Anne Tyng (1920-2011) era una arquitecta inspirada en los poderes y dominios de la geometría. Inspiración certera que reconoce a la geometría como metáfora del pensamiento y de los procesos creativos, expresión espacial que convive con la norma y la sorpresa.
Nació en China, en Lushan, provincia de Jiangxi, durante la estadía de su familia, su mamá Ethel y su papá Walworth formaban parte de comunidades misioneras episcopales, en el país asiático. Los viajes a los Estados Unidos eran frecuentes, pero abandonó China cuando decidió estudiar bellas artes (arte, arquitectura y paisaje) en Radcliffe College; después llegó Harvard y con ella la escuela de diseño, los efluvios Bauhaus y las clases con Walter Gropius y Marcel Breuer.
Graduada en 1944 trabajó en estudios de arquitectura y de diseño industrial hasta que un año después, ya mudada a Filadelfia, conoció a Louis Kahn, el arquitecto de la luz, el hombre con el que trabajó diecinueve años, su amante, un hombre de otra generación y el padre de su hija Alexandra, a la que Kahn (que estaba casado) no le dio su apellido. Alexandra Tyng (pintora) nació en Roma en 1954, adonde se fue su madre después de rechazar una beca Fullright para parir en secreto, lejos del escándalo de época que resquebrajaba cimientos.
En Italia le escribía cartas a Kahn (y él a ella) y estudiaba ingeniería estructural con Pier Luigi Ner. Kahn tuvo tres hijxs, a dos les dio su apellido, uno de ellos, Nathaniel Kahn, hijo de la arquitecta paisajista Harriet Pattison, es el realizador del documental My Architect, dedicado a su padre. Anne, la teórica de la simetría dentro de la simetría, la adoradora de los cinco sólidos platónicos (cubo, tetraedro, octaedro, dodecaedro e icosaedro), diseñó el juguete Tyng, un kit de piezas de rompecabezas de madera contrachapada de diferentes tamaños con la que se podían armar objetos (muebles, autos) y fundó una influencia crítica en el trabajo de Kahn; los diseños de La Galería de Arte de la Universidad de Yale, los de The Philadelphia City Tower y de la casa de baños de Trenton del arquitecto famoso no serían lo que son sin Anne Tyng.
Las bases de esa nueva arquitectura impulsada por Anne que los libros callaron por años y que Kahn negó en una exposición en el MOMA en 1960 (negó la coautoría en “la faceta de las estructuras tensadas para el proyecto de la City Tower”) definieron, mal que le pesara al arquitecto, dualidades de obra. Cuando finalmente el nombre de Anne se dijo en voz alta, ya habían pasado demasiados años cementando el mito Kahn que ocultaba a Tyng, la detonadora del origen de un diseño cercano al paradigma científico.
En 1997 (Kahn murió en 1974) se publicaron las cartas romanas que revelaban, pesar de todos los intentos, que la coautoría de Anne era incuestionable. Anne jugó en China, en la cima del antiguo Monte Lu, y viajó por el mundo con su hermana Mary antes de convertirse en la mujer que creó espacios tridimensionales para habitar y mezcló como si fuera plastilina de dos colores: ciencia y arte. Los años que trabajaron juntos (aunque se habían separado cuando Alexandra tenía tres años) envolvieron a Tyng y a Kahn en un aprendizaje de sistemas mixtos que los obligó a sincretizar métodos y filosofías propias antes de tomar distancia y de seguir cada uno su camino.
El de Anne, tanto en su vida académica como en la profesional, fue un camino de “abrumadora variedad temática” (como el ensayo que publicó sobre las funciones creativas femeninas en la arquitectura ligadas con la teoría de Jung) y, como señalan las tesis de sus alumnxs y discípulxs, con un mundo teórico propio que amasaba números, pensamiento, cuerpos cósmicos y diseño sin dejar de escuchar la morfología del placer que los piensa y crea.