Hace 18 años alguien se llevó a Ramona "Peli" Mercado, a una cuadra y media de su casa en el barrio El Sembrador de la capital riojana. Tenía 13 años. Cuando sus padres fueron a radicar la denuncia de su desaparición, les dijeron que tenían que esperar 48 horas. 

La familia de Peli reclama hace años la desaparición de la niña, convencida de que fue secuestrada de la puerta de su casa con fines de explotación sexual y que el Estado no dio las respuestas necesarias para encontrarla.

Peli era la mayor de tres hermanos, empezaba a cursar la escuela secundaria. Apenas desapareció fue intensamente buscada por su familia y hoy es un caso emblemático de la provincia de La Rioja. El rostro de Peli es un símbolo que evoca la desaparición en democracia y el encubrimiento que sostiene una red de explotación sexual de niñas.

El 26 de abril de 2005 la niña iba a la casa de su abuelo a devolver unos pantalones y unas botas que le había prestado su tía para asistir a un cumpleaños de 15, pero nunca llegó. La última en verla fue su mamá, a quien Peli le había pedido permiso para ir hasta lo de su abuelo a 6 cuadras de su hogar. Inmediatamente la madre y el padre se dirigieron a la comisaría a pedir ayuda, pero los hicieron esperar dos días para empezar a buscarla. No querían anotar como desaparecida a la niña, sino que insistían en anotar que se había fugado de su hogar.

Entre las irregularidades que la familia denuncia, Rubén Darío Mercado, el padre de Peli, llegó a figurar como fallecido en el expediente de la causa: “no me llamaban a declarar desde la fiscalía federal porque desde fines de 2007 figuro como muerto”, dijo Mercado a la prensa local cuando fue a avisarle a la Justicia que estaba vivo. También relatan que se arrancaban las hojas de los libros en las que se asentaban los allanamientos.

Red de explotación sexual

En la causa judicial de averiguación de paradero, consta que el dueño de un hospedaje de la ciudad de Córdoba, Alejo Villarreal, reconoció la foto de Peli Mercado como una de las tres mujeres que acompañaban a Julio César Romero y que, presuntamente de acuerdo con la declaración de un remisero, habrían trabajado como “coperas” en el boliche La Chicholina, ubicado en la ruta número 9 norte, kilómetro 748 (camino Los Molles). Incluso, el hotelero dice que le pidió a Romero los documentos de la joven porque le parecía menor de edad y que él no se los entregó a pesar de su insistencia.

“La policía va a hacer un allanamiento y llevaban fotos de mi sobrina que le muestran a un dueño de un hotel y él la reconoce. ¿Cómo puede ser que a nosotros no nos hayan dicho nada que la habían reconocido en Córdoba? Y además desaparecieron computadoras, agendas y disquetes que servían de pruebas de todo esto. Pero ahora no pueden negar la vinculación por el lado de la trata porque la vieron con gente que trabaja de la prostitución” manifestó María Mercedes Yacante, tía de la niña, en una nota a Pág. 12 en 2006.

Cuando Peli desapareció no existía una ley para actuar sobre una investigación de secuestro con fines de explotación sexual. Al principio la causa fue por averiguación de paradero, llevada adelante por la Justicia ordinaria en un juzgado de familia. Luego pasó a la Justicia criminal a cargo del juez de Instrucción Nº 2, Héctor Daniel Barría. Recién en 2008 se investiga como trata de persona con la sanción de la Ley Nacional 26.364, a través de la que se convirtió en delito federal. La causa pasó a la Justicia federal en 2010 cuando se resolvió la competencia.

Responsabilidades

La familia habla de responsabilidad policial y judicial en el caso. Juan Carlos Yacante, el abuelo de Peli, era policía retirado. Él mantuvo viva la investigación hasta su muerte, a fuerza de búsquedas personales, pedidos de prueba y perseverancia. En enero de 2012, Yacante presentó un pedido para que se cite a declarar a tres policías, entre ellos el jefe del Comando Interior de la policía de La Rioja, Luis César Angulo, retirado hace poco más de un año. El pedido de Yacante se fundaba en un incidente ocurrido en 2005, unos meses después de la desaparición de Peli. En ese momento, el abuelo de la niña había ido a ver a Angulo, que era el director de Investigaciones de la fuerza. Éste le aseguró que pondría a uno de sus hombres de confianza, Oscar Fabián Ormeño, quien estaba afectado a la división Seguridad Personal de esa dirección.

Después de un tiempo, Ormeño elevó un informe que apuntaba al secuestro de “Peli” para su prostitución. Ormeño señaló a los medios que Angulo se enfureció, “al punto de pretender agredirme físicamente, por lo que indefectiblemente tuve que defenderme”. Ormeño fue entonces desafectado de la investigación. Así lo contó él muchos años más tarde a la prensa, e impulsó al abuelo de la niña a pedir a la Justicia que los indagara a ambos. Sumaron a un suboficial de apellido Carrizo, que había hecho su propia investigación y que coincidía con la hipótesis de Ormeño. Angulo no fue llamado a declarar.

Hasta el 2014 en La Rioja existía una legislación, Ley Provincial N° 8.166, que permitía la existencia de prostíbulos de manera encubierta a través de la figura de habilitación de “whiskería”. Esta ley fue cuestionada por el titular de la Procuraduría de Trata de Personas, Marcelo Colombo, que pidió que se declarara inconstitucional. Por orden de la Justicia Federal en enero del año 2013 fueron clausurados los prostíbulos en todo el territorio riojano, y en 2014 la legislatura riojana derogó dicha ley.

La fiscal federal Virginia Carmona señaló que la causa de Peli Mercado es la más difícil de su carrera, ya que ella interviene en el caso después de 12 años de la desaparición. “La causa tiene 10 cuerpos”, explicó Carmona: “seguimos recibiendo información, seguimos recibiendo denuncias, acá lo que a mí me llamó poderosamente la atención en la causa fueron las diferentes versiones que incluso hasta algunas parecen que querían despistar, que querían inclinar la mirada de la justicia para otro lado”.

La fiscal general sostiene que siguen buscándola y que existen elementos para creer que puedan llegar a “descubrir qué pasó y dónde está Peli”, a pesar de que “el tiempo atenta contra un resultado exitoso”.