En el escenario preelectoral que transitamos han comenzado a aparecer datos de importancia como el congreso del PJ en la provincia, donde se definió que es posible que Ciudad Futura y otros espacios políticos sumen al Frente, llamando a sectores del peronismo a volver y mirando a los desencantados del Partido Socialista (derechizado y sumado a Cambiemos) que no abonan ese camino emprendido.
Es una alternativa que, si suma esas y otras voluntades, puede evitar que Santa Fe caiga en manos del neoliberalismo cambiemita. Lamentablemente, otros sectores del campo popular insisten en caminar solos, sin pensar el enorme daño que implicaría que la derecha gobierne la provincia.
En rosario, la candidatura de Roberto Sukerman y los acuerdos gestados en torno a la misma constituyen un importante aporte para construir la alternativa que posicione un candidato del espacio popular después de tantos años de gestión socialista.
En cualquier caso, lo que no aparece es cómo se sale de esta situación, y cuáles son las políticas y propuestas que se tienen.
Se muestran las caras de los candidatos, afiches costosos, propagandas varias, sin propuestas, sin contenidos, sin consignas… al mejor estilo neoliberal que se ha instalado como forma de hacer política y que ha sido adoptada por todos sin excepción.
Lamentablemente, seguimos sin ofrecer un planteo para quede claro cómo y cuándo se darán respuestas al tema de la inflación, la pobreza, los salarios a la baja, la inseguridad, el atraso en los barrios, alquileres, salud, educación, etc.
De eso no se habla, nadie habla. y las mayorías (como siempre) siguen esperando…
Esta práctica está llevando a los votantes, en su mayoría, a expresar su adhesión a candidatos del que solo conocen sus nombres (en el mejor de los casos) pero sin ninguna identificación sobre qué harán si son electos. Es la degradación de la política en su máxima expresión y la mejor manera de hacer crecer a neofascistas “libertarios” como Milei, por ejemplo.
Crecen opciones fascistoides, neoliberales, de la mano de la falta de un discurso convincente, claro, sentido por la gente, y que brinde esperanzas verdaderas frente a la crisis que padecemos. Se impone la antipolítica frente a los caprichos, egos y negocios que sostienen algunos políticos.
Entramos en una peligrosa etapa en la que crece la distancia entre los que “gobiernan” y los que votan, la población deja de confiar quienes debieran representarlos, estamos al borde de un abismo del que no hay retorno, pero casi ninguno se da por aludido.
Héctor Marinángeli