Hasta la raíz
“El afrofuturismo es la forma en que los afroamericanos se relacionan con el pasado y el presente para pensar en el futuro”, explica Kevin Young, director del Museo de Historia y Cultura Afroamericana que funciona en Washington. Y es que allí se acaba de inaugurar Afrofuturism: a History of Black Futures. Se trata de una mega exposición que durará hasta marzo del año próximo en torno a este complejo mosaico de arte, literatura, ciencia, música y cultura pop donde, por supuesto, los vectores de raza y género cruzan de lado a lado el guión curatorial. Desde las ficciones especulativas de Octavia Butler o Samuel Delany hasta el traje que vistió Chadwick Boseman para la película Black Panther. Desde la guitarra que Vernon Raid usó en Vivid, el álbum debut de su grupo Living Colour, hasta los cómics de Luke Cage, pasando por toda una constelación de artistas que celebran el poder de la negritud como resistencia y orgullo. Todo esto forma parte de una inmensa caja de resonancia que trascendió los círculos académicos donde el concepto “afrofuturismo” surgió originalmente, para emerger, según explica Young, “como filosofía, género multimedia, movimiento estético y activista que, lejos de ser marginal, permea a toda la cultura norteamericana”. A la muestra física se suma la posibilidad de hacer un recorrido multimedia ingresando en la web. Además, la exhibición está acompañada por el libro Afrofuturism, que reúne cien láminas con ilustraciones y objetos. Dentro de las varias rutas posibles de entrada al libro, una de las más interesantes es el recorrido musical a través de las comunidades artísticas de los inicios del jazz hasta los movimientos urbanos de las artes negras de los años 60 y 70 y la formación de la Black Rock Coalition, creada a mitad de los 80, en la que comulgan desde el periodista del Village Voice Greg Tate hasta Chuck Mosely, vocalista de Faith No More.
Al espacio, oui oui
Con un toque decididamente francés, el turismo espacial se sigue reinventando. Ahora, una empresa con sede en Toulouse ofrece la oportunidad de disfrutar de una cata de vinos a 24 kilómetros sobre la superficie de la Tierra. La idea lleva la firma de la startup Zephalto que propone viajar con “comodidad inigualable” en una cápsula presurizada colgada debajo de un enorme globo de helio “del tamaño del Sacré Coeur en París”. La experiencia de seis horas llevará a seis pasajeros y dos pilotos a la mitad de la estratosfera a cambio de unos 18 mil dólares por persona. Zephalto ha dicho que esperan lanzar los primeros vuelos del globo (cuyo interior será diseñado por el minimalista diseñador de interiores parisino Joseph Dirand) para 2025. La firma también aclaró que la góndola de lujo estará hecha de fibras compuestas para garantizar una resistencia excepcional sin dejar de ser liviana. Y sobre todo, que los pasajeros estarán a suficiente altura como para “admirar la curvatura de la Tierra, su halo azul y las estrellas”. Finalmente, Zephalto asegura que ya realizó pruebas de vuelo y está asociada con el Centro Nacional Francés de Estudios Espaciales. Alguna vez, hace muchos años, un presidente argentino imaginó vuelos a la estratósfera que en dos horas nos dejarían en China pero los franceses, hasta ahora, no han mencionado a este singular visionario como fuente de inspiración.
Tintín ahora es NFT
Cuando Hergé presentó su ilustración de portada para El loto azul en 1936, el editor del dibujante dijo que era demasiado caro reproducirlo en color. Pero la ilustración de gouache y acuarela, que representa a un dragón flacucho que mira de reojo a Tintín y a su perro Snowy acurrucado dentro de un jarrón, recibiría una validación tardía cuando se vendiera en una subasta por 3,9 millones de dólares en 2021. Ahora, la imagen que nunca fue la portada de las aventuras del reportero belga a través de la China ocupada por los japoneses está a la venta nuevamente, esta vez como parte de una colección de NFT. Hay dos versiones de El loto azul en este novedoso formato cripográfico. Una es una impresión de edición limitada con un tope de 777 copias. El otro, una impresión digital con un tope de 1777 copias. El número siete hace un guiño al subtítulo de la revista de Tintín, que decía: “La súper revista de los jóvenes de 7 a 77”. Ambas versiones incluyen un certificado de propiedad, un folleto creado por el experto en Hergé Philippe Goddin y acceso interno a la próxima entrega de Tintín NFT. El NFT puramente digital viene con un trío de ediciones, también digitalizadas, del cómic El loto azul y un pase familiar único para el Museo Hergé en Bélgica. Mientras tanto, el capitán Haddock fuma en pipa y se ha servido un whisky para analizar esta información e intentar comprender las nuevas reglas del mercado del arte en las que anda envuelto su amigo.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
El Gran Panteón del cementerio de Chacarita es una necrópolis subterránea, diseñada y construida por la arquitecta Ítala Fulvia Villa entre 1950 y 1958. Es a la vez el primer ensayo mundial de arquitectura moderna aplicada a un ámbito funerario de tal dimensión, el “último hogar” de más de 150.000 porteños. De estilo brutalista, esta compleja estructura de hormigón permanece sumergida como un mundo laberíntico de galerías iluminadas por patios, donde miles de nichos funerarios idénticos se superponen al infinito. También conocido como Sexto Panteón, acaba de ser declarado Patrimonio Cultural de la Ciudad. Recorrerlo puede ser perturbador, a menos que este paseo se resignifique en clave estética. Eso es lo que propone el colectivo La Mujer Mutante con su performance Una obra más real que la del mundo. Con dramaturgia de Victoria Roland y Juan Coulasso y dirección de este último, junto a un equipo que trabaja dentro y fuera de la escena para crear una experiencia poderosa, se puede iniciar esta expedición que, a lo largo de dos horas, transita por la historia de las pestes y las tensiones sociales que dieron lugar al cementerio pero que también se adentra en la muerte como un tabú que aún debe ser cuestionado y repensado. “Una obra más real que la del mundo será una experiencia liminal entre las ficciones de la muerte y la realidad de nuestros cuerpos”, advierten los integrantes de La Mujer Mutante. Estrenada en 2019 en el marco de la Bienal de Performance, la obra también se resignificó en su parate obligado durante la pandemia: el retorno sumó una capa de sentido más. “Nosotros ensayábamos en una sala cerca del cementerio. Y en diversas caminatas, que también eran un intento de recorrer la ciudad en clave flanéur, nos encontramos con un lugar que se impuso”, comenta Roland sobre el inicio del proceso. La performance se nutre de una investigación que, entre otras derivas, busca visibilizar el trabajo de Ítala (muchos creen que el panteón es obra de Clorindo Testa aunque en verdad, él trabajó bajo las órdenes de Villa). Y también, de todos los gestos incidentales que impone el espacio real (un llanto que no se sabe de dónde sale, el modo en que la luz o la sombra trazan figuras en el piso, las huellas de los rituales mortuorios). Así, Una obra más real que la del mundo deviene un tránsito profundamente transformador. Se puede participar el 6, 13 y 20 de mayo, con reserva previa. Toda la info está en la cuenta de instagram @LaMujerMutante.