El Fiscal General (Ministro de Justicia) de los Estados Unidos, Jeff Sessions, y el director nacional de Inteligencia, Dan Coats, anunciaron hoy que cuatro funcionarios fueron acusados de revelar información clasificada.
“Tengo una advertencia para los filtradores: no lo hagan. Esta cultura de filtraciones debe cesar", advirtió el titular del Departamento de Justicia. Coats, por su parte, aseguró que desde enero, cuando Donald Trump asumió la presidencia, se triplicaron las investigaciones sobre filtraciones a la prensa.
Ayer, el Washington Post había publicado la transcripción de diálogos telefónicos de Trump con el presidente mexicano Enrique Peña Nieto y con el premier australiano. Malcolm Turnbull. Ambas charlas habían sido diálogos cortos y finalizados de forma abrupta por Trump, hecho que la transcripción confirmó.
Las filtraciones "se han convertido en una enorme amenaza" para la seguridad nacional según Sessiones, porque "dan a nuestros adversarios informaciones sobre nuestras actividades”. Y resumió: “Por decirlo de una forma sencilla, dañan a nuestro país".
En mayo pasado, el New York Times publicó los pormenores del ataque terrorista en Manchester gracias a datos que la inteligencia británica había compartido con agencias norteamericanas, detalles que pusieron en discusión la colaboración entre los servicios de ambos países.
La reacción del gobierno republicano se produjo en medio de las sospechas de que Moscú tuvo ingerencia en las elecciones del año pasado. Para Coats, las filtraciones, a las que calificó como "un acto criminal", "provienen de un amplio abanico de fuentes, que incluye al Poder Ejecutivo y al Congreso".
En rigor, Sessions y Coats no ahondaron en los detalles respecto de los cuatro acusados, ni siquiera dieron sus identidades ni se explayaron sobre los cargos que pesan sobre ellos, pero fueron disuasivos. Coats, sin rodeos, advirtió: “A quienes están por ahí viendo o escuchando estos anuncios, o a quienes se enterarán más tarde de lo que ha dicho aquí, entiendan esto: si revelan de manera impropia información clasificada, los encontraremos, los investigaremos, los perseguiremos con todo el peso de la ley, y no estarán contentos con el resultado".
El mismísimo Sessions, involucrado en la trama rusa (ocultó al Senado sus encuentros con el embajador de Moscú durante la campaña), no dudó en decir que, de ser necesario, se avanzará sobre el secreto profesional para evitar nuevas filtraciones. "Respetamos el importante papel que juega la prensa, y lo respetamos, pero esto no es ilimitado", señaló el funcionario del país que más insiste con el “free speech”.
Mientras tanto, las garantías a la prensa son consideradas inviolables desde Watergate y los Papeles del Pentágono, que forzaron la renuncia de Richard Nixon en 1974.