La amenaza parece tener sus dientes afilados para hincarse en el momento menos pensado, a veces lo hace en lugares cerrados que no se ventilan , y otras a la luz y a la vista de todos, como en este caso. En la marcha del 24 de marzo pasado, la amenaza actuó sin ningún disimulo, se descolgó en la calle atestada viniendo de las sombras de una calle lateral.
Así fue la Marcha del 24 de Marzo: gargantas descubiertas y al viento, gritando, reclamando como siempre Verdad,Memoria y Justicia, por los desaparecidos , cantando y defendiendo derechos amenazados y reclamando nuevos, como siempre lo hicieron las Madres de la Plaza.
Una garganta vibrante y contestataria es lo que no soporta la amenaza, porque la amenaza es un fantasma de las tinieblas, ahora reanimada, da señales claras y actúa por sorpresa.
La marcha del 24 caminaba con su gente en paz, lo decisivo era a lo que apuntaba, ni un milímetro atrás, ni un paso atrás en la reconstrucción de la Historia, la historia que desveló a miles de madres argentinas, las madres de tantas plazas de Argentina, que dedicaron su vida a averiguar dónde están, dónde están sus hijos desaparecidos.
La amenaza no se frenó, arremetió contra la marcha que la sorteó y siguió de largo.
La categoría desaparecidos que quiso imponer Videla no sirvió a sus propósitos , su palabra "desaparecidos" no pudo desmaterializar los huesos, su materia concreta sigue estando en un lugar desconocido. Los huesos queridos todavía esperan la mano que los rescate. Cuando algo así de trascendente se busca no se pierde, porque se busca hasta que se encuentra.
Todavía, después de casi cuarenta años, hay miles de huesos no individualizados, siguen sin una sepultura identificable para que se pueda ir a honrarlos.
Las poquitas madres que todavía viven los siguen buscando y reclamando, acompañadas por miles de seres vivos que se encargan de transmitir la historia, la transmiten hoy y la transmitirán mañana, la historia que está en la genealogía de los argentinos, la historia de los desaparecidos (todavía hay quien discute el número como si un número menor redujera la barbarie) que va a dejar una marca demasiado oscura si no se la ilumina como corresponde.
La referente de La Ronda en Plaza 25 de Mayo, Ana Moro, leyó en la plaza el pasado jueves 27 de abril:
"Los organismos, organizaciones y personas firmantes, manifestamos el repudio generado porque una vez más, integrantes de la Policía Provincial han interrumpido el desarrollo de la Ronda en la Plaza 25 de Mayo, con visible intención de intimidación.
En esta Plaza, cada jueves , se ronda dando continuidad a aquellas Rondas que inauguraron las Madres en la búsqueda de los hijos e hijas desaparecidos por el terrorismo de estado. Se lo hace desde que los pañuelos blancos nos dejaran esta Plaza como icono de luchas populares, y que se desbordó de pueblo cada vez que los derechos fueron vulnerados.
Repudiamos está provocación que se suma a una larga serie de intimidaciones, que van desde ser filmados, fotografiados e interrogados por agentes policiales y en alguna ocasión de civil.
También, y curiosamente, algunas veces no se encendieron luces y nos dejaron a oscuras. Aún así la ronda siguió su curso, porque ya se sabe, hemos salido de noches más oscuras.
A casi 40 años de democracia, es inaceptable que agentes provinciales desconozcan la historia reciente, lo que significó el terrorismo de estado y que esta ronda de hoy es la respuesta a aquel horror.
Es igual de inaceptable que quien o quienes imparten las órdenes que llevan adelante los agentes lo hagan. No sólo porque es una provocación e intimidación innecesaria para quienes allí se manifiestan, si no que atentan contra uno de los derechos, que es la manifestación pacífica.
Por ello, exigimos que las autoridades políticas, como corresponde a un estado de derecho, tomen las medidas que correspondan, tendientes a que los agentes de la policía provincial cesen en las provocaciones e intimidaciones.
Que se tomen las medidas que correspondan para intensificar los cursos que en materia de Derechos Humanos se les dicta a los agentes públicos, ya que el desconocimiento no puede ser -nunca- una motivación para el agravio.
30.000 compañeros Presentes
No Olvidamos No Perdonamos
No nos reconciliamos".