El Turismo Carretera, que cumplirá hoy 80 años de historia, tiene como uno de sus grandes campeones al saltense Guillermo Ortelli, quien reconoció ayer su orgullo “de ser parte de esta pasión llamada TC, cuyos seguidores contagian su fanatismo por las carreras a lo largo y ancho del país”. El máximo exponente en eso de ganar campeonatos de TC fue el capitalino Juan Gálvez, con nueve coronas, todas con Ford, y el actual monarca de la categoría más antigua del mundo, Ortelli, lo sigue con siete cetros, y es uno de los grandes ídolos de Chevrolet. En diálogo con Télam, Ortelli, que ganó 27 carreras, destacó: “Cada título que logré tuvo un sabor especial, porque no todos se definieron de la misma manera, las circunstancias desde mi debut en 1994 me hicieron vivirlos con sensaciones muy dispares”.

Ortelli, actual campeón, ganó su primer título en 1998, a los 25 años, y cuando terminó la disputa con Juan María Traverso, en la última carrera en Olavarría, creyó “haber tocado el cielo con las manos”.

Carlos Pairetti, de la “Cuna de Campeones”, Arrecifes, fue ganador en 1968, con el Trueno Naranja de motor Chevrolet, y recordó que el título lo definió con Eduardo Copello en el autódromo Municipal, hoy Oscar y Juan Gálvez. “En ese entonces -recordó Pairetti- se corrían dos series de 250 kilómetros cada una, y teníamos que definir el título en la segunda batería con Copello”. Sin ocultar su emoción, Pairetti relató: “En la grilla de largada de la segunda serie, se acercó Copello y me dio la mano felicitándome, y susurró que yo era el campeón porque tenía el motor de su Liebre fundido”.

El “Pincho” Oscar Castellano ganó los campeonatos del ‘87 y ‘88 con Dodge, y el del ‘89 con Ford. Al ser consultado por Télam, el ex piloto destacó que “el TC fue muy importante para todos los protagonistas, y también para el desarrollo del país por su federalización, ya que abrió muchos caminos”.

Uno de sus grandes duelos lo tuvo con el ídolo de Chevrolet, el de Carlos Casares, Roberto Mouras. “Siempre fuimos grandes rivales con el Toro, pero nunca nos reclamamos nada. Me sentí muy respetado por sus seguidores”, afirmó.

Por su parte, el oriundo de Chivilcoy, Emilio Satriano, campeón en 1990 con su inconfundible Chivo blanco y verde, expresó: “En mis 20 años como piloto de TC, sólo tengo gratitud por haber sido parte de la hermosa y rica historia de la categoría, y tanto dirigencia, rivales, y público, me brindaron mucho cariño”. Para “El Obispo” Satriano, el TC tuvo una “evolución muy marcada y siempre se superó y adaptó al devenir del automovilismo, y que a pesar que hace 17 años que uno se retiró de la actividad, se siente el afecto de propios y extraños a cada autódromo que uno va como preparador”.

Ernesto “Tito” Besone, que fue uno de los cuatro pilotos que ganaron el día de su debut en el TC, fue campeón en el 2003 con Dodge. “Arranqué el torneo convencido por el gran auto que tenía, sabía que podía ser mi año, y no me equivoqué”, destacó. Le tocó definir el título nada menos que ante Christian Ledesma y Guillermo Ortelli, y rememoró que, en esa lucha, nada lo hizo retroceder: “Cometí la locura de correr con neumonía una prueba. Eso me fortaleció, y pude darle una alegría a la marca”. El marplatense Christian Ledesma, otro bastión del “Chivo” que se coronó en 2007, sostuvo: “Jamás pensé ni soñé que pudiese alcanzar el título en la categoría”.