La presencia de Sergio Massa hasta la tarde del miércoles en Brasilia, después del prolongado encuentro bilateral encabezado por Alberto Fernández y Lula Da Silva en la noche del martes, fue aprovechado para estrechar vínculos personales que podrían resultar decisivos en la suerte del acuerdo de financiación brasileña al intercambio comercial que se aspira a cerrar en las próximas semanas. El ministro de Hacienda de Brasil, Fernando Haddad, ya le confirmó a Massa su visita a Buenos Aires para mediados de la semana próxima. Para entonces, confía en que estará en condiciones de contar con el apoyo del Banco del BRICS en el acuerdo: esto es, que el novel organismo financiero internacional otorgaría las garantías de cobro que el Banco Nacional de Desarrollo (Bndes) de Brasil requiere para dar luz verde a la financiación, en reales, de las exportaciones de ese país a la Argentina, por lo menos, durante los próximos seis meses.
El complejo ordenamiento de compromisos cruzados que se va armando tiene por objetivo alcanzar un acuerdo lo más parecido posible al que Argentina firmara con China la semana pasada. Por el mismo, China financia las compras de Argentina a ese país, utilizando yuanes del SWAP, el acuerdo de intercambio de monedas que permite contabilizar un fondo en dinero chino en las reservas del Banco Central . En el caso del acuerdo con Brasil, el interés es que Brasil financie sus exportaciones en su propia moneda, el real, pero no existe un instrumento como el SWAP chino. Ese fondo de garantía es lo que se está buscando sustituir a través de un respaldo del Banco del BRICS.
El BRICS, recordemos, es una alianza entre cinco potencias emergentes (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), en cuyo banco acaba de asumir como presidenta Dilma Rousseff, la ex mandataria brasileña del PT y dirigenta de extrema confianza de Lula. En su visita a Shanghai, para estar presente en la asunción de Dilma, Lula conversó con el jefe de gobierno de China, Xi Jinping, acerca de la potencialidad del Banco del BRICS como nuevo instrumento financiero internacional para el desarrollo, y el espacio que estaban dejando en ese plano los organismos multilaterales tradicionales surgidos del Acuerdo de Bretton Woods (post Segunda Guerra Mundial), el FMI y el Banco de Reconstrucción y Fomento, el BIRF, luego renombrado como Banco Mundial. En esa oportunidad, Lula mencionó ante Xi el caso de Argentina y cómo estaba siendo "asfixiada" por las políticas restrictivas del Fondo Monetario.
Tras las conversaciones entre Lula y Alberto Fernández del martes, cada uno acompañado por sus respectivos equipos de funcionarios, quedó claro que la carta fuerte que juega Lula en la salida que busca para financiar el comercio con Argentina es el Banco del BRICS. "La llamé a Dilma en medio de la reunión, no sé qué hora era en Shanghai pero recién se había despertado y hacía su gimnasia matutina sobre la bicicleta", relató con una sonrisa Lula tras su encuentro con el mandatario argentino, para explicar que ya estaba gestionando que el Banco pentanacional modificara en parte su reglamentación, para autorizar la operación de garantía de pagos en favor de un "no miembro" como es Argentina.
Haddad, como representante de Brasil en las "reuniones de gobernadores" del BRICS, quedó a cargo de las gestiones ante ese cuerpo y, tras los primeros contactos, le reveló a Massa su confianza en que "el aporte de garantías está encaminado", según transmiten fuentes cercanas al ministro argentino.
Si el Bndes, el poderoso banco de desarrollo brasileño que preside un histórico y fundador del PT, Aloisio Mercadante, cuenta con el aval de las garantías del Banco del BRICS, se ocupará del paso siguiente: financiar las ventas de unas 210 empresas brasileñas (se calcula) habitualmente proveedoras del mercado argentino. Tanto de piezas, insumos y maquinaria para la industria, como productos terminados para las góndolas de grandes cadenas comerciales de nuestro país. Los exportadores brasileños cobrarán en reales sus ventas, que les pagará el Bndes, contra los SIRA en reales, documento que emitirá la Secretaría de Comercio de Argentina, como si fuera un pagaré (o una factura a cobrar descontada en un banco).
El SIRA (Sistema de Importaciones de la República Argentina) es el registro que se emite a favor del importador argentino una vez que se autoriza su acceso a las divisas del Banco Central para realizar el pago, en un plazo determinado. Pero, en este caso, las divisas no serán dólares sino reales. Realesque no entregará el Banco Central al importador sino que lo asumirá como una deuda con el Bndes o, eventualmente, con el Banco Central de Brasil.
El importador pagará en pesos, en Argentina, el valor de su importación al tipo de cambio del real. Y la deuda del Banco Central argentino con la banca brasileña quedará registrada en reales. Cuando haya exportaciones argentinas a Brasil a través del mismo sistema, los reales que pague el comprador en Brasil se aplicaría al fondo de devolución de la deuda con el Bndes. Y aquí, en Argentina, el exportador cobraría sus ventas en pesos al cambio correspondiente.
El gobierno de Brasil ve este mecanismo como el paso previo a la creación de una moneda común para el intercambio comercial entre países de la región. Del lado argentino lo perciben, en lo inmediato, como el salvavidas para superar la tormenta de la falta de dólares. No hay que descartar que ambas intenciones confluyan. Por lo pronto, el interés es que el mecanismo esté en vigencia en apenas un par de semanas más.