Este domingo, debido a los fuertes vientos registrados en la Ciudad de Buenos Aires, un Boeing 737-800 de la empresa Flybondi que estaba llegando al Aeroparque Jorge Newbery no pudo aterrizar y tuvo que retomar vuelo. La maniobra, explicó a Página/12 Carlos Rinzelli, piloto y consultor aeronáutico, se llama "Go-Around o Escape" y "es más común de lo que uno cree".
Los pilotos, detalló Rinzelli sobre las condiciones en las que el capitán de Flybondi tomó la decisión de no aterrizar, determinan a una cierta altitud que puede estar entre los 1000 y 1500 pies el estado de estabilización para proceder a completar la aproximación y el aterrizaje del avión.
"Eso se llama 'Altitud de estabilización'. Tenés el avión configurado, esto significa que está el aterrizaje desplegado, la posición de los flaps (dispositivos hipersustentadores) para poder aterrizar, y evaluás valores como el viento para ver si la pista que te ofrece el aeropuerto es la adecuada según las limitaciones de viento que tenés en tu avión", señaló.
Los aviones, aclaró en ese sentido, "aterrizan y despegan con viento de frente. Si lo tuvieran que hacer con viento de costado -como el que se presentó este domingo- o de cola tienen limitaciones, es decir, hasta tanta cantidad de viento pueden pero más no". Esto depende de cada avión, indicó.
Cuando se superan esas limitaciones, los pilotos pueden realizar una maniobra "que se llama 'Go Around': un escape, un abandono del procedimiento", que es lo que pasó en este caso.
"El avión lo que hizo fue aproximar a la pista 13 (que es la que le pasó la Torre de Control), y cuando quiso finalizar la maniobra, que era tomar contacto con la pista y detener el avión en la misma, se dio cuenta que el viento estaba fuera de norma, esto es, que había más viento que lo que el fabricante te certifica para que vos aterrices el avión", precisó.
"Cuando se dio cuenta que había más viento de la cuenta abortó la aproximación e hizo un escape. Lo que hizo es inapelable, está perfectamente bien" en materia de seguridad operacional, aseguró Rinzelli, quien afirmó que se trata de un "procedimiento que es más común de lo que uno cree, porque guarda relación con la estabilización de la nave en los últimos segundos previo al contacto con la pista".
"La torre le pasó la pista en uso y le pasó la intensidad del viento. Pero una cosa es lo que mide un indicador de dirección e intensidad de viento y otra cosa es lo puede pasar en la proximidad del toque", advirtió.
Es decir, "la torre a una cierta altitud te dice 'pista tal, viento de tal lado, tanta cantidad de nudos'. Ahora, entre que te dice eso y vos estás a un metro del suelo, puede pasar que haya una variación de viento, que fue lo que ocurrió ayer. Eso se llama cortante de viento", aclaró.
Y concluyó: "Quedará para otro momento determinar si debió cambiarse la cabecera antes, la pista antes, si faltó diálogo entre las partes, o alguna otra cuestión ajustada a la operación. Pero la decisión del capitán es inapelable".