La fiesta de promociones terminó en una pesadilla el domingo último, cuando hubo adolescentes intoxicados, desmayados. Y hasta golpeados por la Policía de la provincia, que no tuvo mejor propuesta ante el desborde de jóvenes que tirar balas de gomas para dispersar, a pesar de que el lugar está a metros la ruta nacional 9, de gran tránsito.
Ayer por la mañana el ministro de Seguridad de Jujuy, Luis Martín, estuvo en las instalaciones del boliche Zaigua para clausurarlo por 45 días. Además, solicitó a la justicia penal que avance en la investigación para determinar la identidad de las personas que difundieron contenidos falsos en relación a los sucesos en la matiné del domingo último, en la que varios adolescentes sufrieron intoxicación por el gas pimienta que arrojó la seguridad privada del local, que además les impidió la salida y una vez afuera sufrieron los efectos del gas lacrimógeno que arrojó la Policía, que además disparó balas de goma. "Le he pedido también a la justicia que actúe contra estos individuos malintencionados. Hablaban de tres muertos”, expresó a los medios el funcionario.
“Hay niños que dicen que no los dejaban salir y eso podría configurar una privación ilegítima de la libertad. También hubo tumultos en el interior del boliche, pero todo esto está supeditado a lo que disponga la justicia penal tanto el juez de control como el fiscal especializado a este tipo de eventos", explicó el ministro.
Por la tarde, los estudiantes marcharon repudiando la represión, porque cuando por fin les permitieron salir del boliche, la Policía disparó balas de goma. La marcha convocada para las 17, se retrasó cerca de dos horas, hasta que los chicos y chicas llegaron con carteles: “Por la seguridad de los estudiantes”, “La represión es insostenible #No a la violencia #estudiantes sin miedo”, "Represión que solo respalda el lucro de Emilio Cayo y Lecfer que no queden impunes”, entre otros.
Los y las estudiantes llegaron acompañados por padres y madres que repudiaron el accionar de los efectivos de la Policía de la provincia y solicitaron la renuncia del ministro de Seguridad de Jujuy, Luis Martín, y la detención al empresario Emilio Cayo, propietario del boliche Zaigua, cuya seguridad privada arrojó gas lacrimógeno sobre adolescentes que participaban de una matiné el domingo último. Aparentemente, fue la forma en que pretendieron calmar desbordes que se habrían provocado por el exceso de asistentes.
Cuando la columna llegaba a la plaza Belgrano, ya desde las 17 horas había un fuerte cordón policial resguardando la Casa de Gobierno, aunque llamativamente esta vez no estaba el cuerpo de Infantería.
La columna de estudiantes avanzó sin mayores contratiempos para expresar su repudio. “Morales vos sos la dictadura”, “Policía, policía de qué lado vas a estar, sí agarran a tu hijo de qué lado vas a estar”, cantaron. Cuando se desconcentraban detuvieron a un adolescente. La policía dijo que “estaba tirando piedras a Casa de gobierno”, la fuerza incluso aseveró que había fotos y videos que daban cuenta de este accionar. El chico fue trasladado a la Seccional 1° junto a su padre, para su identificación y cerca de la medianoche fue liberado.
El domingo el boliche y Lecfer organizaron la “Guerra de Promo”, destinada a adolescentes de 13 a 17 años, los colegios que llevaban más estudiantes podían ganar dinero o la fiesta de la elección de soberana gratis. El boliche tiene una capacidad para 650 asistentes, pero esa día hubo una reventa de entradas. Se desató el problema con un incidente en el interior del boliche y la seguridad privada arrojó gas pimienta. Chicos y chicas empezaron a ahogarse, y al intentar salir les cerraron el portón. Mientras pedían que abrieran las puertas, fuera del boliche había otros adolescentes que querían entrar. Es así que se llamó a la policía y al llegar decidió tirar balas de gomas y gases lacrimógenos. Oficialmente, 5 adolescentes resultaron intoxicados y 3 fueron detenidos.
"La pasamos muy mal"
“La pasamos muy mal, y nos quieren hacer responsables cuando no tenemos nada que ver”, relató una adolescente todavía angustiada por lo vivido el domingo al atardecer en el boliche. "Pedíamos que dejen salir a los chicos, a chicas las tuvieron que internar: no me parece justo queremos justicia”, sostuvo.
También ratificó, como habían afirmado otras personas, que el boliche y la empresa organizadora de la matiné, “vendieron muchas entradas”, y agregó que “en la Policía (la Comisaría) de Sargento Cabral no quisieron tomar la denuncia”. Sargento Cabral es un barrio cercano al boliche.
Asimismo, varios padres y madres contaron que tampoco les quisieron tomar sus denuncias en la Comisaría de Alto Comedero. “Muchos chicos no quieren hablar por miedo y esto se tiene que saber“, afirmó otra adolescente que estuvo en la matiné.
Soledad Beitti, una de las madres que marchó, sostuvo que “el dueño del boliche los tuvo encerrados respirando gas pimienta, siendo que vendieron entradas de más. Dicen que era de 700 personas la capacidad del boliche, y habían más de mil personas. cerraron el boliche, afuera tiraron gas lacrimógeno. Me llama mi hija desesperada que la vaya a buscar, no entendía nada, la había dejado una hora antes. No me atendía, y era que los chicos intentaban abrir las persianas y la levantaron medio metro y salieron arrastrados”, relató.
De acuerdo al relato de los y las estudiantes, cuando salieron la policía tiraba balas de goma, con lo que no sabían si seguir ahogándose dentro del boliche o salir y recibir balazos y soportar el gas lacrimógeno.
“La policía despejó el lugar mandando a los chicos a ciegas a la ruta. Lo escuché al ministro decir que a las 18.30 horas ya no vendían entradas, cuando mi hija compró la entrada en la puerta a las 19 horas. Más las entradas anticipadas. Por eso exigimos que dé la cara y que no mienta, y la policía hizo todo mal”, resaltó Beitti.
“Realicé la denuncia en la Brigada de Investigaciones al lado de la Seccional 46, en Alto Comedero, me dijeron que era la número 5, y tienen que ir todas las mamás, no tengan miedo. Defiendan a sus hijos, por lo que les hicieron. A nuestros hijos los tuvieron secuestrados, ese tipo para mí debería estar preso, porque mi hija estuvo privada de la libertad”, sentenció la madre.
“No, nos conformamos con la clausura del boliche, a ese tipo lo tienen que inhabilitar para siempre. Todos los comisarios, el ministro, deben renunciar, el gobernador (Gerardo Morales) debería dar la cara. Ahora los chicos están catalogados como drogadictos y borrachos”, agregó.
“Soy mamá de dos alumnos, una que no alcanzó a entrar y otro que estaba adentro, mi hija me llama a las 20 horas llorando para decirme: 'Mamá, nos están arrojando gas pimienta'. Usted se pueden imaginar cómo se siente una madre al escuchar a su hija desesperada? Mis hijos perdieron su tranquilidad, su inocencia. Llegamos ahí y la policía reprimía a adolescentes. A estos no les importa la vida, le da lo mismo reprimir a quien sea. Hasta cuándo nos van a reprimir, jamás se debe tocar a un niño, un adolescente, porque la destruyeron. Esto me sobrepasa. Tengo en mi mente el llanto de mi hija: 'mamá, no encuentro a mi hermano, no nos dejan salir, las puertas están cerradas. Hoy me movilizo y mañana también hasta que esto se detenga", sostuvo por su parte Yolanda Albino.
Aseguró que "Tanto Lecfer como Zaigua no pueden trabajar con adolescentes. No podemos confiar en esa gente y menos policías. Yo vi uniformes reprimiendo, no vi caras, vi uniformes. Hoy no confío en la policía. Después de esto, un uniforme ya no representa seguridad”. “Exigimos que caigan cabezas, para creer en la justicia quiero que caigan cabezas. Esto no se puede permitir", insistió.
Emilio Cayo es propietario de otros centros nocturnos, es también dirigente de la Asociación civil ODIJ, que integraba la Red de Organizaciones Sociales hasta 2015; fue diputado provincial (MC) por el bloque Fuyo. Luego traicionó a la Tupac Amaru, y se pasó a Cambia Jujuy. La semana pasada recibió en el Colegio Nuevo Horizonte a los candidatos de Gerardo Morales, en Alto Comedero.