Dirigida por Violeta Marquis y protagonizada por Camila Tamagnone (La China), Nicole Kaplan (Liz) y Sol Zaragosi (Narradora) - con la música en escena de Catalina Telerman-, Desertoras es una obra de teatro que cuenta la historia de amor de dos mujeres que recorren en una carreta las hostiles tierras de la llanura pampeana durante el siglo XIX.
Basada en la primera parte de la novela Las aventuras de la China Iron, de Gabriela Cabezón Cámara, Desertoras propone en escena un texto que logra mantener fidelidad sobre la novela que la origina y, a su vez, transformarla. A través de un protagonismo desdoblado y una figura narradora que guía, acompaña e interviene sobre la trama, la obra propone una reescritura de la literatura gauchesca del siglo XIX en clave contemporánea, incorporando la perspectiva de figuras antes omitidas: las mujeres.
Estrenada en el 2021, la obra obtuvo reconocimiento a nivel nacional e internacional: fue seleccionada en La Bienal de Arte Joven de Buenos Aires, resultó ganadora de la categoría C1 del Festival Internacional de Teatro Universitario (FITU), organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y obtuvo una Beca Creación 2022 porparte del Fondo Nacional de las Artes (FNA). Este 2023, Desertoras inicia su tercer año de cartelera en el teatro El Grito. Además fue seleccionada, dentro de la categoría “Diversidades y disidencias”, para formar parte de la programación del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti.
Dos mujeres. Una carreta en la pampa. Una historia de amor. Desertoras se desarrolla en La Pampa durante el siglo XIX, espacio que se es cenificaa través de unos pocos pero precisos elementos antiguos y rurales: un cráneo de vaca, una carreta cubierta por una cortina desgastada, alfombras de lana, botas de cuero, cacharros oxidados, un cuenco de hierro, un poncho atado a la cintura, pañuelos al cuello. En ese lugar, la China, que había estado casada de manera forzosa con “la bestia de Fierro”, el popular gaucho cantor Martín Fierro, conoce a Liz, oriunda de Inglaterra, que estaba en camino a Cortiguatreche en busca de su marido perdido Oscar.
Juntas, comienzan a viajar por la “larga y solitaria” llanura pampeana. A diferencia de la novela que dio origen a este texto teatral - nacido en las aulas de la Universidad Nacional de las Artes (UNA) -, la historia y punto de vista de la China se entremezcla con el de Liz y el de la narradora, dueña de una pulpería que pertenecía a su familia. En Desertoras el protagonismo se rompe y cada personaje toma centralidad en el desarrollo de la trama, colabora para que esta se bifurque. La obra se centra en cómo la China y Liz juegan a conocerse, a probar las palabras de la otra, sus idiomas y costumbres.
Alrededor de su carreta ellas construyen un mundo íntimo, un refugio frente a la violencia del hombre, que aparece como recuerdo, parte de un pasado del que buscan alejarse, y como amenaza, un peligro constante que se esconde detrás de la tierra y el polvo.
Un ida y vuelta hacia la literatura gauchesca
En Las aventuras de la China Iron, publicado en 2017, Gabriela Cabezón Cámara nos introduce a un universo históricamente masculino, como lo fue la literatura gauchesca del siglo XIX, a través de una figura omitida. La mujer del gaucho Martín Fierro se torna protagonista y, desde su perspectiva y su historia se recorren esas mismas tierras marcadas por la pesadez, la monotonía y la violencia. En Desertoras, esta disrupción literaria de Cabezón Cámara se afianza. La falta total de presencia de hombres en escena logra, por momentos, una mimesis total entre el territorioy lo masculino, entre la llanura pampeana y “El Negro”, “la bestia de Fierro”, el “indio”, el “gaucho”, un mundo peligroso que acecha sobre la relación de la China y Liz.
Distintos espacios característicos de la literatura gauchesca, como la pulpería y la llanura pampeana, presentes dentro de la obra, son atravesados por las perspectivas y sensaciones de las protagonistas. Como, por ejemplo, la pena que siente Liz cuando la China le cuenta cómo fue entregada a Fierro, luego de matar a su padre en una pelea con facón, o cómo buscan protegerse armadas con una escopeta ante las nubes de polvo y tierra. A travésde esa mirada, La Pampa del siglo XIX, tierra de fronteras, de incertidumbres y amenazas, recorrida por distintas obras literarias de la época, se reduce a su hostilidad.
En Desertoras no hay margen: el territorio es masculino, es agresivo. Así, la posibilidad de disfrute para dos mujeres solas en medio de la llanura se diluye, y su único refugio se vuelve el espacio íntimo que construyen dentro y alrededor de su carreta. Con ellas y su viaje hacia el horizonte, ese todo y la nada que las rodea, el mundo literario gauchesco se transforma. La potencia de la obra está ahí: en forzarnos a ver con otros ojos parte de nuestra historia.
Domingos 7, 21 y 28 de mayo y 4, 11, 18 y 25 de junio a las 18 horas en el teatro El Grito (Costa Rica 5459, Ciudad de Buenos Aires).