Uno es gaitero, el otro es guitarrero y percusionista. Uno, Carlos Fernández, integra Xeito Novo, histórico grupo argentino de folk celta. El otro, Héctor Romero –argentino también– es uno de los buenos exponentes de la música gitana en el mundo. Uno y otro confluirán esta noche a las 21 en el Espacio Cultural Campustellae (Sarandí 1280) para activar tal cruce de músicas y tradiciones, a través de un encuentro que dieron en llamar “De Finisterre a la Alhambra”. “Finisterre es el cabo que visualizaban los gallegos cuando partían hacia la emigración, y la Alhambra no solo es uno de los palacios más hermosos de España sino que además recorren sus muros la música, el cante y el baile del pueblo gitano de Andalucía. Por lo tanto, Finisterre y la Alhambra serán el punto de convocatoria que nos permitirá mostrar la música, el cante y el baile de dos culturas milenarias”, resume Fernández. 

Romero también dice lo suyo, claro. “Este espectáculo es un encuentro de lenguajes, cultural y personal. Tiene que ver en principio con la musica gallega y el flamenco, o sea norte y sur de España, dos miradas que definen pueblos y culturas distintas, pero que finalmente se pueden encontrar y estar presentes en un mismo escenario. Además, es una amistad que habla de años de conocernos”, aporta el músico, cuya vasta trayectoria lo ubica como parte del grupo flamenco Los Tarantos y de Mecano, además de haber sido plafón sonoro del cantaor Mario Vargas, la bailaora “China” y del Chango Farías Gómez, en uno de sus experimentos universales. “Espero un momento único en nuestros caminos y seguramente muy emotivo, ya que musicalmente hay herramientas de sobra que nos unen, sobre todo en lo emocional. Habrá una parte del show en que nos mezclaremos, como una queimada, una juerga o una comunión”, se entusiasma Romero, que tacoordina el área musical del Espacio de formación “Colmao de Arte”.

Fernández, por su parte, recuerda que ambos se han cruzado en innumerables ocasiones y que tales encuentros sirvieron para achicar la brecha estética, que existe entre ambos géneros. “Son dos estilos que, a pesar de sus diferencias, provienen de culturas milenarias. Se podría decir que ambos tenemos una estética parecida, dominamos el género al que nos dedicamos, y a su vez, aportamos colores y armonías propias”, dice el gaitero. “Incluso –retoma–  fue fácil decidir qué temas podíamos realizar juntos. Parecía que ya estaban escritos de antemano y solo esperaban que los pongamos a rodar. Fue algo increíble”.