Se realizó la sexta audiencia del juicio que se sigue contra Carolina Salva, acusada por el homicidio de su pareja Orlando Amaya (39). Este miércoles se prevé que declaren los últimos 6 testigos y, de completarse la ronda testimonial, el jueves se producirán los alegatos.

    En la jornada de este martes declararon el médico legista Benito Cayetano Mena, que intervino como perito de parte en una junta médica; la Trabajadora Social Mónica Descall, del Poder Judicial, que realizó el informe ambiental con concepto favorable de la acusada; la técnica en laboratorio del Cuerpo de Investigaciones Fiscales, Silvia Ramírez, que levantó dos manchas sanguinolentas en la pared y en una almohada de la habitación de Amaya, y el perito informático del CIF, Ernesto Bonfiglioli, que no pudo extraer información de los teléfonos secuestrados y solo obtuvo una lista de contactos de las tarjetas sim.

    También dio su testimonio la hermana de Amaya, y denunciante en la causa, Rocío del Pilar Amaya. Según explicó el fiscal Leandro Flores, hubo dos denuncias, la primera de otra hermana, Ana Laura Amaya, contra la médica Ana Falcón, del Hospital de La Merced, por abandono de persona, y la segunda, ya por las lesiones, que apuntó contra Salva como la principal sospechosa.

    Mena fue citado a declarar por el fiscal. Dijo que coincidieron en las conclusiones con la médica forense del CIF, Mariana Lambrópulos, y con otro médico que intervino.

    El perito indicó que en el Hospital de La Merced no encontraron un registro claro de la atención a Amaya y que había una incongruencia en el horario de ingreso. También explicó que Amaya tenía politraumatismos y un traumatismo de cráneo grave, que fue la causa de muerte. En La Merced se le puso una vía, un suero y medicación, y se aplicó la escala de Glasgow que era de 14-15, "lo que implica que estaba un poco deprimido", sostuvo Mena.

    El legista dijo que el traslado debió haber sido inmediato del Hospital de La Merced al San Bernardo en la ciudad de Salta, pero demoró hasta el día siguiente. "No sabemos por qué no lo trasladan", manifestó y dijo que tampoco saben qué pasó con el paciente en esas horas. Aunque consideró que las decisiones dependen del criterio médico, observó: "estaba bebiendo, se rotula y se minimiza el trauma de cráneo que es el más grave". Explicó además que al quedar en observación en La Merced, ésta debía ser "permanente" y debían controlar la escala de Glasgow porque era "un paciente grave que se puede descompensar en cualquier momento", sin embargo, no hay registros de que eso se haya realizado.

    Mena explicó que cuando Amaya fue trasladado al Hospital San Bernardo, llegó con el valor 8-15 en la escala de Glasgow, lo que implicaba que "ya había un deterioro neurológico". Allí se le hizo una tomografía y un resonancia magnética y lo operaron.

    El perito detalló que el cuerpo presentaba una lesión cerebral por la cirugía, también tenía hematomas, algunos realizados con un objeto romo, sobre todo en los brazos, y una de las piernas. También tenía un hematoma en el ojo, con un edema, "puede haber sido por golpe pero exactamente no me acuerdo", dijo.

    Respecto al tiempo de los hematomas, el perito indicó que tenían aproximadamente 24 horas de duración respecto al primer ingreso al Hospital de La Merced.

    Explicó asimismo que el traumatismo de cráneo con hemorragia fue lo más grave, ya que con esta lesión se inició un proceso por el que bajaron las defensas de Amaya, y comenzó con complicaciones, deterioro de la función renal, hasta la "disfunción total que causa la muerte". También creyó recordar que el hombre había dado "covid positivo", lo que influyó en esa condición de salud, pero no precisó si eso fue antes o durante la internación.

    Ante una consulta del defensor de Salva, Rodrigo Palazzo, acerca de la cirrosis que tendría Amaya, Mena dijo que pudo contribuir en el deceso pero no fue determinante.

    "Concepto favorable"

    Descall es Trabajadora Social y se desempeña en el servicio social del Poder Judicial, realizó el informe ambiental de la acusada e informó un "concepto favorable". Explicó que realizó un informe en junio de 2022 en base a entrevistas a Salva, a la madre, a una hija, a la expareja y al entorno vecinal.

    Relató que Salva es madre de dos hijas de 23 y 21 años y un hijo de 18 años, producto del matrimonio con su expareja. Las jóvenes y su hermano están estudiando. Descall señaló en su informe que la mujer ejercía una maternidad responsable y presente.

    La Trabajadora social también contó que entrevistó al el exmarido de Salva. Este hombre le dijo que mantuvieron una convivencia por 14 años y fue una relación normal, sin violencia de ningún tipo y sin denuncias. También le refirió que el motivo de la separación fue "el exceso de responsabilidades de ella" y la "desidia" de él, e incluso realizó "elogios al rol materno" de Salva. Además, desconocía facetas de la personalidad de ella que tengan que ver con la violencia o con el consumo de alcohol. 

    La Trabajadora social describió el entorno familiar de Salva. Al separarse regresó con sus tres hijxs a vivir con su madre y el padrastro. Descall explicó que a la figura paterna la ejercía el padrastro, quien representaba la autoridad en el hogar y era respetado por Salva y lxs tres hijxs.

    Señaló asimismo que la mujer no tenía complicaciones adictivas y descartó el consumo tóxico de estupefacientes. También refirió un consumo moderado de bebidas alcohólicas cuando se reunía con amistades.

    Respecto al vecindario, Descall dijo que lxs vecinxs tenían un concepto favorable de Salva, desconocían situaciones de violencia en ella, y tomaron la acusación como algo "sorpresivo". Indicó que hace 20 años que su familia está inserta en ese contexto y "es bien vista dentro del barrio".

    En lo que atañe a la relación entre Amaya y la imputada, Descall relevó que fue un noviazgo de 5 años. La acusada le refirió que tuvieron una relación buena y negó que hubiera violencia. Aunque le refirió que él le hacía escenas de celos y era posesivo porque le reclamaba cómo se vestía o que se maquillara.

    "No convivieron pero alternaban" de domicilios, indicó Descall. Dijo que la familia de Salva aceptaba a Amaya y él participaba de reuniones y festejos familiares. La asistente social señaló que el hombre tenía alcoholismo crónico y que "aparentemente tenía que ver con su estilo de vida", dijo que que a veces tenía ingresos económicos por la venta de productos de limpieza y otras no.

    Descall relevó que Salva se organizaba, cumplía con horarios laborales, con el rol materno, y su estilo de vida no condecía con el de Amaya. También dijo que le refirió que por este motivo había decidido terminar la relación de pareja en diciembre de 2021, pero ella seguía viéndolo porque le tenía "lástima o piedad", incluso le contó que Amaya tenía cirrosis y la familia lo había echado de la casa, por ello le llevaba comida y le planchaba la ropa.

    La asistente social dijo que Salva niega haber vivido situaciones de violencia o abusos de parte de Amaya aún en esa etapa en la que le contó que habían cortado la relación y que la respetaba pero insistía en retomar el vínculo de pareja.

    La hermana acusó 

    La hermana de Amaya, Rocío del Pilar Amaya, dijo que se enteró del cuadro de salud de su hermano cuando la llamó su hermana Ana para contarle que lo llevaron al Hospital de La Merced, el 27 de diciembre de 2021. Ella viajó a Salta desde Mar del Plata, donde reside, cuando Amaya se encontraba en terapia intensiva en el Hospital San Bernardo, y no pudo hablar con él.

    Relató que en esta institución sanitaria, una médica apellido Zurita le dijo que su hermano estaba golpeado y le pidió que hiciera una denuncia. También refirió que antes le había consultado a Salva qué pasó y le respondió que Amaya "se golpeó la cabeza con el calefón" y le creyó. Dijo que después volvió a preguntarle y le contestó: "creo que se cayó".

    También refirió que antes, una vez le vio el ojo morado a su hermano, le preguntó qué le había pasado pero no le respondió, y agregó que el 26 de diciembre de 2021un primo vio que su hermano tenía un golpe en el hombro. Y que otro primo aportó un audio en el que Amaya "le contaba que ellos se iban a las manos" con Salva.

    Rocío dijo que su hermano se había ido a vivir a un inquilinato en el último año antes de su muerte, para estar con su pareja. Responsabilizó a Salva de haber elegido ese lugar precario, "deplorable y sucio". Describió que conoció ese domicilio en septiembre de 2021 cuando fue a visitarlo y se fue llorando al ver como vivía. También dijo que le reprochó a su hermano que viviera así, ya que en la casa familiar tenía todo y apuntó contra la imputada como responsable de alejarlo de su madre y hermana.

    Aunque ante preguntas del juez dijo que el acoholismo de su hermano era voluntario, la testiga también responsabilizó a Salva por llevarle "cajas de vino", y contribuir a su "degradación", en vez de ayudarlo a recuperarse. Indicó que ese consumo problemático de su hermano comenzó en la pandemia y que consumía junto a la acusada.

    Además, Rocío dijo que su hermano le contó que tenía ansiedad y que Salva le dio unas pastillas, con las que podía dormir. Después de la muerte, encontraron esas pastillas en la habitación de él.

    La hermana sostuvo que antes de vincularse con Salva, Amaya era "otra persona" y se dedicaba a la compraventa de autos. Dijo que cuando supo que vivía en el inquilinato le advirtió "en cinco meses vas a terminar mal", como prediciendo lo que sucedió.