El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), obispo Oscar Ojea, pronunció la homilía de la misa inaugural de la asamblea que la jerarquía católica está celebrando en la localidad bonaerense de Pilar, y manifestó la necesidad de una “escucha humilde que se preocupa más por entender que por dar respuestas”. En la misma oportunidad Ojea resaltó la importancia de la reciente publicación de los volúmenes de “La verdad los hará libres”, una investigación a través de la cual la jerarquía de la Iglesia puso a disposición documentos hasta el momento reservados que datan de tiempos de la dictadura militar y que revelan el posicionamiento de los obispos frente al régimen castrense.

Hablando a sus colegas obispos y recurriendo a citas del papa Francisco, el presidente del episcopado sostuvo que “más que nunca necesitamos de hombres y mujeres que desde su experiencia de acompañamiento conozcan los procesos donde campea la prudencia, la capacidad de comprensión, el arte de esperar, la docilidad al espíritu para cuidar entre todos a las ovejas que nos confían de los lobos que intentan disgregar el rebaño”.

Sin hacer ninguna referencia explícita a la realidad social o política del país y, por el contrario, aludiendo a la misión de los obispos, Ojea sostuvo que “necesitamos ejercitarnos en el arte de escuchar que es más que oír”, citando al papa Bergoglio.

Poniendo como ejemplo la actitud de escucha que reconoce en Francisco, el presidente de la CEA señaló que esa es una realidad que “nos interpela también a nosotros como obispos ya que muchas veces estamos escuchando reclamos, planteos, comentarios que no nos gustaría escuchar y tenemos la tentación de ponernos a la defensiva y huir”.

Para Ojea “la publicación de los volúmenes de la ‘Verdad los Hará Libres’, fue un verdadero ejercicio de escucha de nuestros archivos y de las víctimas que estaban detrás de ellos”. Al respecto agregó que “no tuvimos como Conferencia Episcopal solamente la intención de publicar los textos de nuestros archivos, sino la de hacernos cargo de una historia, haciendo en primer lugar una memoria agradecida por tantas hermanas y hermanos nuestros, laicos, religiosos, sacerdotes y obispos que en momentos dramáticos de nuestra historia respondieron con enorme coraje evangélico y entregando sus vidas”.

No hubo en este caso un reconocimiento de responsabilidades institucionales de la jerarquía eclesiástica, a pesar de que los documentos publicados dejan constancia de la complicidad de algunos obispos con la dictadura militar y sus métodos sistemáticos de violación de los derechos humanos. 

Sin embargo Ojea dijo que “queremos dar gracias a Dios por la vida y el ministerio del Beato Enrique Angelelli (n. de r.: asesinado el 4 de agosto de 1976 en La Rioja) y también de Mons. Carlos Ponce de León (n. de r.: murió el 11 de julio de 1977, cuando su auto chocó con una camioneta en la ruta nacional 9 y su muerte todavía no ha sido esclarecida) que junto con otros obispos estuvieron a la altura de su responsabilidad pastoral, defendiendo la misión de la Iglesia y su servicio al Evangelio y realizando de un modo ejemplar una autentica escucha misionera, con un oído en el pueblo y el otro en el Evangelio”.

Los obispos estarán reunidos en asamblea durante toda la semana y no se descarta que hacia el final del encuentro se difunda un mensaje dirigido a la sociedad con consideraciones pastorales sobre el momento político, social y económico que vive el país.

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