En tratamientos de reproducción asistida existe una tendencia internacional en avanzar hacia la donación abierta de óvulos y semen que se basa en el derecho del nacido a conocer su origen genético. Países como Países Bajos, Suiza, Alemania y Australia van por este camino. En América Latina, de al menos 15 países que practican esta técnica, cuatro tienen una legislación al respecto, con donación anónima: Brasil, Chile, Uruguay y Argentina, donde además se contempla una excepción legal para que el nacido pueda pedir información sobre su origen genético.

Según la última reforma del Código Civil, las personas nacidas mediante donación de gametos pueden solicitar los datos identificatorios del donante únicamente por vía judicial —como su nombre, apellido y DNI—, mientras que toda la información no identificatoria referida a cuestiones de salud puede pedirse en el centro médico.

La ley también especifica que los nacidos son hijos de quien haya expresado la voluntad de paternar, independientemente de quién haya aportado los gametos, por lo que el donante no tiene obligaciones de ningún tipo con el nacido.

Según explica a Página|12 Marisa Herrera, abogada especialista en Derecho de Familia e investigadora del CONICET, la legislación actual solicita una acción judicial previa para acceder a los datos identificatorios del donante "porque le estás cambiando las reglas del juego a quien donó de forma anónima. A partir de que el nacido por donación cumple los 13 años puede solicitarla ya que se presume con la madurez suficiente”. 

Y si bien el principio de la ley indica que la donación es anónima, no prohíbe que un donante pueda manifestar no tener objeciones en que se conozca su identidad. De hecho, en el país dos bancos —Reprobank y Cryobank— cuentan con un Programa de Identidad Abierta (PIA), que permite al nacido por donación acceder una vez cumplidos los 18 años a la información identificatoria del donante sin que sea necesaria la intervención judicial

La Ley de Reproducción Asistida se aprobó en 2013. Imagen: Télam.

Esta información es resguardada en una carpeta "que no solo contiene la identidad del donante, sino que también tiene una carta donde éste explica los motivos de la donación, fotos que lo muestran en diferentes edades, un informe de personalidad, y antecedentes personales como enfermedad de familiares e historia de vida", explica a este medio Vanesa Rawe, co-fundadora de Reprobank. 

“Estos datos protegen el derecho del niño a conocer su origen biológico y genético, y permiten a un individuo identificarse, ya que la identidad se conforma con los datos que hacen a una persona distinta al resto y que no cambian a lo largo de la existencia, por lo que, en este contexto, la identidad se circunscribe a los datos del donante”, agrega Pilar Regalado, también co-fundadora de Reprobank. 

Según un estudio que realizaron en 2020, el 33% de los pacientes buscan a un donante de identidad abierta.

La Ley de Reproducción Asistida sancionada en 2013 logró la cobertura de las técnicas y procedimientos para lograr el embarazo, pero no contempla la posibilidad del paciente de optar por un donante de identidad abierta, por lo que esta alternativa puede llegar a representar un costo económico extra.

Reclaman un Registro Nacional de Donantes de Gametos

Ana Claudia Ceballos es presidenta de Concebir, organización que acompaña a personas con dificultades reproductivas y atiende a unas 1500 personas por año. Hace 7 años formó una familia monoparental y recurrió a la donación de gametos. Para garantizarle a su hijo el derecho a conocer su origen genético eligió el PIA, donde sólo había disponible un donante abierto de semen.

La ausencia de un Registro Nacional de Donantes de Gametos fue otra de las razones por las que recurrió a este programa abierto, ya que “se comprometen a guardar los datos del donante hasta que el nacido tenga al menos 18 años, mientras que el resto de los centros sólo están obligados a guardarlos por 10 años”, explica a Página|12

“Para proteger los datos del donante anónimo de óvulos recurrí a un amparo, que cuatro años después no fue resuelto. ¿Qué pasa si mi hijo cumple 18 años y se encuentra con que su información genética no está más?”, cuestiona. Y si bien los métodos de almacenamiento de los PIA le generan más confianza, dice que “sin un Registro Nacional que los resguarde, siempre existe riesgo de que se pierdan”.

Ana Claudio Ceballos, junto a su hijo.

Esto también dificulta controlar quién donó, cuántas veces y dónde. “Hay una responsabilidad ética y legal en el seguimiento del número de embarazos y familias formadas por donantes”, aporta Rawe. En las últimas semanas, por ejemplo, se conoció un caso en Países Bajos de un hombre de 41 años que donó semen tantas veces que se le adjudican al menos 550 nacidos.

En ese contexto, Herrera explica que “se podría crear un registro incluso sin la necesidad de que haya una ley, ya que en el marco de las atribuciones y funciones del Ministerio de Salud está la de organizar y respetar los derechos a la identidad de las personas nacidas con material de terceros. Si se pierden los datos, el responsable es el Estado, que no creó un registro”.

Donación de gametos en el mundo: anónima vs. abierta

Según los especialistas, la tendencia mundial avanza hacia la donación abierta en una inclinación hacia la claridad y transparencia. Ejemplos de países con donación abierta son Países Bajos, Suiza, Alemania y Australia. Otras naciones como República Checa, Estonia y Grecia mantienen el anonimato y un tercer grupo de países como Francia, Dinamarca, Bélgica e Islandia, contemplan ambas posibilidades.

Estudios internacionales que sostienen que el anonimato es la mejor forma de donación de gametos defienden el derecho a la confidencialidad y la privacidad de los pacientes y, a su vez, aseguran que la gran mayoría no donaría en caso de sólo poder hacerlo de forma abierta, y eso conllevaría el peligro de que no se puedan realizar tantos tratamientos.

Quien dona no quiere que mañana le toquen la puerta, es un tema de reserva”, sostiene el Dr. Fernando Neuspiller, especialista en reproducción asistida, quien agrega que "la gran mayoría de los donantes lo hacen por una razón económica". 

En el país las clínicas pagan, en promedio, entre 40.000 y 50.000 pesos por donación de semen y entre 150.000 y 200.000 pesos por donación de óvulos. Según datos del Centro de Investigación de Medicina Reproductiva (CIMER), los procedimientos de ovodonación representan el 45% de los tratamientos de reproducción asisitida, y hay lista de espera de receptores debido al número limitado de donantes.

 Según datos de CIMER, la ovodonación representa el 45% de los tratamientos de reproducción asisitida.

"Si bien sería maravilloso que el 100% de las donaciones fueran abiertas, es fundamental respetar la ideología de cada individuo. Somos una sociedad libre que tiene derecho a elegir. Si se firma un consentimiento, estás autorizado a dar los datos, si no, es por vía judicial porque hay que respetar esa voluntad”, aporta Stella Lancuba, directora médica de CIMER. Y suma la idea de promover la “donación relacional, es decir, de personas cercanas y afines a los receptores”.

Más allá del debate, hay un punto de encuentro y es que el nacido por donación debe saber el origen de su concepción desde la infancia. Al respecto, Laura Wang, psicoanalista especialista en reproducción asistida, asegura que “si los padres le ocultan los datos de su historia, su palabra perderá valor para el niño. Si los padres le mienten sobre las particularidades de cómo llegó al mundo, ponen en juego el amor y la confianza que su hijo siente por ellos”.

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