Siguiendo una orden de Trump, el fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions impulsó en el departamento de Justicia la creación de un equipo especial de investigaciones sobre filtración de información. Las filtraciones a la prensa se han convertido en un gigantesco dolor de cabeza para la Casa Blanca, que parece incapaz de contener la “fuga” de información comprometedora.
El miércoles la divulgación de las transcripciones de las conversaciones reservadas de Trump con Peña Nieto y Turnbull volvieron a dejar al descubierto que el problema parece lejos de una solución.
“Para decirlo directamente: estas filtraciones lastiman al país”, dijo Sessions, quien informó que el departamento de Justicia, que también dirige, presentó cargos contra cuatro personas por divulgación de informaciones confidenciales.
Sessions lamentó que el jueves “vimos reportes de prensa sobre conversaciones del presidente con líderes extranjeros”, en referencia a transcripciones divulgadas por el diario The Washington Post de conversaciones de Trump con el presidente mexicano Enrique Peña Nieto y el primer ministro de Australia, Malcolm Turnbull.
En la visión de Sessions, “estas filtraciones se han convertido en una enorme amenaza a nuestra seguridad nacional”, ya que, entre otras cosas, “dan a nuestros adversarios informaciones sobre nuestras actividades”. “Nadie tiene derecho a pelear subrepticiamente sus batallas en los medios revelando información sensible del Gobierno”, dijo Sessions.
En tanto, el director nacional de Inteligencia, Dan Coats, envió un alerta clara: “Si divulgas información clasificada, te encontraremos, te investigaremos y te procesaremos con todo el peso de la ley. No estarás contento con el resultado”.
Coats aseguró que las filtraciones no se originan solamente en la llamada “comunidad de inteligencia”. “Provienen de un amplio abanico de fuentes que incluye el brazo del poder ejecutivo y también al Congreso”, afirmó. La divulgación de información confidencial y reservada es “un acto criminal”, insistió.