Esta semana se cumple un año de que el Presidente Alberto Fernández presentó el proyecto de ley “Cuidar en Igualdad”, una iniciativa que busca redistribuir las tareas de cuidado de forma equitativa para mejorar la vida de las personas que cuidan, que son cuidadas o que quieren cuidar. Apuntaba a ampliar las licencias por maternidad, paternidad y adopción y establecer un sistema integral de cuidados  para evitar que estas tareas recayeran siempre sobre las mujeres. El proyecto fue presentado en el Día del Trabajador a la Cámara de Diputados pero no fue tratado en comisiones. Desde el Ministerio de de las Mujeres junto con Unicef, OIT y ONU mujeres lanzaron una campaña para pedir su tratamiento. 

Hoy, en Argentina, las mujeres dedican en promedio 6 horas 31 minutos al trabajo no remunerado, mientras que los varones solo 3 horas 40. Esa diferencia profundiza el empobrecimiento de mujeres y diversidades porque limita su desarrollo personal, profesional y laboral, o sus posibilidades de participar en ámbitos políticos y sindicales, aumentando las brechas salariales, laborales y de participación. El proyecto de ley “Cuidar en Igualdad” reconoce el cuidado como un derecho, una necesidad y un trabajo y busca, entre otras cosas, distribuir más equitativamente la carga de los cuidados que hoy recae principalmente en las mujeres.

Propone ampliar la licencia para mujeres y otras personas gestantes, que pasa de forma inmediata de 90 a 126 días (como sugiere la Organización Internacional del Trabajo); la licencia para padres y otras personas no gestantes de 2 a 90 días de forma progresiva a lo largo de 8 años; crear una asignación para personas gestantes, y no gestantes que sean monotributistas, monotributistas sociales y autónomos y la licencia por adopción para todos los regímenes laborales. 

Además, el proyecto crea el Sistema de Cuidados que registra, reconoce y remunera los cuidados comunitarios, el cuidado de las personas mayores y busca un cambio real: la construcción de espacios para cuidar. Propone la inclusión de un sistema de cuidadores/as domiciliarios/as para personas mayores dentro del plan médico obligatorio; el registro de espacios comunitarios y la remuneración de las cuidadoras comunitarias; y compromete el 8,5 por ciento del presupuesto del Ministerio de Obras Públicas de la Nación para ampliar la infraestructura en cuidados (centros de desarrollo infantil, jardines de infantes, residencias para personas mayores, centros de día).

La economía del cuidado es la dimensión económica de las tareas que realizamos las personas a diario, tales como hacer las compras, cocinar, limpiar la casa, cuidar a otras personas (niños, niñas, niñes, personas mayores, o con discapacidad que requieren apoyo) y la realización de tareas comunitarias u otras tareas en el barrio. Estas actividades pueden tomar diferentes formas: basadas en lazos familiares o comunitarios y por lo tanto no remuneradas, provisión desde el sector público o pueden estar comercializadas y ser adquiridas en el mercado.

El concepto se complejiza al entender que en nuestra sociedad contemporánea las tareas que implica el trabajo de cuidado terminan siendo subvaloradas, altamente feminizadas y, en muchos casos, no remuneradas. Cuando hablamos de cuidados nos referimos al núcleo duro de la desigualdad de género. La distribución del cuidado entre actores sociales es inequitativa, recayendo mayoritariamente sobre las familias y dentro de estas sobre las mujeres, personas travestis y trans u otras identidades feminizadas que, al ocupar tiempo en estas tareas, les resta tiempo para invertir en sus trayectos formativos y laborales.La organización social del cuidado actual es factor de reproducción de la desigualdad social. 

La campaña lanzada esta semana implica escribir un posteo “con alguna información sobre la ley o alguna experiencia personal o cercana sobre cuidados junto al hashtag #CuidarEnIgualdad” en Twitter, Facebook o Instagram.