Desde Asunción
La geopolítica global que se juega en las grandes ligas del mundo con Estados Unidos y China como protagonistas, tiene en Paraguay un territorio de disputa. Con un ingrediente adicional. Es el único país en América del Sur que mantiene relaciones diplomáticas con Taiwán, la isla que Beijing reivindica como propia. Ese vínculo nació durante la dictadura de Alfredo Stroessner el 12 de junio de 1957. Y se fortaleció por el cerril anticomunismo que compartían Chiang Kai-Shek y el generalísimo que murió en Brasil en 2006 sin que fuera alcanzado por sus crímenes.
El gobierno de Mario Abdo Benítez y el Partido Colorado todavía celebran esa entente. El actual presidente visitó Taipéi, la capital, en febrero de este año y calificó a su aliado como “faro de la democracia”. Una posición también convalidada por EE.UU, cuya presencia en esta tierra es demasiado tangible desde 1942. En ese marco se dan las elecciones de hoy domingo y el candidato de la Concertación, Efraín Alegre, afirmó que revisará los acuerdos comerciales que llevan casi 66 años y son exclusivos en Sudamérica.
El peso de Paraguay en el mundo
La República Popular China mantiene once embajadas en el Continente, incluyendo a Guyana y Surinam. Solo Paraguay está excluido de esa lista de socios que el gobierno de Xi Jinping fue ampliando, a medida que crecía el poderío económico de su país. Parece difícil de comprender lo que sucede aquí con Taiwán, dada las asimetrías que lo diferencian de su colosal vecino. En esta capital, no solo una avenida lleva el nombre de Chiang Kai-Shek. También durante el régimen de Stroessner se le levantó una estatua.
En materia económica, Paraguay seguramente podría obtener más réditos económicos si estableciera lazos diplomáticos con China --como vislumbró Alegre-- pero hoy le exporta a Taiwán tanto soja como carne bovina en volúmenes considerables. En este último rubro, Taiwán es el cuarto destino de sus colocaciones en el exterior. En 2021 habían subido un 30,7 por ciento en la suma de todos los productos. Pero el no desdeñable volumen de envíos –-muchos con arancel cero desde el 15 de enero de 2022 –- podría empalidecer si Beijing consigue imponerse en esta pulseada.
Una alianza de Stroessner
Es tan sólida la relación que heredaron de Stroessner los siguientes presidentes del Partido Colorado, que en abril de 2020, durante el mandato de Benítez, el senado paraguayo rechazó un proyecto de la oposición que pretendía establecer relaciones diplomáticas con China para recibir asistencia en la lucha contra la pandemia del coronavirus. La presencia de Beijing se volvió un fantasma temible para la pequeña Taiwán en sus acuerdos con Paraguay. Porque sigue en retroceso la cantidad de países que la reconocen en el mundo. Hoy son apenas trece y en América Latina su otro aliado es Guatemala. Los demás son pequeños estados del Caribe y, curiosamente, El Vaticano. En este damero donde las piezas se ubican de acuerdo a razones geoestratégicas, Estados Unidos es el gran beneficiado. Su aliado Taiwán opera como tapón para las aspiraciones de China en Paraguay. Al menos, por ahora. La principal potencia militar influye sobre el país sudamericano de una manera determinante desde el siglo XIX y se acentuó con la Guerra del Chaco contra Bolivia (1932-1935) y más tarde con el extenso período de Stroessner en el poder.