El encuentro de Fidel Castro con Ernesto Guevara en México, en 1955, cambió la historia. Allí comenzó la historia que culminaría con el desembarco del Granma en Cuba en diciembre de 1956, la campaña de Sierra Maestra y la entrada triunfal en La Habana, el 1 de enero de 1959, fecha fundacional de la Revolución Cubana.

La relación entre ambos marcó el vínculo de Fidel con la tierra natal del Che y con el resto de Latinoamérica. Un vínculo que había comenzado en 1948, durante el viaje que Fidel realizó en abril de 1948 a Bogotá como delegado de la Federación Estudiantil Universitaria a la IX Conferencia Universitaria. El joven estudiante de derecho que tenía el propósito de entrevistarse con Jorge Eliécer Gaitán, vio frustrado el encuentro con el líder asesinado pocas horas antes del encuentro, sería testigo del Bogotazo.

“Fidel Castro salvó la vida en un Cadillac protegido por una bandera argentina extendida sobre el techo y con las placas diplomáticas bien visibles”, relató Rogelio García Lupo en su libro Últimas noticias de Fidel Castro y el Che, publicado en 2007. Castro ya militaba contra la dictadura de Trujillo en la República Dominicana, todavía bien vista por Washington, y trabó relación con los enviados del gobierno peronista a Bogotá: Diego Luis Molinari y un joven Antonio Cafiero. De allí que, según García Lupo, la CIA catalogara al futuro comandante revolucionario como agitador peronista.

Una década más tarde, ya en el poder, Fidel visitó por Buenos Aires. Fue a los pocos meses de la toma del poder, y antes de declarar el carácter socialista de la revolución. El presidente de entonces, Arturo Frondizi, lo recibió en mayo de 1959, y se solidarizó con la isla en la Conferencia de Punta del Este, en 1961, oportunidad en que la Argentina no acompañó la expulsión de Cuba de la OEA, en los mismos días en que el presidente desarrollista se entrevistó secretamente con Ernesto Guevara.

Los caminos de la Cuba de Castro y la Argentina se volverían a cruzar el 25 de mayo de 1973, aunque sin la presencia de Fidel, quien fue representado por el presidente Oswaldo Dorticós en la asunción de Héctor Cámpora. Tras 18 años de proscripción, el peronismo reunió en Buenos Aires a los presidentes de Cuba y de Chile, el socialista Salvador Allende, encuentro que solo se repetiría treinta años más tarde, durane la asunción de Néstor Kirchner.

Cuba recibió en los años de la última dictadura cívico militar a miles de exiliados argentinos, que se instalaron en la isla con sus familias, parte de cuya historia quedó reflejada en el documental La Guardería, de Virginia Croatto, hija de uno de los dirigentes montoneros exiliados.

En junio de 1982, durante las horas finales de la guerra de Malvinas, el canciller Nicanor Costa Méndez viajó a La Habana para participar de la cumbre del Movimiento de Países No Alineados, ocasión en que el ministro de Relaciones Exteriores de la dictadura recibió una clase de estrategia militar de parte de Fidel, quien, con un mapa del archipiélago en la mano, le recomendó fortificar algunos zonas estratégicas.

Trece años más tarde, a 36 años de su única visita hasta entonces, Castro volvió a pisar suelo argentino. Lo hizo en octubre de 1995, durante la V Cumbre Iberoamericana, en Bariloche. 

La Patagonia se cruzaría en su camino en 2003 en la figura de un nativo de esa región: Néstor Kirchner. Castro llegó para su asunción. Atrás habían quedado las rispideces con el gobierno de la Alianza, al que tildó de “lamebotas” de los Estados Unidos por mantener el voto de condena contra la isla por la situación los derechos humanos en Cuba.
Fidel presenció en el Congreso la jura de Kirchner rodeado del venezolano Hugo Chávez y el brasileño Luiz Inacio Lula Da Silva, en un marco que recordaba la asunción de Cámpora. Al día siguiente, por la noche, desafió el frío otoñal y habló tres horas desde la escalinata de la Facultad de Derecho.

En julio de 2006 hizo su última visita, que fue también su última actividad internacional. Pasó por Córdoba para la cumbre del Mercosur. Junto a Chávez habló ante 40 mil personas en un descampado de la Universidad de Córdoba. Al día siguiente visitaron en Alta Gracia la casa que habitara la familia Guevara. Fue la última imagen del líder cubano fuera de su país.