El fiscal federal Fernando Arrigo consideró en el juicio que se le sigue a 19 policías por la desaparición forzada seguida de muerte de Franco Ezequiel Casco, que por los testimonios y evidencias presentadas en el debate quedó probado que la víctima "murió por asfixia en la comisaría séptima" y luego "su cuerpo fue arrojado al río Paraná".
El funcionario inició su alegato ante el Tribunal Oral Federal en lo Criminal 2 en el que realizó una extensa exposición sobre "lo que pasó", según la visión de la Fiscalía, y "quiénes y cómo participaron" del hecho.
Franco Casco, un joven de Florencio Varela que a principios de octubre de 2014 viajó a Rosario a visitar a unos familiares, fue visto por última vez el 6 de ese mes cuando iba a tomar un tren para volver a Buenos Aires y su cuerpo fue encontrado el 30, flotando en el río Paraná. Por el hecho, están siendo juzgado desde fines de 2021, 19 policías de Rosario entre personal de la comisaría séptima, por la cual pasó la víctima, y de Asuntos Internos, procesados por presunto encubrimiento del crimen.
Por los delitos de "desaparición forzada de personas agravado por la muerte de la víctima e imposición de torturas seguida de muerte de persona privada de la libertad" son juzgados el exjefe de la seccional 7a, subcomisario Diego Álvarez, junto a los policías Cecilia Contino, Walter Benítez y Fernando Blanco, en calidad de autores.
Mientras que César Acosta, Guillermo Gysel, Cintia Greiner, Rocío Hernández, Marcelo Guerrero, Enrique Gianola Rocha y Esteban Silva están procesados como coautores de la desaparición. Otros seis policías están acusados como partícipes secundarios de mismo delito y dos miembros de Asuntos Internos por encubrimiento.
La teoría el caso de la Fiscalía consiste en que Casco fue "levantado" por personal de la seccional 7a de Rosario la noche del 6 de octubre cerca de la terminal de ómnibus e ingresado a la comisaría sin registrarlo en el libro de guardia.
A través de las declaraciones de otras personas detenidas allí, el fiscal Arrigo aseguró que "Franco fue aislado en un cuartito pequeño, oscuro, oloroso, sucio, sin acceso a un baño, denominado indistintamente la 'jaulita', el transitorio, la 'celdita', el 'buzón' o el 'freezer'", adonde iban a parar las personas demoradas por "averiguación de antecedentes".
"Además de detenerlo ilegalmente, no dieron aviso a la Justicia", dijo Arrigo, para agregar que "en la madrugada del 7 de octubre, la víctima fue sometida a una sucesión de agresiones y malos tratos prolongados e intensos: fuertes golpes, patadas, asfixia, baldazos de agua, agresiones verbales y amenazas".
También alegó que "estos golpes ocurrieron en dos momentos distintos, entre la noche del 6 de octubre y la madrugada del 7, lo cual duró no menos de dos horas". El fiscal dijo que un preso en la seccional declaró que "se escuchaba que lo sacudían contra las paredes", que Casco "gritaba mucho, se notaba que no era del ambiente, porque no sabía que no tenía que gritar para que le dejen de pegar". También sostuvo que cuando el joven pidió algo de tomar no le daban y "en vez de eso le tiraron un balde de agua".
"El imputado Benítez (uno de los policías) le recitaba fragmento de la Biblia y le decía 'arrepentite', mientras le daba patadas", abundó el fiscal, y aseguró que otro policía le decía "no seas marica, te vamos a moler a palos, hacéte el vivo ahora, no te salva nadie".
Los testigos, según la Fiscalía, aseguraron que el 7 de octubre a la tarde, día de visitas, Casco ya no estaba en la seccional y la celda había sido lavada. Para el fiscal, "como consecuencia de la violencia recibida Franco Casco murió por asfixia en la comisaría 7a" y "con posterioridad su cuerpo sin vida fue arrojado al río Paraná", donde fue hallado el 30 de octubre por la Prefectura.
Según la investigación, el personal de la seccional 7ma "blanqueó" luego el paso de Casco por la comisaría, pero como demorado el 7 de octubre a la tarde y le confirmaron a sus padres que lo habían liberado cerca de las 22 de ese día. En las fotografías realizadas para hacerle la ficha policial se lo ve al joven mojado y golpeado, como declararon los presos del lugar.
"Luego de lo ocurrido el 6 de octubre y 7 a la madrugada los imputados fraguaron un sinnúmero de documentos públicos y libros, simularon consultas oficiales", sostuvo el fiscal Arrigo.
"En definitiva - dijo- hicieron un montaje por el cual pretendieron probar que Franco había sido detenido el 7 de octubre, entre las 13 y las 22, tras lo cual según ellos había sido liberado".