Final Abierto, La Montaña, Sudestada, Marea, Didot, la UNGS, la Red de Editoras de Género de Argentina, el INADI, Grupo Editorial Universitario, Letra Impresa, entre otras, tienen sus actividades programadas en esta edición”.

Fram Visconti, de De Parado, junto a su socio, el poeta Mariano Blatt


El efecto del libro

Seguimos la enumeración de Juan Fernando y nos detenemos en la primera editorial mencionada por él. “De Parado es una editorial dedicada a la publicación de narrativa gay”, informa el sitio oficial de la edi. Sin embargo, el crecimiento del flujo de sus publicaciones ya excedió el imaginario puramente gay; la novela Cris & Cris, de María Felicitas Jaime, es una maravilla lésbica rescatada muy recientemente por De Parado.

El editor Fram Visconti, de 33 años, marca el pulso de la editorial junto a su socio Mariano Blatt. El lema “Morite, chongo” junto al que posan en incontables publicaciones parece sintetizar su apología a un tipo de escritura amariconada, sexualizada y rebelde. Para Fram, “siempre es un buen momento para tener una editorial gay. Y siempre es buen momento para que aparezcan nuevas editoriales gays”. Por supuesto, admite que hubo épocas “si no mejores, por lo menos más sostenibles” para la producción y el consumo de libros en general.

“El libro se está convirtiendo en un lujo más que en un entretenimiento”, analiza Fram. “Hacen falta incentivos para la producción de libros, más políticas públicas. ¡No puede ser que imprimir nos salga un PBI!”, enfatiza. “Nosotros queremos que nos lean, y hacemos lo posible por que nuestros libros continúen circulando como hasta ahora. Igual, la verdad es que un libro nuestro sigue saliendo más barato que una pasti, y el efecto del libro dura más”.

Quizás debido a ese efecto perdurable de sus libros, De Parado experimentó en los últimos años “dos tipos de crecimiento que van de la mano. Primero, empezamos a tener un público que confía en nuestra editorial. Crear lectores nos obligó a imprimir más para estar en más librerías y en cadenas. Les libreres nos cuentan que nuestros lectores buscan ‘lo último que sacó De Parado’”, señala Fram. “Eso nos llena de orgullo porque es lo que buscábamos desde el principio”.

Pero no es un caso aislado: De Parado integra una constelación creciente. “Hay muchas editoriales argentinas que publican material LGBT+. De hecho, algunas están reeditando obras esenciales de la literatura queer que eran prácticamente inconseguibles. Por ejemplo, la obra completa de Fernando Molano Vargas fue editada en Blatt&Ríos, y todo Oscar Hermes Villordo está siendo publicado en Caballo Negro. Por supuesto que no puedo dejar de recomendar Puntos suspensivos, que publica autorxs trans y no binaries, y también me gustan las novelas de Rodolfo Omar Serio que salieron por Omnívora editora”, subraya Fram.

Los machos siguen durmiendo

Omnívora editora se inauguró en 2019 con Los machos se duermen primero, de Rodolfo Serio, novela que podría catalogarse como “gay” si no fuera principalmente una novela militante: sobre todo, peronista. “Los machos… va por la tercera edición y es de lo más vendido de la editorial”, informa Damián Lupino, de Omnívora. “No somos una editorial que publica exclusivamente textos LGBT+, pero los libros de diversidades y feminismos que publicamos abordan temas que son parte de la discusión del presente. Por eso nos interesa que estén dentro de nuestro catálogo, al que no concebimos como escindido de los problemas políticos e históricos actuales”.

“Nuestro último título es una traducción de un libro muy importante para pensar el género y los feminismos: La fantasía de la historia feminista, de la historiadora estadounidense Joan Scott, que también está teniendo muy buena recepción ya que no estaba traducido al español”. Además, en sintonía con el éxito que continúa representando Los machos se duermen primero, Omnívora lanzó recientemente la novela Los brasileros, también de Rodolfo Serio, más otros ensayos sobre mujeres y feminismos. En este sentido, Damián remarca que “en términos de ventas y de recepción, son muy bien recibidos por les lectorxs, nos los piden mucho en ferias y también en las librerías”.


Un caballo negro cruza el campo de batalla

La editorial cordobesa Caballo Negro lleva adelante una curaduría centrada en la selección y el rescate de libros “que nos generan preguntas, ideas… En este sentido, el universo LGBT+ tiene muchísimo para brindar”, se entusiasma Alejo Carbonell, de 51 años, editor a cargo del sello. “Desde ya, los motivos para publicar un libro nunca son los mismos. A veces, solo se trata de publicar excelente literatura; otras, de intentar aportar algo a un debate. Nos regimos mucho por nuestra intuición”.

Caballo Negro comenzó su recorrido en 2009. “En 2014, publicamos La cabeza contra el suelo, de Paco Jamandreu. Luego La novia de Sandro, el primer libro de Camila Sosa Villada, que era de poemas, y después a Cristian Trincado, Emma Barrandéguy, Oscar Hermes Villordo, Cristina Peri Rossi...”, enumera Alejo. “Pero no hay una ecualización o un porcentaje de títulos asignados. Si el libro nos gusta y podemos hacerlo, allá vamos. La suerte de los libros es común a todo el catálogo, en nuestra escala se mueven todos bastante parejos. No sé si tenemos un lector específico de libros LGBT+, pero sí puedo afirmar que esos libros se leen”.

Los tiempos cambian, los precios suben y las formas de leer ya no son las mismas. Aun así, el acceso a textos producidos en décadas pasadas parece más urgente que nunca, como si se buscara hacer efectiva la propuesta de José Esteban Muñoz en Utopía queer: mirar las producciones artísticas y culturales del pasado para encontrar en ellas una potencia, los destellos de la utopía.

En particular, Caballo negro trabaja en el rescate de la obra del autor chaqueño Oscar Hermes Villordo, fallecido de sida en 1994, a la que, según Alejo, “llegamos leyendo. En su trilogía de novelas, que terminaremos de publicar este año, pasa de lo más crudo y explícito a la delicadeza total. Es un escritor extraordinario, estaban faltando sus libros y publicarlos no tiene solamente que ver con el contexto ni con los debates actuales sino con que es necesario para nuestra cultura”.

Los libros de Villordo, que fueron fulgurantes en su tiempo, enfrentan hoy un contexto de recepción muy diferente del original. Alejo no ignora esta situación: “Hay que decir que cuando salió la primera edición de La brasa en la mano, de Villordo, en 1983, se vendieron más de 60 mil ejemplares y el autor salía hablando del libro en la televisión. Este momento no se parece en nada a aquel en términos comerciales, pero eso es común a toda la industria del libro”.

“¿Quiénes eran esos lectores que se acercaban tan ávidos a la prosa de Villordo? Se me ocurre vincularlos al destape, a la primavera alfonsinista y también a cierto morbo por el imaginario marica”, analiza Alejo. El morbo, por lo menos, no se acabó. “Me animo a afirmar que ahora es un buen momento para la producción de libros LGBT+, justamente porque los modos de circulación cambiaron mucho: son más horizontales, independientes, hasta espontáneos a veces. No todos los cambios son negativos. De pronto, podemos llegar a lectores nuevos, a lectores diferentes. Los libros son parte de un tráfico y de un volumen que los trasciende”.

Como lector, Alejo recomienda “poner especial atención a todo el catálogo de las editoriales Muchas nueces y De parado. Aunque hay muchas más editoriales que producen libros interesantes, como El nunca más de las locas, de editorial Marea, o el Archivo de la memoria trans argentina, de editorial Chaco”.

El optimismo de las combatientes

Todo indica que la industria del libro continúa, aunque malherida por los costos elevados de impresión, de pie. En particular, la producción de libros LGBT+ continúa respondiendo a una necesidad de representaciones positivas, de propiciar nuevas imaginaciones y traer al presente aquellas que se perdieron en los vaivenes de la industria.

La supervivencia (la victoria) de nuestros libros dependerá de la avidez de nuestres lectorxs, que de nuevo son llamades a perderse en los laberintos de la Feria. Proponemos un ejercicio de “consumo responsable” para ponderar la elección de libros LGBT+ antes que otros, y una matemática según la cual, por el precio de tres maples de huevos, puede adquirirse un libro inolvidable.

En última instancia, hablando de efectos duraderos, no debemos perder de vista que un libro, aun cuando te lo comés en una sentada, se queda ahí para que puedas releerlo, marcarlo, prestarlo. Todas las veces que quieras, para siempre.