Cientos de miles de personas marcharon este lunes 1º de mayo en Francia para expresar su oposición a la medida que eleva la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años. Aprobada por decreto, la reforma previsional es rechazada por 7 de cada 10 franceses.Los sindicatos lo consideran una amenaza para los derechos de los trabajadores.
"Tenemos cifras de movilización que son históricas para un primero de mayo, es una señal sobre la cuestión social, no sobre la cuestión política como en 2002. Es una señal de que el resentimiento y la cólera no disminuyen", señaló Laurent Berger, Secretario General de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT).
Las protestas reunieron entre 780.000 y 2,3 millones de personas, según las autoridades y la Confederación General del Trabajo (CGT) respectivamente, lo que hizo desplegar a unos 12 000 agentes de policía y gendarmes en toda Francia.
En Paris, Lyon y Nantes se produjeron enfrentamientos y hubo varios detenidos. En total, 108 miembros de las fuerzas de seguridad resultaron heridos y 291 personas fueron detenidas en el país, 90 de ellas en París. La primera ministra, Élisabeth Borne, calificó las "escenas de violencia al margen de las manifestaciones" de "inaceptables".
La reelección o la dimisión
En Francia, los sindicatos están decididos a continuar la lucha contra una reforma "injusta" que consideran que castiga a las mujeres que interrumpieron su carrera para cuidar de los hijos, y para quienes empezaron a trabajar muy jóvenes.
La salida de la crisis parece difícil. Los sindicatos esperan que el Consejo Constitucional valide el miércoles un pedido de la oposición de izquierda para organizar un referéndum que limite la edad de jubilación a 62 años, tras rechazar una propuesta similar.
Macron, que defiende la reforma como una manera de evitar un futuro déficit en la caja de las pensiones, busca por su parte relanzar su segundo mandato hasta 2027. Pero en sus visitas por Francia se enfrenta a continuas caceroladas y abucheos.
"Macron dimisión", rezaba un enorme chaleco amarillo que manifestantes colocaron a la estatua que preside la plaza de la República de París, de donde partió la manifestación.
Uno de los puntos de la hoja de ruta de Macron para superar el conflicto es negociar una mejora de las condiciones laborales, pero los sindicatos aún no decidieron si asistirán juntos a la reunión que la primera ministra les propondrá próximamente.
La imposición de la reforma provocó un deterioro de la confianza de los franceses en su presidente y en las instituciones, una situación que, según los sondeos, beneficia a la diputada ultraderechista Marine Le Pen, que reunió a sus seguidores este lunes en Le Havre.
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