El "Transxistir", de la red de activismo diverso pluriterritorial del Valle Calchaquí en Cafayate, se llevó a cabo en Cafayate el sábado último. Sobre el final, sus participantes elaboraron un documento en el que manifestaron demandas y exigencias, entre éstas, el cupo laboral trans travesti, el acceso a la vivienda, una reparación histórica, la plena aplicación de la ley de Educación Sexual Integral y un equipo médico especializado.
La activista Griselda Ferreyra, que reside en la localidad salteña de San Carlos, contó que hace dos años venían planificando este encuentro que se concretó finalmente el sábado. Hasta Cafayate llegaron también activistas del colectivo LGBTIQ+ de Amaicha y Tafí del Valle, de Tucumán, provincia que limita con Salta en este territorio. "Confluimos en un mismo reclamo, la tierra, la dignidad, el trabajo, el respeto a la identidad originaria", manifestó Ferreyra a Salta/12.
"Qué es lo que pasa en cada territorio y cuáles son las diferencias que tenemos en cuanto a militancia, participación de los espacios, vinculación con las instituciones", son algunos de los temas que abordaron en el encuentro.
Este encuentro para les activistas significó una "acción política de resistencia", expresándolo así en un comunicado: "Creemos que estar juntes y contarnos qué sucede en los territorios que habitamos, es urgente", afirmaron.
En el marco de este espacio, desarrollaron una crítica respecto a la apropiación que hacen los "espacios partidarios que utilizan y vacían de contenido las luchas del colectivo LGBTIQ+". Ferreyra dijo que esto se planteó porque hay listas que han ingresado a compañeras trans pero "con poca participación", y sienten que están "como de adorno".
También cuestionaron la falta de escucha de la "militancia colonizadora urbana" cuando van a los territorios. "Cada vez que podemos articular con alguien de la ciudad nos viene a decir como tenemos que salir de las situaciones, no hay una escucha de las lógicas y configuraciones en estos territorios", sostuvo Ferreyra.
En los contextos de los pueblos del Valle Calchaquí, "las travas, maricas, lesbianas, trans femeninas y masculinos, indígenas, cada vez tenemos que resistir y pelear a las voces a las que les molesta nuestro ser, que habitemos el territorio y el espacio. Enfrentamos esas voces todo el tiempo, que en el valle y en todos lados, son las voces del sistema patriarcal que nos sigue imponiendo lógicas normativas y disciplinarias, normativas", expresó.
Del encuentro también participó Isabel Pastrana, referenta del espacio de mujeres de Amaicha del Valle, "originaria y antipatriarcal". Ese territorio de los valles es diaguita calchaquí, por lo que también hay diversidades en proceso de "recuperación de una identidad negada", dijo Ferreyra
Cupo laboral trans
Bella Mamaní tiene 61 años, se define como una sobreviviente en un país en que el promedio de vida para las personas trans es de 40 años. Contó que es militanta de Mujeres Trans Argentina, oriunda de la ciudad de Salta pero desde 2002 reside en Cafayate.
Mamaní explicó a Salta/12 que están luchando para que se efectivice el cupo laboral trans travesti en Cafayate. Dijo que el proyecto ya fue aprobado mediante ordenanza por el Concejo Deliberante pero falta que el municipio lo implemente. Asimismo, indicó que entre su organización y otra, Siwar Mayu, presentaron a la intendencia una lista de tres postulantes a ocupar cargos, lo que equivale al 1% del total de la planta actual con la que cuenta la Municipalidad cafayateña.
Mamaní consideró además que cuando Cafayate haga efectivo el cupo, le seguirán las otras localidades vecinas, Animaná y San Carlos, que también cuentan con ordenanzas pero falta la voluntad de las intendencias para ponerlo en marcha.
"Nos agrupamos en época de la pandemia, cada una tenía su trabajo temporario, al estar aisladas, no teníamos ingresos económicos mensuales para abastecernos de alimentos. Se hizo un relevamiento y se contabilizó a 48 personas trans, que necesitaban ayuda, se gestionó por grupalidades, y un bolsón del municipio, para amortizar la situación, para poder subsistir", contó.
Desde aquel momento siguieron juntándose y organizaron las mesas de diálogo por el cupo laboral trans entre el MTA y Siwar Mayu, y también con personas no agrupades del colectivo LGBITQ+, invitando también a concejales. "Empezamos con la lucha del cupo laboral trans, con mesas de diálogo, y los sistemas institucionales han encontrado una herramienta que es mantenernos en diálogo eterno y nada se pone en práctica. Es lo que sucede en Cafayate, San Carlos y Animaná", explicó Ferreyra.
"En los tres lugares hay ordenanzas de los Concejos Deliberantes, escritas con las compañeras trans, con asesoramiento jurídico para entender específicamente el territorio y las condiciones que tiene cada municipio, de pueblos pequeños. De todas maneras todavía falta que lo pongan en práctica. El diálogo nos mantiene en una situación latente, ¡qué más lógica patriarcal que esa!", consideró.
Equipo médico para la atención integral
Otra demanda del encuentro, está relacionada con equipos médicos que garanticen la ley de identidad de género en el hospital público de Cafayate.
Solo Mamaní y otro compañero trans de la zona, han podido acceder al cambio de sexo pero trasladándose a otros lugares y mediante el sistema privado de salud.
Mamaní contó que pudo realizar la transición de género mediante la obra social Osprera, a la que accedió mediante su monotributo como estilista y que le cubrió el traslado y el 100% de los gastos. El seguimiento lo pudo hacer en el Hospital Oñativia de la capital salteña.
Ferreyra señaló que muches compañeres del Valle "no tienen los recursos para viajar a Salta". "En Cafayate no hay cómo atiendan la demanda. tampoco hay predisposición política para que accedan al sistema de salud. Las leyes las tenemos, pero la puesta en práctica y el acceso es lo que se ve más difícil", consideró. Especificó que necesitan especialista en endocrinología en el hospital público.
Vivienda y reparación histórica
Entre las demandas de las diversidades también se encuentra la del cupo trans para el acceso a la vivienda digna: "Se necesita que haya una implementación, que puedan acceder en estos lugares también", manifestó Ferreyra.
La exigencia de reparación histórica es para las trans de más de 40 años. "Bella Mamaní es de la tercera edad, jubilada, sobreviviente del sistema patriarcal que las ha querido exterminar", señaló.
Mamaní recordó que se encontraba en Buenos Aires en la época de la última dictadura cívico militar, había viajado hasta allí a los 18 años porque en Salta no encontraba trabajo y en los lugares en los que postulaba no la tomaban por su identidad de género. Contó que vio que "sus compañeras morían y eran llevadas en la época del (autodenominado) Proceso".
Contó que no quiso "ejercer la prostitución", pero se lo ofrecieron y la llevaron incluso "hasta la Panamericana", "conocí todo el mundo ese, pero veía cómo eran secuestradas, violentadas, un día las veíamos y otro día no", dijo respecto a sus compañeras. Además señaló "el riesgo que corren las chicas que ejercen la prostitución, salen y no saben si vuelven".
Mamaní contó que pudo jubilarse mediante los aportes que hacía con el monotributo y la ley de identidad de género, pero indicó que hay más adultas mayores travestis en los Valles que no pueden acceder a la jubilación y que "no hicieron el cambio de identidad por miedo", como tampoco acceden a información correcta de los trámites que deben realizar y el proceso que implica.
Ferreyra también dijo que demandan un trabajo real de Educación Sexual Integral en las escuelas, e indicó que en la actualidad se enseña solo desde las miradas "biologicistas y de la prevención". "Necesitamos recuperar el placer y el deseo", manifestó.
Defensoría de género y diversidad
Las diversidades también debatieron sobre la necesidad de una defensoría de género en el Valle Calchaquí. "Creemos que es super importante que haya un espacio de encuentro donde se acompañe a compañeros, compañeras, compañeres, porque somos personas y por la situación de vulnerabilidad, en el acceso a la educación, salud, trabajo y vivienda", explicó Ferreyra.
Ante la falta de recursos y de acceso a la información, se proponen crear una defensoría desde el activismo, que brinde acompañamiento.
El próximo encuentro de activistas se hará en julio en San Carlos, según lo que se decidió el sábado último.