Ante una sala colmada, con un tono encendido y espíritu performático, el filósofo francés Éric Sadin se presentó en la Feria del Libro de Buenos Aires y, en una intervención de carácter urgente, llamó a cuestionar el avance indiscriminado y acelerado de la inteligencia artificial en distintas áreas de nuestras vidas, un fenómeno que no dudó en considerar como un “movimiento civilizatorio”: “No corresponde que ciertos ingenieros desconectados de la realidad tengan la llave del destino de la humanidad y que, encima, entren caminando por una alfombra roja”.
Bajo el título “Filosofía del metaverso y ChatGPT”, Sadin expuso durante más de una hora y orientado por las preguntas del periodista Facundo Carmona. Se disculpó por no poder expresarse en castellano sobre “un tema tan relevante para el lenguaje” y dedicó el primer tramo de su intervención a recordar al periodista argentino Eduardo Febbro, quien falleció en París en abril. “Eduardo, como corresponsal de PáginaI 12 en Francia, me propuso en 2013 hacer una entrevista para el diario y así nació mi relación con Argentina, con la editorial Caja Negra y con el resto de Latinoamérica. Quiero homenajearlo porque era un gran conocedor del pensamiento francés y porque le debo mucho. Estoy muy agradecido por el interés que demostró por mi trabajo y por la fidelidad que demostró con mis libros”, dijo, emocionado, ante el público.
“¿Qué es la inteligencia artificial? No lo sé. Llevo años intentando desarrollar esa definición, pero hasta qué punto estas tecnologías se pegan a nuestro discurso es estremecedor", analizó el autor de La inteligencia artificial o el desafío del siglo, La siliconización del mundo y La era del individuo tirano, todos publicados por Caja Negra. En esa misma línea, marcó en qué medida la llegada de ChatGPT, la tecnología de Inteligencia Artificial generativa, implica un quiebre: “En el momento en el que las tecnologías dotadas de capacidad de habla se consolidaron y todos nos acostumbramos a que nos hable Siri con una voz humana y agradable, espectral…justo ahí aparece ChatGPT, un sistema que solicita instrucciones y que nos vuelve caprichosos”. Para Sadin, la relación con la instrucción se metió en nuestra relación con el lenguaje y aporta a la “abyección civilizatoria”, que nos aleja de “hacer, de crear, de la política, de la lucha y de todo lo que exceda dar instrucciones”.
Con la frescura y el desparpajo de un estrella de rock y ante una larga fila de personas que se agolpó en la puerta de la sala Carlos Gorostiza, el filósofo fue el primero en ingresar. En ese preciso momento fue abordado por una empleada de la Feria que le consultó su “arroba en Instagram para compartir en las redes de la Feria”. “Ouch, no. No uso redes sociales”, le dijo con amabilidad el filósofo, quien en el marco de la charla que dio minutos después, no dudó en llamar llamar “criminales” a los ingenieros de Facebook que consideran a la democratización de la Inteligencia artificial como de “una nueva ilustración”.
Sadin se metió de lleno en el tema más urgente para el pensamiento y las ciencias sociales: la aparición de ChatGPT y su impacto en la educación, en el mercado laboral y en el presente más urgente. “Necesitamos menos periodismo y más pensamiento. En estos últimos años nos dimos cuenta de las cosas cuando ya era tarde. Hay que intentar captar lo que viene y qué efectos de consciencia puede engendrar”, sostuvo sobre el rol de la filosofía ante semejante coyuntura.
Sadin consideró que los tiempos se aceleraron entre octubre de 2021, cuando Mark Zuckerberg difundió “un video pregrabado en el que solito ante una cámara nos anunció a todos la llegada del metaverso”, y diciembre de 2022 cuando “se produjo un terremoto con la irrupción de ChatGPT”. “Es un gran error conceptual y moral hablar de ´adicción a la tecnología´. No existe tal cosa, lo que hay es una condición existencial pixelizada inaugurada con la llegada de los smartphones y que dejó nuestra existencia atada a las pantallas”, puntualizó.
Para Sadin, ya no son sistemas que organizan mejor las acciones para la vida humana sino que les podemos encargar “la facultad de tomar el relevo y de ocuparse de nuestras facultades humanas más fundamentales: el lenguaje y la representación de la imagen. Y esto es un movimiento civilizatorio de profundas consecuencias antropológicas”. El cambio es de tal magnitud que considera que “se está redefiniendo el estatuto del ser humano”: “Ya no es solo la relación con el tiempo y el espacio sino qué se espera del humano. Y esta ruptura tan fuerte es reducida, desnaturalizada y presentada como una evolución casi normal del curso de la historia”.
Al ser consultado por la solicitada firmada hace un mes por magnates como Elon Musk e intelectuales como Yuval Harari en la que pidieron una pausa en el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA), Sadin recurrió a su desparpajo e ironía para responder: “Sí, sí, Harari es un historiador… ¡pero uno prehistórico! que de pronto se pone a hablar sobre IA. Y eso se escucha con valor de suma verdad. Hasta cuando vamos a soportar esto, es increíble. Y bueno, Elon Musk es esquizofrénico. Es una de las caras de la tecnologización de nuestras vidas y del desarrollo de la IA y ahora nos dicen que el mundo que viene es extraordinario pero que tengamos cuidado porque puede ser una catástrofe. Es de una incoherencia que no va a ninguna parte”.
Sadin entiende que “vivimos un cambio de estatuto de las tecnologías respecto de la enunciación de la verdad: ya no solo pueden recolectar y manipular datos, sino que además se suma la capacidad de procesarlos, evaluarlos, diagnosticarlos para después decirnos qué debemos hacer. Las tecnologías de poder combinatorio tienen el poder de sugerirnos acción y de decirnos qué es verdad y qué no. Y eso es peligrosísimo porque la idea de verdad tiene un efecto performático, influye en aquello que decidimos hacer”.
¿Qué hacer ante este panorama? “Bueno, podemos prohibirlo al considerar que se ha ido demasiado lejos y mandar a todos estos magnates a hacer permacultura, pero no creo que tengamos mucho éxito. Creo que es necesario movilizar a la sociedad y recurrir a su interposición. Que los maestros, los científicos, los políticos, los estudiantes pongan sobre la mesa cuáles son los riesgos de ceder el control de nuestro lenguaje", dijo.
Sadin cerró su presentación en la Feria del Libro con un llamado para despabilar a la sociedad civil: "No corresponde que ciertos ingenieros desconectados de la realidad tengan la llave del destino de la humanidad y que, encima, entren caminando por una alfombra roja”.