Llega el invierno y los elementos de calefacción a gas vuelven a encenderse tras un verano largo y caluroso. Además, las ventanas que tanto refrescaron se cierran y los espacios se vuelven más herméticos y con menos circulación. Esto hace que, como cada año, comiencen a hacerse más habituales las noticias de explosiones por fugas e intoxicaciones por escapes de monóxido de carbono.
La prevención y puesta a punto de todos los artefactos que funcionen con gas se vuelve una tarea central durante los primeros días de frío, ya que se trata de un combustible muy inflamable y tóxico.
Fuga de gas: consejos para evitar accidentes
Es importante agudizar los sentidos al momento de sospechar una posible pérdida de gas o volver a utilizar equipos después de mucho tiempo.
El primer indicador que ayuda a detectar un escape de gas es el olor. Pero no solo eso, también se debe prestar atención a los sonidos, ya que cuando hay una fuga suele escucharse un pequeño soplo.
En caso de los hornos, estufas y termotanques a gas, la vista se suma a los elementos que podrían hacer la diferencia. En concreto, se debe mirar la llama de las hornallas, las que, de funcionar bien, deben ser de color azul.
De lo contrario, si la llama es amarilla o naranja, es posible que se haya producido monóxido de carbono.
Otra manera bastante efectiva de chequear que no haya una pérdida de gas es cerrar todos los artefactos que usen este tipo de combustible durante unas horas y revisar luego el medidor de la casa. Si siguió contando, puede deberse a una pérdida.
También se puede optar por comprar un detector de monóxido de carbono. Su precio va desde los 25 mil pesos y sirven para detectar fugas en un rango determinado de mts2.
Son de fácil instalación y vienen con un sistema de alarma que se activa ante la presencia de monóxido y gas, por lo que resulta una herramienta fundamental para la alerta temprana.
Además, si el olor ya es muy intenso, tener la precaución de no encender luces ni usar fuego y abrir al menos cinco centímetros todas las ventanas para que se genere ventilación.
Intoxicación por monóxido de carbono: cuáles son los síntomas
El monóxido de carbono es un gas altamente venenoso que se propaga rápidamente en el aire del ambiente. Los síntomas que genera, señalan desde el Ministerio de Salud, son:
- Dolor de cabeza.
- Mareos.
- Somnolencia.
- Debilidad.
- Cansancio.
- Náuseas/vómitos.
- Pérdida del conocimiento y/o convulsiones.
- Palpitaciones.
- Dolor de pecho.
- Paro cardiorrespiratorio.
El monóxido de carbono se genera por combustiones deficientes y es imposible percibirlo porque no tiene color, no tiene olor ni sabor y no irrita las mucosas, explican desde el Energas.
Este gas, una vez inhalado, se combina con la hemoglobina de la sangre a través de los pulmones e impide que el oxígeno llegue a los órganos vitales.
Fuga de gas: cómo detectarla
Si bien este gas venenoso no puede percibirse, hay claros indicios que señalan la presencia de monóxido de carbono en el ambiente:
- Coloración amarilla o anaranjada de la llama del quemador.
- Aparición de manchas o tiznado en las paredes.
- Mal estado de los artefactos de gas o en sus instalaciones.
- Insuficiente ventilación del ambiente en donde hay una combustión.
- Instalación de artefactos en lugares inadecuados.
- Mal estado de los conductos de evacuación de los gases de la combustión.
- Quemador de gas con la entrada de aire primario reducida.
- Acumulación de hollín u otro material en el quemador.
Por supuesto, siempre que se sospeche que puede haber una fuga, se debe cerrar las llaves de paso y llamar a un especialista para que revise el lugar.
Qué hacer en caso de intoxicación por monóxido de carbono
- Retirarse o retirar a la víctima del lugar contaminado para respirar aire fresco.
- Llevar a la víctima rápidamente al centro de salud, incluso en caso de que haya recuperado el conocimiento.
- Siempre es conveniente consultar con un Centro de Información, Asesoramiento y Asistencia Toxicológico.