La Policía de Chubut y Gendarmería nacional balearon en el interior del predio de Tecpetrol a uno de los trabajadores que mantienen la toma de la planta, para exigir la reincorporación de los 250 despedidos de esa empresa del grupo Techint. El hecho hizo que la situación en el yacimiento se tensara. "Las presiones a las que están sometidos (quienes mantienen la protesta) son continuas", denunció el titular del Sindicato de Petroleros Privados chubutense, Marcos Gallardo.
El episodio en que las fuerzas de seguridad dispararon contra un despedido ocurrió el miércoles por la noche cuando dos de los 220 petroleros que mantienen la toma fueron a buscar un bidón de agua en otro sector del predio. En eso “los cruzó una camioneta de Tecpetrol, no un patrullero sino una camioneta de la empresa, y les tiró dos tiros con balas de goma”, relató Gallardo a Página/12.
Quien recibió los disparos fue uno de los delegados de apellido Ulloa. Milagrosamente no quedó herido porque la cantidad de ropa de abrigo que allí se usa debido al intenso frío amortiguó los balazos. “Las noches allá (en Comodoro Rivadavia) son frías de verdad. Usamos dos pulóveres y un mameluco térmico ingnífugo que es como tener un acolchado encima. Eso fue lo que protegió al compañero”, explicó el titular del gremio.
Cuando los demás trabajadores oyeron los disparos, agregó, “corrieron a los policías", que sin más se alejaron de ese sector. Lo que no se pudo establecer fue si quien gatilló fue un agente de la policía provincial o de Gendarmería. Lo cierto es que, desde entonces, la situación en el yacimiento El Tordillo, de la multinacional Techint, se volvió "más tensa".
En el predio conviven trabajadores, y agentes de la Policía provincial y Gendarmería. Tal como lo hicieron desde que se inició la toma, cuando la empresa envió hace una semana los telegramas de despidos, las fuerzas de seguridad mantienen rodeado el lugar tanto en el exterior como en su interior.
La presencia de policías y gendarmes no permite que quienes mantienen la protesta puedan trasladarse libremente de un lugar a otro de la planta. Son muchos y “la comida y el agua se acaban enseguida”. De allí la necesidad de aquella noche en buscar bidones para cocinar y beber.
“En todo momento estamos presionados –aseveró Gallardo-. Sin embargo, nosotros seguimos tranquilos, sin romper nada ni parar el bombeo (con que se extrae el petróleo) para que la empresa no diga que le generamos pérdidas.”
Desde que las fuerzas de seguridad dispararon contra Ulloa, los familiares de los despedidos y vecinos de Comodoro Rivadavia incrementaron la ayuda a los trabajadores, con agua y alimentos. La vigilancia de los agentes también aumentó. “Igualmente, no vamos a hacer nada fuera de lugar –aseguró Gallardo-. Pero tampoco vamos a permitir que ellos avancen.”