Apple y Goldman Sachs sellaron a mediados de abril un acuerdo que produjo un nuevo golpe a la banca minorista de Estados Unidos. La dueña de los iPhone empezó a ofrecer a sus usuarios norteamericanos la posibilidad de abrir una caja de ahorro con rendimientos del 4 por ciento anuales. Posiblemente se convierta en una de las fintech más grande de Occidente, mientras Goldman Sachs en la trastienda recibirá miles de millones de dólares en nuevos depósitos por ser el proveedor de las cuentas que ofrece Apple.
Este acuerdo entre dos gigantes de la industria de la tecnología y las finanzas promete un volumen de negocios impactante y un juego de suma cero. Los millones de usuarios de Apple empezarán a enviarse parte de sus depósitos en otros bancos hacia esta nueva cuenta de ahorro que se abre directamente desde el iPhone. Pero a nivel de la infraestructura no cambia nada: el dinero no se mueve más rápido, ni más barato. Toda una diferencia respecto de lo que ocurre en la industria de medios de pagos de China.
La potencia asiática es el país más avanzado del mundo en pagos electrónicos. Esto puede observarse con algunos datos duros: el 90 por ciento de las transacciones minoristas de su economía se realizan a través del celular e internet. A su vez, el indicador más interesante para analizarlo es que es el pionero en el desarrollo de dinero puramente digital a partir del respaldo de su banca central (Banco Popular de China).
China está remodelando los rieles por los que circulará el dinero en el siglo XXI con su proyecto de yuan digital. Se trata de una moneda y una infraestructura pública diseñada para hacer transferencias en tiempo real, reducir los costos de enviar dinero y adaptarse a nuevos escenarios de negocio. El desarrollo de esta tecnología comenzó en 2014 y desde 2022 comenzaron las primeras pruebas a gran escala. En la próxima década se estima que más de 900 millones de personas usarán el yuan digital en el día a día.
La semana pasada se conocieron los nuevos pasos de la estrategia de China para seguir probando el uso de su moneda de tipo CBDC. A partir de mayo los funcionarios y empleados de empresas públicas comenzarán a recibir su salario directamente en yuanes digitales. La medida se implementará inicialmente en una ciudad de 1 millón y medio de habitantes llamada Changshu. Los maestros, el personal médico, los trabajadores de la administración pública, entre otros, recibirán su sueldo en yuanes digitales y lo usarán desde el celular para escanear códigos QR, entre otras modalidades para realizar los pagos.
La propuesta de China no se limita a usar el yuan digital exclusivamente para las transacciones dentro de su mercado interno. Para los próximos años una de las funciones planteadas en la hoja de ruta es la de poder realizar pagos transfronterizos con liquidación inmediata y costos significativamente menores al de cualquier transferencia crossborder de la actualidad.
El Banco Popular de China se encuentra en negociaciones con otras autoridades monetarias del mundo para avanzar en esta dirección. La idea de poder conectarse con las redes de pagos de otros países es parte del diseño original de esta tecnología. Para la potencia asiática es una necesidad práctica en la medida que su economía y su moneda sigue ganando protagonismo global. Actualmente el yuan ya se encuentra presente en las reservas internacionales de los países, tiene peso en el financiamiento de grandes obras de infraestructura y empieza a tener cada vez más uso en el intercambio comercial