Página/12 en Paraguay
Desde Asunción
Paraguay define este domingo el futuro de su próximo lustro de vida política. El presidente que elija un electorado de 4.782.940 votantes permanecerá en el gobierno hasta 2028 aunque gane por un voto. La constitución de 1992 no contempla el ballotage. Santiago Peña, el candidato del Partido Colorado, intentará mantener la hegemonía de casi siete décadas, solo interrumpidas por el mandato del obispo Fernando Lugo en 2008, cuando ganó y cuatro años después, fue destituido por un golpe blando del Congreso.
Efraín Alegre, un abogado que fue ministro de Lugo, encabeza la Concertación --una alianza de catorce partidos-- y según varias encuestas, es el dirigente que podría terminar por segunda vez con la seguidilla de victorias de la Asociación Nacional Republicana (ANR), el nombre formal del oficialismo. La campaña electoral ha sido en general tranquila y respetuosa, más allá de las diatribas del tercer aspirante en discordia a la jefatura del Estado, Paraguayo Payo Cubas, una mixtura de Bolsonaro y Milei con impronta guaraní.
El coloradismo, omniprescente
La elección también definirá a 17 gobernadores en todos los departamentos, 45 senadores y 80 diputados. En las dos cámaras, el coloradismo tiene mayoría y aunque perdiera la lucha para ocupar el Palacio López, podría condicionar lo que hiciera en el futuro un presidente de la oposición.
Los días previos a los comicios solo subieron la temperatura ambiente, cuando apareció en escena --o lo expusieron en público-- el expresidente Horacio Cartes, figura omnipresente hacia adentro y hacia afuera de la máxima fuerza política nacional. La evidencia más fuerte fue la definición que le dedicó Alegre en un acto de cierre en Capiatá: “Vamos a derrotar al Pablo Escobar paraguayo y a su Chili”, dijo sobre el multimillonario empresario sancionado por el gobierno de Estados Unidos, cuyo ahijado político es Peña. Se refería con el mote de Chili al personaje que hacía de mandadero del narco en la serie de ficción colombiana.
¿La tercera será la vencida?
Los comicios se desarrollarán a partir de las 7 de la mañana y por norma --una hoja membretada del hotel notificó a este enviado las disposiciones a cumplir-- estará prohibida la venta de alcohol hasta las 18, dos horas después del cierre de las mesas. La expectativa que despertó la candidatura de Alegre --exministro de Obras Públicas de Lugo-- sugiere que podría darse su victoria en la tercera oportunidad consecutiva que se presenta como candidato a presidente. En 2013 cosechó el 37,11 por ciento de los votos y en 2018, cuando lo derrotó el actual presidente Mario Abdo Benítez, el 43,04. Sus números, esta vez, deberían estar a la altura de una elección donde Cubas es el revulsivo que podría sacarle votos a los dos principales candidatos explotando el sentimiento de bronca que existe contra la clase dirigente en general.
La elección también supone una cuestión no menor a tomar en cuenta. Las llamadas listas desbloqueadas, donde los candidatos a cualquiera de los cargos no están integrados a las polémicas listas sábanas. Esta modalidad tendría un peso decisivo en la votación a legisladores de ambas cámaras.
El Frente Guasú, la fuerza política que había llevado a Lugo a la presidencia, va dividido en el apoyo a dos candidatos. La mayoría de esta expresión donde conviven partidos de derecha, la centroizquierda y el Partido Comunista, respalda la aspiración presidencial de Alegre. Entre sus referentes están su ex candidato a vice en 2018, Leo Rubin y la exministra de Salud, Esperanza Martínez, durante el gobierno del obispo católico. En cambio, el senador del Frente, Jorge Querey, apoya al cuarto candidato en expectativa de voto, el ex ministro y canciller colorado, Euclides Cardozo.
El espinoso respaldo de Cartes
La candidatura de Peña surgió de la interna en el Partido Colorado donde derrotó al ex obispo evangélico Arnoldo Wiens, quien contaba con el apoyo del actual presidente Benítez. Con el respaldo de Cartes, el exmandatario que gobernó entre 2013 y 2018, su exministro de Hacienda intentará mantener a la principal fuerza de derecha en el poder. Un dato que habla de la familiaridad política de los aspirantes a presidente es que Peña militó 21 años en el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) al que pertenece Alegre, hasta que se afilió al Colorado. Dijo en una entrevista hace un par de meses que su nueva fuerza "es un sentimiento” para justificar el cambio de color político.
Bajo la mirada atenta de las potencias que se interesan en Paraguay --y no tanto en el foco de atención que despertó la elección en Sudamérica--, la votación no modificará sustancialmente la consabida desigualdad del país --pese a que mejoró algunos puestos en el índice Gini--, ni los graves problemas por la presencia creciente del narcotráfico, la inseguridad y el contrabando. Acaso demasiado estigmatizada, cruzada por dos guerras de exterminio en dos siglos consecutivos --la de la Triple Alianza y la del Chaco contra Bolivia-- esta nación de casi 7,5 millones de habitantes, tiene una nueva oportunidad de demostrarse que va en la misma dirección de otros gobiernos de América Latina. Integrados a una corriente que con avances y retrocesos, intenta despegarse de la matriz económica dominante del neoliberalismo.