Advíncula de 8, tan simple como eso. Almirón movió una pieza y Boca fue una maquinita -permítase la exageración- ante Racing este sábado por la noche. Ganó el clásico 3 a 1 con goles de Payero, Pol Fernández y Merentiel y arrancará la semana del Superclásico con un envión que hace rato no tenía.

Casi que quedaron en el olvido el pésimo andar del equipo en lo que va de año, los 16 puntos de diferencia con River en la tabla de posiciones e incluso los comentarios poco amigables hacia el propio Advíncula, uno de los más resistidos por la hinchada. El fútbol es un deporte de rachas y, de pronto, Boca dio sensaciones de que algo bueno puede estar naciendo entre los de azul y amarillo. Claro que fue bastante más que un súper Advíncula... Vaya aquí un punteo de sus méritos:

El 4-4-2 llegó para quedarse

Vázquez y Villa como los dos de ataque y Advíncula -de 4 jugó Weigandt- y Payero dispuestos a sorprender desde el medio. La sensación de peligro para el arco de Arias fue constante con el nuevo esquema del Xeneize, que una vez en ventaja intentó contragolpear con el colombiano y el peruano, quienes por momentos parecieron Pelé y Garrincha.

Chiquito Romero muy activo

A diferencia de partidos anteriores donde se lo vio dubitativo, Sergio Romero se mostró muy rápido para salir cuanta pelota se meta en su área, hasta el punto de parecer exagerado. En la segunda parte se destacó con un par de atajadas, incluso salvando un yerro de Roncaglia. En el gol de Racing no tuvo nada para hacer.

Luis Vázquez y la virtud de no sobresalir

A diferencia de Benedetto y su tendencia a resolver las jugadas de la manera más lujosa posible, el centrodelantero de Boca se dedicó a hacer lo que le pidió el partido (y seguramente su DT): ser faro para aguantar y molestar la salida rival. Aburrido pero efectivo.

Un arbitraje localista

Merlos venía pasando desapercibido hasta que le perdonó la vida a Barco tras un planchazo de roja directa y, para su pesar, Almirón lo expuso al reempalzar rápidamente al colorado. Luego dejó pasar un codazo de Villa que dejó a Mura con la camiseta color sangre y tampoco quiso involucrarse demasiado en el tole tole que terminó con Nardoni y Payero expulsados. Completito...

Advíncula sostiene, Payero pega y Nardoni recibe. Una imagen elocuente...


Un crédito llamado Barco

El lateral de Boca resulta hipnótico y no sólo por su distintiva cabellera. Juega como un sabio cuando tiene la pelota en los pies y hasta se anima a no dársela a Villa cada tanto, a pesar de los berrinches del colombiano. Cada acción suya termina en reconocimiento de la hinchada y cuando se manda una macana propia de su edad, el silencio popular hace de perdón. Garantía de banca hacia el equipo por parte de la hinchada.

El aliento de sus hinchas

No pasó demasiado de aquel cántico contra los jugadores en el partido contra Deportivo Pereira por la Libertadores, pero esta vez y con la mente puesta en el Superclásico, el hincha de Boca llegó a La Bombonera con una cuota extra de paciencia y apoyo. Incluso respondiendo con aplausos a la primera jugada del partido, un pase a cualquier lado a los 35 segundos. Recién con el descuento de Racing y con un par de malas decisiones de Villa, se escucharon algunos reproches colectivos.

Racing jugó para Boca

De todos modos, quizá el mayor aliado de este Boca fue el propio Racing, que salió dormido al clásico y sin tomar precauciones para las subidas de Advíncula. Gago ubicó por esa banda a Piovi, quien esta noche se escribió con "p" de pesadilla y fue clave para los dos primeros goles locales. Recién en la segunda parte se despertó la Academia, casi que por el roce constante en que derivó el partido y una genialidad del ingresado Reniero lo metió en partido. Pero no hubo ninguna otra lucidez visitante -incluso todo lo contrario en el gol de Merentiel- y Boca terminó holgado, con su gente cantando que "el domingo cueste lo que cueste"...