El gobierno de Lula da Silva anunció el refuerzo de las operaciones policiales para expulsar a los mineros ilegales del Territorio Indígena Yanomami tras un fin de semana violento en el murió un indígena yanomami en un ataque protagonizado por mineros, y otros cuatro mineros murieron en un operativo policial.
En febrero el gobierno brasileño declaró la emergencia sanitaria tras conocer la situación de abandono de la población indígena yanomami con el saqueo producto del avance de los mineros ilegales o garimpeiros.
El avance de la minería en el estado amazónico de Roraima, donde está ubicada la reserva yanomami, y el abandono por parte del gobierno anterior resultó en un aumento de casos de desnutrición infantil y malaria.
El mandatario también puso en marcha un operativo policial para expulsar a los mineros ilegales o garimpeiros del territorio indígena.
"No vamos a retroceder, la acción integrada será reforzada y continuará hasta que cesen todos los conflictos y todos los mineros sean retirados", dijo la ministra de los Pueblos Indígenas, Sonia Guajajara, tras detallar la operación conjunta de las fuerzas armadas, policías y otros órganos gubernamentales.
Más de 300 puntos de minería ilegal fueron desmantelados y entre el 75% y el 80% de los mineros abandonaron la reserva, aunque una parte resiste de forma “violenta”, indicó la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, durante una rueda de prensa en Roraima.
"El llamado del gobierno es para que salgan pacíficamente, teniendo claro que el gobierno va a intensificar las acciones" en el terreno, advirtió Silva.
Ataques armados
Durante el fin de semana un grupo de mineros protagonizaron un ataque armado en la aldea de Uxiu. Un indígena yanomami murió y otros dos resultaron heridos.Mientras que en una operación de la Policía Federal de Rodovías (PRF) murieron cuatro mineros. Según la institución policial, los agentes fueron recibidos “a tiros” cuando intentaban desmantelar un campamento clandestino.
"Los policías contraatacaron, cuatro hombres resultaron baleados y no resistieron", informó en un comunicado la PRF, que incautó un arsenal que incluía un "fusil, tres pistolas, siete escopetas y munición de diversos calibres".
La ministra de Salud, Nísia Trindade, afirmó que los indígenas heridos se encuentran "estables". "Ilson Xiriana, además de ser alguien muy querido en su comunidad, era un agente de salud indígena", dijo Trindade.