Soraya Maicoño trae en su voz el conocimiento ancestral del pueblo mapuche. Es una Pillan kushe, “la persona que levanta ceremonia”. Cantora y actriz mapuche, Soraya es también vocera del pueblo en diferentes recuperaciones de territorio y también, como ocurrió en octubre del año pasado, cuando el pueblo es violentado. Con el procedimiento reunión, que el artista Dani Zelko viene desarrollando como acto creativo desde una escucha atenta y minuciosa, escribieron Pewma ull. El sueño del sonido. ”Y en mi caso, a través del canto/ tengo la posibilidad/ de sanar./ No es esa la palabra/ no sé qué palabra usar,/ cantando puedo recibir cierta información/ que colabora en el crecimiento de esa persona/ y de mí misma/ y de lo colectivo también”, cuenta Soraya en una de las tantas conversaciones que mantuvieron. “A mí conocer a Soraya me cambió completamente la vida, en cómo me pienso a mí mismo, cómo pienso mi historia, cómo pienso la política, cómo pienso el habla, entonces, este libro es la materialización de un regalo y deseo que ese regalo pueda ser para muches”, expresó en un encuentro virtual que fue también celebratorio de la salida del libro en papel, que pronto estará en muchas librerías de todo el país y ya tiene su edición digital. Soraya tuvo que viajar para encontrar un lugar donde conectarse a un zoom y Dani está dando clases en Estados Unidos. “Como parte de un pueblo despojado, en algún punto nos toca hasta asimilar la violencia. Entonces, es un desafío para nosotros tener que transformar la violencia creativamente. Yo veía las creaciones que están haciendo mis lamuen presas ahora, que son todos elementos de nuestra vestimenta mapuche y yo les planteaba que me genera mucha alegría, me encanta ver cómo ellas en situación de estar ilegalmente e injustamente presas están transformando ese encierro en creaciones muy hermosas para todas las mujeres mapuche que deseemos vestirnos con sus creaciones, que son realmente muy vistosas, muy coloridas, muy necesarias”.
Lo que Soraya subraya es que las cuatro mujeres detenidas de forma ilegal están “transformando la tristeza y la violencia en objetos creativos para nosotras, las que sí podemos salir, las que sí estamos libres, entre comillas y tenemos la posibilidad de salir a pedir por ellas. Entonces, creo que hay que aprender a darse esas oportunidades, no solamente las mujeres mapuches, todas las mujeres, todas las personas nos tenemos que dar esa oportunidad de transformar la violencia que en algún momento de nuestras vidas nos ha tocado atravesar y eso es lo que mayormente viene a hacer el ser humano. Si nos quedamos en el lamento y no modificamos nada, no crecemos, no avanzamos y no aprendemos. En cambio, si intentamos transformar, y no desde el resentimiento ni desde la resignación sino desde la evolución, desde el conocimiento, creo que nos damos una posibilidad también de reconstruirnos como pueblo”.
Con su hablar poético, Soraya va marcando el pulso de una conversación en la que todo el tiempo apunta a la participación de Dani. “El método, la forma de trabajo de Dani es a partir de nuestras conversaciones, vamos indagando, profundizando sobre algún tema en particular. En este caso tenía que ver con mi trabajo de recopilación de canto y lo que implica ir metiéndonos en lo profundo de los territorios. Entonces, no es que yo iba escribiendo y él después transcribió lo que yo le relaté, sino que es basado en nuestras conversaciones. Creo que ese hablar también surge a partir de las sensaciones, emociones y vivencias que fui teniendo en diversos espacios territoriales, por lo que se cuenta en el libro, que tiene que ver con los silencios, con las distancias, con los climas, con el viento, con el fuego y sobre todo con el saber escuchar”, cuenta sobre el proyecto que se transformó en El sueño del sonido.
Así lo expresa Dani en la presentación del libro. “Soraya Maicoño es una cantora y actriz mapuche que hace veinticinco años lleva adelante una recopilación del canto ancestral de su pueblo. Desde 2015 ha sido vocera de recuperaciones territoriales que enfrentaron la represión, el desalojo y el estigma, a través de procesos de autodefensa y reafirmación comunitaria que hace tiempo no se veían en el Puel Mapu, territorio mapuche en lo que se conoce como Argentina. También tiene el rol espiritual de Pillan Kushe: mujer sabia que, acompañada de su kultrun, saca el canto sagrado en ceremonia. A través de estas diferentes manifestaciones, su voz da continuidad a prácticas de conocimiento que el Estado intentó exterminar y carga el presente de una nueva forma de espiritualidad política”.
Con Soraya se conocieron en 2019. Dani se acercó a ella con la intención de hacer algún tipo de colaboración en territorio, aunque todavía no conocía el territorio ni las comunidades donde, el 25 de noviembre de 2017 habían matado a Rafael Nahuel. “Soraya estaba muy convencida de que teníamos que trabajar con WinKul Mapu, así que hicimos un libro con la comunidad que fue un trabajo largo, sostenido y para mí muy enriquecedor". Se trató de Reunión: Lof Lafken Winkul Mapu, en 2019. Ahí empezamos a entablar una amistad, una cofradía, una alianza y todos estos años fuimos conversando mucho, nos fuimos encontrando muchas veces, fuimos haciendo colaboraciones con distintas comunidades. Al llegar este año teníamos tanto material de la voz de Soraya, que se nos ocurrió este libro con su voz, donde ella despliega un tiempo para hablar de todo su trabajo con el sonido, con la voz, su recorrido por comunidades compilando y reconstruyendo los cantos mapuche y también su rol como vocera y para mí es un lujo poder tener un libro a Soraya hablando desde su propia experiencia, así que yo estoy muy contento y agradecido”, dice Dani. El amor y el reconocimiento recorre la entrevista, y también el libro. “El canto se fue perdiendo bastante/ sobre todo el de ceremonia/ porque hubo un tiempo/ demasiado tiempo/ en que se prohibía levantar ceremonia/ entonces muchos taill/ que es el canto sagrado/ que habla de todo lo que nos rodea/ de las fuerzas de la naturaleza/ de los animales/ de los linajes/ se fue perdiendo./ Por eso recopilar esos cantos/ es darnos la posibilidad/ de armar un gran rompecabezas/ donde cada uno/ tiene un pedacito/ cada uno tiene un pedacito,/ porque en un pueblo originario/ nadie tiene la verdad/ todos tenemos un pedacito de verdad/ y entre todos armamos/ nuestra verdad propia”.
El texto se lee como un poema, porque el procedimiento de Dani consiste en escuchar y transcribir bajando de línea cada vez que la persona respira. Luego viene el intenso proceso de corrección, que es también conjunto, colectivo.
“Fue muy interesante cómo se fue construyendo nuestra relación, cuando nos conocimos quizás estaban más a flor de piel nuestras diferencias y a medida que pasaron los años y los encuentros fuimos encontrando un montón de dinámicas y de valores en común entre nuestras formas de trabajar y creo que el gran verbo que nos reúne es la escucha, creo que les dos, de distintas maneras, pensamos, nos encontramos, trabajamos alrededor de la escucha”, dice Dani y asegura: “La escucha es el verbo que más amamos y que recorre todas nuestras intervenciones, por abajo de nuestras palabras, hay un trabajo de escucha, como si las palabras o la forma de hablar surgiera primero de la escucha de otras personas, de otras historias, del territorio mismo y creo que en el libro, la escucha está como tema, como contenido, pero también está como forma, está como fe, está como deseo, así que me parece que el libro gira en gran parte alrededor de la escucha, no solo como tema sino también como como dinámica y como forma de vida de crecimiento y de búsqueda de conocimiento”.
El contexto en que se conocieron Soraya y Dani hizo imperiosa la escritura sobre el Lof Lafken Winkul Mapu, “donde está nuestra única Machi del pueblo mapuche de esta parte de la cordillera”. Machi es una autoridad espiritual del pueblo. Se llama Betiana Colhuan y hoy continúa en prisión domiciliaria. Fue una de las ocho encarceladas en el allanamiento y desalojo del 4 de octubre del año pasado en Villa Mascardi. La salida del libro también viene a intervenir sobre esa violencia sufrida. Todavía hay cuatro mujeres presas con nueve niños y niñas y una mujer en clandestinidad con cinco hijes. “La situación realmente ya es extrema, ya es muy delicada la tristeza que las embarga, estamos con niños deprimidos que no están pudiendo ir a la escuela y todo un pueblo mapuche que está siendo negado con nuestra práctica espiritual, porque se desalojó en territorio en donde está el único rewe de Machi que tenemos en todo el Puelmapu (territorio mapuche ubicado en el actual estado argentino)”, cuenta Soraya y recuerda el estado de situación. “Hay muchas idas y vueltas por parte del Estado, que si bien se declara dialoguista nos viene dilatando la mesa de diálogo, aun habiendo propuesto diferentes posibilidades de acuerdo, a los que se accedieron, aún con todas las condiciones que pusieron y sin embargo todavía nada se ha modificado”, subraya. Por eso, El sueño del sonido “también es un libro que te acompaña ese proceso de encarcelamiento ilegal porque nadie va preso por usurpación, pero eso es lo que está sucediendo. Entonces, sí, también es un momento muy sensible para nuestro pueblo y por momentos también creo que tiene cierta vehemencia, justamente porque estoy, estamos con Dani muy atravesades por esta circunstancia y en lo personal a mí me genera mucho dolor, mucha impaciencia, mucha rabia”.
Para Soraya, el Estado argentino “además de arrogarse vanguardia en temas de derechos humanos, también está todo el tiempo haciendo hincapié en la defensa de la soberanía y eso también es bastante hipócrita, porque en realidad hoy la deuda externa se está pagando con zonas territoriales que son denominadas zonas de sacrificio, en nuestro caso en la Patagonia, donde mayormente vive la población mapuche. Ahí se avanza con emprendimientos extractivistas que además están en manos, en su mayoría, de empresarios extranjeros. Entonces, la realidad es que se niega un pueblo porque de alguna manera les resultamos también una piedra en un zapato a sus proyectos empresariales, y se utilizan todo tipo de maniobras y de estrategias, incluso hasta la muerte si hace falta, no solamente el encarcelamiento, para arremeter contra nosotros como pueblo”.
En el libro, se señala cómo los reclamos de memoria, verdad y justicia no llegan a esta realidad urgente del pueblo mapuche. “Lo que más me preocupa es esa falta de sensibilidad en la sociedad, que no está atendiendo a esto que está sucediendo. Terminan comprando ese discurso hegemónico sobre el mapuche terrorista conflictivo, que incluso está poniendo en riesgo la soberanía del pueblo argentino y no se le da el tratamiento real por el cual nosotros defendemos los territorios”. Asegura que no es una pelea por los territorios, sino la necesidad ancestral de defenderlos “de esta forma tan brusca y tan humillante que tiene el Estado argentino para para avanzar en su destrucción y para beneficiar a cierto grupo empresarial”.
Es que el pueblo mapuche no se concibe escindido de la tierra, desde su nombre, gente de la tierra. “Nosotros pertenecemos a la tierra como una piedra, como un pájaro, como un árbol, como un río, como la montaña, como el arcoíris, porque estamos vinculados a la tierra que pisamos y también a todo lo que nos rodea y esa es una concepción con la que nos criamos y desde que nacemos sabemos eso. No lo podemos cuestionar, porque así nos enseñan, aún sin haber vivido en comunidad, incluso habiendo nacido en una ciudad, así nos enseñan. Entonces, es parte de nuestra concepción sobre el mundo y por eso nos da tanto dolor que avancen así en contra de los elementos de la naturaleza, en contra de la biodiversidad, de todas las formas de vida que conviven, porque eso también atenta contra nosotros como gente”.